Dibujo realizado por el primo Mike y por mí. Borja y yo fuimos a la actuación que realizaron en el programa Rockopop (1992) de TVE. Después de conseguir que Joe Elliot nos firmara el dibujo, nos escapamos corriendo por los pasillos de la tele cuando acabaron la actuación, pese a tener la «obligación» de quedarnos como público a todo el programa.
Todos los que me conocen mínimamente sabían que este momento iba a llegar. Una de las condiciones que me autoimpuse al hacer esta lista era que no quería repetir ningún grupo y en este caso me ha resultado tan complicado que realmente todavía no sé si he elegido bien, pero… cuando tienes ese sentimiento, mejor que empieces a creer.
Lo primero que mi padre me dijo cuando llegué a mediados de septiembre con mi 5,9 de nota media en la selectividad fue: “Eres un cabrón, ya lo podías haber sacado antes”. Yo, que iba con la intención de pedir una bicicleta propia porque nunca tuve una, me quedé con dos palmos de narices y sin bicicleta. “Pues a ver qué haces ahora” me amenazó cariñosamente para terminar la conversación.
A partir de esa mitad de septiembre de 1990 tenía que decidir qué estudiar, dónde y cómo lo iba a hacer y no abrigaba la menor idea de por dónde empezar. Ese mismo fin de semana, casualidades de la vida, vino a comer a casa un amigo de mi hermano Luis que en esos momentos estaba estudiando una carrera de la que yo no había oído hablar nunca, en una Universidad que tampoco había oído mencionar jamás. En esa comida decidí que eso mismo iba a estudiar yo. Turismo en el Centro Español de Nuevas Profesiones. Aunque pueda parecer que ese fue el gran acontecimiento del día, ¡por fin ponía un rumbo a mi vida!, hubo un hecho posterior que tuvo una importancia mucho más significativa. La gran revelación de esa comida llegó en los postres, cuando el amigo de mi hermano nos ofreció un helado especial que había traído como muestra de su buena educación. La presentación fue gloriosa: “Este es el mejor helado que vais a probar en vuestra vida” y realmente lo fue. Era el Strawberry Cheesecake de Haagen Dazs y en ese mismo momento le prometí mi más absoluta fidelidad … al helado, no al amigo de mi hermano. Hasta hoy he sido fiel a esa promesa y mis suegros pueden dar fe de ello.
La principal desventaja de haber aprobado la selectividad en septiembre es que no podía elegir turno en la universidad. Me tocó cambiar mis horarios y empezar a ir a clase por las tardes, de 17:00 a 22:00, y no me quedó más remedio que mezclarme con gente mayor que yo, que estudiaba por las tardes y trabajaba por las mañanas y con cierto bagaje ya en la vida. Con mis tiernos 17 años me tuve que adaptar a un nuevo entorno, nuevas caras, nuevas clases y encima con gente, en algunos casos, de mucha más edad que yo. El resultado fue desastroso, forjé un caparazón más duro todavía y allí me volví a refugiar. Si en el colegio ya me costó, en los primeros meses de la Universidad fue todavía peor. Iba a las clases, me sentaba en mi sitio y de allí no me movía durante las cinco horas porque, de nuevo, salir fuera en los descansos era una barrera demasiada alta para que pudiera saltarla. En esa época de mi vida gasté un dineral en pilas para el walkman porque entre clase y clase era mi única… no sé si distracción, evasión o excusa. Al cabo de unos meses, por fin, conseguí un par de amigos, más que amigos compañeros, a los que poder pedir los apuntes cuando por alguna razón no iba a clase. Ambos tenían una letra espantosa y me costaba horrores entenderla así que casi prefería no saltarme ninguna clase.
El único punto positivo es que empecé a centrarme en los estudios y aunque tenía claro que aquello no era mi vocación, intentaba prestar atención y enterarme de lo que los distintos profesores nos iban contando, aunque, por supuesto, si me quedaba alguna duda, ni por asomo se me pasaba por la cabeza la idea de preguntar en mitad de clase. La asignatura de contabilidad fue la que más guerra me dio, pero rápidamente comencé a entenderla e incluso a disfrutarla, en parte gracias a un profesor que conseguía motivarme, así que las notas eran bastante buenas con respecto a lo que venían siendo y mis padres estaban razonablemente contentos y tranquilos.
En El Plantío empezamos a combinar los partidos de baloncesto, que eran más de verano, con los de fútbol que se convirtió en el deporte rey durante los nueve meses de clases. Muy cerquita de casa había, y hay, un colegio que tenía varios campos de fútbol de tierra y una valla bastante fácil de saltar. En esos campos solíamos quedar con los “vecinos de la cuesta larga”, que era otro grupo de chavales que tenían su propia pandilla unas manzanas más arriba, para jugar todos los fines de semana los derbis de El Plantío. Tengo una especie de nebulosa de esos años en la memoria, así que, si me equivoco, seguro que alguno me saca de dudas. Creo recordar que el primer equipo que hicimos para jugar en una liga de fútbol sala de Majadahonda fue con ellos, pero de mi pandilla solo nos apuntamos mi hermano Luis, Javi que era el único que quería ponerse de portero y yo. Aquel equipo, el Real Plantío, fue mi primer equipo oficial y duró únicamente un año. Al año siguiente decidimos que íbamos a formar nuestro propio equipo.
Lo que parecía que iban a ser unos meros trámites burocráticos empezaron a torcerse desde el primer momento ya que, legalmente, El Plantío no pertenecía a Majadahonda sino a Madrid, por no más de 500 metros nos quedábamos fuera. Aquello significaba que, o nos empadronábamos todos en casa de alguno que viviera en el pueblo o no nos dejaban jugar. El problema es que no conocíamos a nadie de Majadahonda con lo que la solución del empadronamiento no era factible. Así que, con el deporte como principal motivación, justificación y coartada, optamos por la única posibilidad que nos dejaba el sistema: delinquir.
Los sistemas informáticos de aquellos años no tenían nada que ver con los que existen hoy en día, así que fotocopiamos nuestros carnets de identidad y donde ponía Madrid, borramos, raspando con un cúter, las últimas 4 letras “drid” y añadimos con la máquina de escribir de mi madre lo que nos faltaba “jadahonda”. Volvimos a fotocopiar el nuevo DNI y con una serie de ajustes de la fotocopiadora, conseguimos un carnet digno de “La Fuga de Coldizt”.
El último día de inscripción, conocedores de que ese día iba a ir el grueso de los equipos a apuntarse y que, por tanto, a los organizadores se les iba a incrementar el trabajo y a reducir la atención, volvimos con más miedo que vergüenza al departamento de deportes de Majadahonda a entregar nuestra inscripción, el dinero de la misma y los DNI fotocopiados. La tensión se notaba en nuestros rostros y gotas de sudor frío recorrían nuestras espaldas a medida que iban revisando toda la documentación. “Parece que está todo”, nos dijeron. La alegría fue total cuando salimos de aquella oficina con la camiseta empapada de sudor y nuestro resguardo de nuevo equipo.
Allí estuvimos jugando con aquellas mismas fotocopias cuatro o cinco años. Espero que el delito haya prescrito ya, ¡no vaya a ser que me meta en un problema 30 años después!
Sin embargo, no todo podían ser alegrías y en la primera semana después de las vacaciones de Navidad, en el autobús de vuelta de la Universidad, experimenté, de la manera más inesperada, un dolor en el alma que nunca he podido olvidar. Normalmente, antes de salir de casa, seleccionaba un par de cintas para ir escuchando en el autobús y en los descansos entre clases. En aquella ocasión, probablemente porque me estaba quedando sin pilas, iba escuchando la radio que consumía menos. A menos de cinco minutos de llegar a mi parada, el locutor dio la que, para mí, era la peor noticia que me podían dar. Steve Clark, guitarrista y compositor de Def Leppard, había sido hallado muerto en su casa del barrio londinense de Chelsea, fruto de una intoxicación etílica mezclada con medicamentos. Def Leppard eran mi grupo preferido, pero Steve Clark era mi gran ídolo. El sonido de su guitarra, su estilo encima del escenario con su Gibson colgando por sus rodillas, su pelo rubio, su sonrisa, hacían que fuera, de lejos, mi favorito dentro de la banda. El sentimiento de pérdida fue total y una sensación de negrura me invadió en el mismo momento en que el autobús se detuvo unas cuantas paradas antes de la mía para recoger a algún viajero. Aproveché aquel momento para bajarme corriendo allí mismo y hacer el camino a casa andando y llorando desconsoladamente sin que nadie pudiera verme.
Aquella fue la primera vez que perdí a uno de mis héroes y lo recuerdo como si fuera ayer. A muchos les parecerá quizás infantil o inmaduro, pero todos los 8 de enero todavía siento un pellizco de dolor al recordar aquel trágico día. He vuelto a experimentar esos mismos sentimientos en varias ocasiones después de ese día con Dolores O´Riordan, Eddie Van Halen y recientemente con Meat Loaf como ya os conté y es que todos ellos han ido poniendo trocitos suyos en mi alma y, aunque ya no estén, para mí siguen vivos en sus canciones.
Def Leppard fueron los creadores, a mi entender, de dos de los mejores discos de la historia del rock, “Pyromania” e “Hysteria”. No pondré aquí un listado de mejores discos ni fomentaré una discusión al respecto, vuelvo a insistir en que no se trata de eso (aunque Enrique, te escucharé con atención, que llevas muchos años esperando esta ocasión). Esos dos discos son, sin duda alguna y por mucha diferencia, los que más he escuchado en mi vida y como siempre, cuanto más los criticaran más me gustaban a mí. Después de Scorpions, como ya adelantó alguno en los comentarios, fui de Def Leppard y aunque los he podido ver en varias ocasiones, la felicidad nunca pudo ser completa porque nunca pude ver a Steve. Solo mi hermano mayor sabe la profunda, pero sana envidia que le tengo por el hecho de que él sí que pudo verle en directo. En el último concierto de ellos al que asistí, interpretaron “Hysteria” al completo. Mientras pasaban en las pantallas gigantes antiguas imágenes de Steve, abrazado a mis hermanos volví a llorar de nostalgia y pena, pero también de alegría por tenerles allí conmigo y compartir con ellos aquella sensación. ¿Cómo no me va a gustar la música si produce unos sentimientos tan profundos y maravillosos?
En esta ocasión no os voy a contar nada de la composición porque para mí va más allá de cualquier cosa que os pueda decir y porque hace años dejó de ser una canción para convertirse en un sentimiento.
Así que solo me queda una cosa por decir:
C´mon Steve, get it!!
Out of touch, out of reach, yeah
You could try to get closer to me
I’m in luck, I’m in deep, yeah
Hypnotized, I’m shakin’ to my knees
I gotta know tonight
If you’re alone tonight
Can’t stop this feeling
Can’t stop this fight
Oh, I get hysterical, hysteria
When you get that feelin’, do you believe it?
It’s such a magical mysteria
When you get that feelin’, better start believin
‘Cause it’s a miracle, I see you will, ooh babe
Hysteria when you’re near
Out of me, into you, yeah
You could hide, it’s just a one way street
Oh, I believe I’m in you, yeah
Open wide, that’s right, dream me off my feet
Ah, believe in me
I gotta know tonight
If you’re alone tonight
Can’t stop this feeling
Can’t stop this fire
Oh, I get hysterical, hysteria
When you get that feelin’, do you believe it?
It’s such a magical mysteria
When you get that feelin’, better start believin
‘Cause it’s a miracle, I see you will
Oh, babe
Hysteria when you’re near
Come on
I gotta know tonight
If you’re alone tonight
Can’t stop this feeling
Can’t stop this fire
Oh, I get hysterical, hysteria
When you get that feelin’, do you believe it?
It’s such a magical mysteria
When you get that feelin’, better start believin
‘Cause it’s a miracle, I see you will
Ooh, babe (oh, can you feel it?)
Ooh, baby (do you believe it?)
Oh, I get hysterical, hysteria, hysteria
When you get that feelin’, oh baby, better believe it
‘Cause it’s a miracle, I see you will
Oh, babe
Say you will
get closer, babe
(Oh) baby, get closer, closer to me
(Gettin’ closer, gettin’ clloser) closer to me
Sin tocarte, sin alcanzarte
Podrías tratar de acercarte a mí
Estoy de suerte, estoy en la profundidad, sí
Hipnotizado, me tiemblan las rodillas
Tengo que saber está noche
Si estás sola está noche
No puedo detener este sentimiento
No puedo detener este fuego
Oh, me pongo histérico, histeria
Oh, puedes sentirlo, puedes creerlo?
Es tal misterio mágico
Cuando te llega ese sentimiento, mejor empieza a creer
Porque es un milagro, oh di que lo harás, ooh baby
Histeria cuando estás cerca
Fuera de mí, dentro de ti, sí
Te podrías esconder, es una calle de un solo sentido
Oh, créelo estoy dentro de ti, sí
Ábrete de par en par, así es, vuélame de mis pies
Oh, cree en mí.
Tengo que saber está noche
Si estas sola está noche
No puedo detener este sentimiento
No puedo detener este fuego
Oh, me pongo histérico, histeria
Oh, puedes sentirlo, puedes creerlo?
Es tal misterio mágico
Cuando te llega ese sentimiento, mejor empieza a creer
Porque es un milagro, oh di que lo harás
Ooh baby
Histeria cuando estás cerca
Vamos
¡Los chanchullos con los carnets! ¡No me acordaba! 😂😂😂
Puuufff, vaya nervios pasé, pensaba que iba directo a la cárcel!!!, jejejeje
Ay Marcos, qué emocionante todo!!
Y que lo digas!!!! Y no ha hecho más que empezar!!!
Jajajajaja los carnets! Jajaja grandes momentos esos en lo la que te das cuenta que hay maneras de engañar al sistema! Jaj
Como suegro, doy fe y certifico tu sempiterna fidelidad al felado Häagen-Dazs de Strawbery Cheesecake.
Y que no falte!!!! Jejejeje
Gracias
Marquetes, una semana más y otra gran historia brillantemente contada que nos engancha y nos emociona, porque aunque es la tuya, es en el fondo la de tod@s nosotr@s, bastaría cambiar fechas y nombres… Y es que los sentimientos que tan bien describes, con la música como hilo conductor, son los de cualquier ser humano, ya sea del siglo XX/XXI o del XVI (aunque entonces no hubiera walkmans), del Plantío o de la China Popular.
Por cierto, no sé si habrá un estudio por ahí sobre la esperanza de vida de las estrellas del pop y rock, pero debe de ser de unos 20 años menos que la del resto de los mortales, para desesperación de sus incondicionales… Quien dice Steve Clark dice Freddie Mercury, Hendrix, Bob Marley, John Lennon, Janis, Bon Scott, Michael Jackson, Kurt Cobain, Bowie, Prince, George Michael, Amy Winehouse, etc., etc… Va a ser que la práctica del Rock (y de las drogas) es deporte de riesgo…
Don’t stop the party! ¡Gracias, amigo!
Gracias Alfon!!! Mientras Keith Richards y Ozzy Osbourne sigan vivos hay una prueba fehaciente contra tu argumentación…
Esos casos más bien son las excepciones que confirman la regla…
«No he vuelto a ser el mismo / desde que se fue Gillespie, Zappa, Mercury, Camarón…» (Robe Iniesta)
Buaaaaa si que has cantado Def Leppard y también has contagiado a muchos!!!!
Te recuerdo en esa época con cierta indiferencia cursando turismo….con algún trabajo muy interesante ….😉
Gracias otra vez
Ya te digo!!! Ya llegaremos a esos trabajos…jejejeje
Qué recuerdos más grandes de nuestra excursión a los platós de TVE a ver a Def Leppard. Y querían que nos quedásemos durante horas para estar allí el resto de la grabación de RockoPop… ja,ja!!! Salimos por patas!!
Y más recuerdos pidiéndoles autografts a la salida de su concierto del Canci. Me acuerdo que le pedí el suyo a Rick Allen, pero llevaba algo en la mano (la única), y me miró sonriendo queriendo decir «lo siento pero soy manco :-)»
Por cierto, me tocó una entradas para ver a Def Leppard con MSG en el antiguo pabellón del Madrid, (con Steve Clark) aún en el grupo, y dejé la entrada sin usar porque me fui al fútbol a ver un partido de Copa de Europa del Madrid… en fin, decisiones! Aún tengo la entrada!
Esa no la sabía!!! Pues yo creo que a ese concierto es al que fue mi hermano!!!
Canción y grupo top top para mi.
Que bonito es conocer tu parte sensible Marcos. Un beso
Y si sigues leyendo conocerás muchas más partes de mi!!!