Hoy me he levantado prontito, quiero encender la chimenea, desayunar tranquilamente y ponerme a escribir la última canción del año.
La luz que entra por la ventana del salón tiene una tonalidad especial que me sorprende. Al asomarme a la puerta para salir a coger los troncos que calentaran nuestra mañana, descubro maravillado que una gran capa de nieve ha borrado todos los colores del jardín y los ha convertido en un gran lienzo blanco. “Como todos los años”, pienso.
Las cuentas, a pesar de mi dislexia y de mis problemas con las matemáticas, me han salido perfectas y hoy 28 de diciembre es el último miércoles del año y toca publicar la última canción.
Habréis podido comprobar que en esta ocasión no he puesto la canción como título del capítulo. Si quieres saber cuál es, tendréis que leer todo el texto. También podéis bajar directamente para verlo o avanzar las páginas en el libro. Varias veces he soñado, caso de que algún día se publique, que tenga que ir a la firma a la Feria del Libro y que después tenga una entrevista en la radio para salir corriendo para ir a la tele… ¡Qué pereza!, mejor no… en fin que me voy, como decía, eso sería hacer trampas.
Hace cincuenta semanas que comenzaba este extraordinario viaje. Un viaje que ha ido en dos direcciones, hacia dentro y hacia afuera.
El viaje hacia dentro.
Mi afición a la música comenzó desde bien pequeño. He tenido siempre grupos y canciones favoritas que cambiaban a medida que me hacía mayor. Un día descubrí que había algunas que producían en mí una sensación especial, diferente a otras, y que normalmente venía asociada a momentos maravillosos de mi vida. Hace tiempo que comencé a crear esta lista mentalmente y las canciones aparecían poco a poco. Mi primera idea fue la de crear una lista para mí, con el fin de tenerlas localizadas y accesibles para cuando quisiera. Terminé haciendo una lista enorme y me di cuenta que algunas de ellas me recordaban siempre una historia o una persona concreta o incluso una época. Comencé entonces el proceso de regresión para intentar recordar todos los detalles de esos momentos especiales. De noche, con los niños ya dormidos y la luz de la luna iluminando las copas de los árboles, me sumergía en mis recuerdos acompañado por una melodía que marcaba el rumbo y me llevaba mecido hasta el momento exacto. No solo podía ver a las personas, los objetos y las situaciones con claridad, el verdadero viaje empezaba cuando, a través de esas notas, podía volver a sentir como ese niño de 13 años, el chaval de 17 o el joven de 25.
Volvía a conectar con la inocencia, la timidez, los miedos, la amistad y todos los sentimientos que llegaban con cada paso que daba. Ya os comenté desde el principio que nunca he sido particularmente diestro con las letras y que no sabía si sería capaz de plasmar esos sentimientos desde el mirador de los 50. He intentado hacerlo de la mejor manera posible, pero sobre todo he intentado ser lo más sincero conmigo mismo y con la historia. En algunas ocasiones he inventado algunas partes o he retorcido los acontecimientos ligeramente para intentar dar una coherencia a toda la historia y Paula me lo recuerda: “¡Eso no fue así!«
La carrera empezó hace muchos kilómetros y el hito que marca el km. 50 estaba marcado como una parada obligatoria en mi ruta. Ha sido una parada para echar la vista atrás, para sorprenderme del camino recorrido, de las montañas superadas, las tormentas soportadas, las caídas, las torceduras y las barreras saltadas. Un repaso a todo lo que me ha traído hasta aquí y ahora.
Cinco décadas me contemplan.
La primera, guarda recuerdos de hermanos, de juegos y peleas, días de escuela, aviones de papel, partidos de fútbol, primos, diversión y cumpleaños mezclando refrescos de distintos colores y mojando los ganchitos en el mismo líquido. Años de falta de responsabilidades y obligaciones. Esa fue le época más feliz de mi vida.
La segunda me trae los primeros sabores del fracaso, de decepciones, amores no correspondidos que golpeaban sin piedad mi inexperto corazón, de balones de baloncesto, de tardes enteras jugando en la canasta de mi casa, pero, sobre todo, me acerca sabores de amistad, de unión más fuerte que la propia familia y de búsqueda de mi propio lugar. Esa fue la época más feliz de mi vida.
En la tercera empiezan las primeras dudas, hay que elegir un camino y es complicado acertar. Elijes sin tener muy claro donde te va a llevar ese camino y cuando llevas un trecho vuelves a dudar. Lo importante es no detenerse, seguir andando, ya aparecerá el sendero que me lleve hasta la cima, solo hay que seguir. Tienes tantas fuerzas, tanta energía que sabes que, aunque des mucho rodeo, al final llegarás. En esta subida encuentras otros que siguen ese mismo recorrido y en ocasiones les tienes que ayudar a llevar su mochila y en otras son ellos las que llevan la tuya. Está lleno de aventuras, peligros, tentaciones, visiones, es tiempo de probar, de experimentar, de conocer, de abrazar, de cantar, de bailar y de amar. Conozco el sabor amargo del amor y la necesidad de la huida, pero una huida hacia delante. Cultivo amistades que me acompañarán durante todo el trayecto. Aprendo, crezco, encuentro nuevas fuerzas y herramientas para enfrentarme con mis miedos y sigo caminando. Esa fue la época más feliz de mi vida.
En la cuarta, tras caminar toda la noche, encuentro un amanecer que iluminará mis días y mis noches desde ese momento. No es que me emocione ese amanecer, es que es el primero que me viene a ver y ya no quiero verlo solo otra vez. Sigo sin saber dónde me dirige el camino, pero sé que viviremos mil aventuras sin salir de aquí y que nos miraremos y no podremos parar de reír. La llegada de los niños coincide con el inicio de la ascensión que tiene momentos de miedo, de prudencia, de dudas, pero su sola presencia nos recarga y nos da fuerzas para afrontar los nuevos amaneceres que nos quedan por delante. Esa fue la época más feliz de mi vida.
Los últimos diez años vienen marcados por la llegada de dos cielos azules, brillantes, luminosos y alegres. Continuamos la ruta y aunque nuestras espaldas aguantan más peso ahora y encontramos partes en los que no vemos claro o no sabemos si seremos capaces de subir, seguimos de la mano ayudándonos y complementándonos el uno al otro. Hay tramos de la ascensión muy complicados en los que tenemos que echar mano de las cuerdas fijas que nuestros padres han ido colocando antes que nosotros y agradecemos al universo haberlas encontrado y haberlas mantenido siempre en buen estado. Las vistas al llegar a la cima son simplemente espectaculares. Puedo ver claramente desde aquí el camino recorrido. Veo al fondo la Plaza de Castilla, la Calle Castelló, El Plantío, Majadahonda, La Leyenda, la Calle Tutor, Leeds, Pirineos, ESIC, el Paseo de la Habana, el Museo del Traje, la Calle Sandoval, la zona de Princesa, el Paseo de Santa María de la Cabeza, Las Rozas y Alpedrete. Puedo ver a un niño con una pelota y con unos walkmans que le van a acompañar todo ese viaje. Tras limpiarme las lágrimas con la manga de la chaqueta, al fondo puedo empezar a distinguir una estructura que, durante el camino, unas veces por la montaña que tenía delante, otras veces por ir andando mirándome el ombligo y otras por ir demasiado rápido, nunca había podido ver con claridad. A lo lejos, partiendo de la casa de mis padres, puedo percibir por primera vez en mi vida de manera cristalina, la red que nos ha sujetado a todos. Al principio nuestros padres nos cargaron la mochila de recursos, herramientas, valores, principios, fe y un bocata de tortilla francesa cargada de amor y envuelto en papel de aluminio. Un día, cada uno de nosotros, tomó su propio camino, pero la red seguía expandiéndose por debajo de nuestros pies. Desde aquí puedo ver claramente los seis caminos que van paralelos, se cruzan, se alejan, se juntan y la red que continúa hasta aquí arriba. Cuando me giro para poder contemplar las vistas del otro lado veo un camino que desciende para perderse entre las montañas. Ese es el mío, sigo sin tener ni idea de a donde me llevará, pero no me importa, sé que estoy en la mejor compañía. Esta ha sido la época más feliz de mi vida.
El viaje hacia fuera.
Un remolino de ideas, recuerdos, pensamientos y preguntas ha estado sacudiendo mi mundo interno durante los últimos doce meses. De todas ellas, una ha sido recurrente. ¿Quién sería yo a día de hoy sin las personas que me han acompañado? ¿Sería el mismo? Estoy absolutamente seguro de que no y también estoy absolutamente seguro de que el intercambio ha sido recíproco. Gracias a esta audio biografía sonora he vuelto a conectar con algunas que en algún momento han sido parte de mi vida, que han entrado y han dejado algo para no volver en algunos casos o para volver a aparecer años más tarde en otros. Este proceso se iniciaba siempre con una canción que se convertía en el combustible de mi particular máquina del tiempo, y ha sido uno de los momentos que más he disfrutado con cada episodio. Aunque solamente podía contar las historias más destacadas, he podido volver a vivir mil y una historias más con cada uno de mis invitados para acabar siempre con una sonrisa de felicidad. Al final las canciones no son más que conectores con nuestros recuerdos que me han ayudado a ser consciente de la importancia de cada una de esas personas. Un sentimiento de gratitud cuaja en mi alma a la misma velocidad que la nieve que cae fuera. Voy a tener que meter más leña que parece que el día va a ser frío.
Como dije el primer día, ha habido personas que han salido mucho, otras que han salido menos y otras que directamente no ha salido. Mil disculpas, hubiera necesitado escribir 800 páginas más para incluiros a todos y el ejercicio de memoria habría sido demasiado para mis cansadas neuronas. He tenido que prejubilar a varios cientos de miles de ellas tras el esfuerzo realizado durante todo este año.
Mi única pretensión era reforzar esos vínculos con las que han formado parte de mi vida, darles las gracias, y generar en ellas una sonrisa, una lágrima y un sentimiento que nos acercara aún más. Creo que lo he conseguido. Sé que lo he conseguido. Y no solo de los más cercanos, de personas que hace 30 años fueron por un camino diferente al mío, de personas que evocaban los veranos de la infancia donde empiezas a olfatear el amor, de personas que ignoraban mis secretos y los han descubierto 25 años después y de personas que nunca he conocido.
Los miércoles se han convertido este año en mi día favorito de la semana. Unas veces antes del cole y otras después, una vez que había publicado la canción de la semana, me sentaba en la silla de mi ordenador y en un acto que se debatía entre la sorpresa, la incredulidad y, reconozcámoslo, el orgullo, esperaba que comenzaran las primeras reacciones. ¿Habrá gustado? ¿No habrá gustado? ¿Qué me dirán?
Las respuestas de cada semana me han abierto un camino que ha transcurrido junto al mío todos estos años pero que nunca había visto. Es difícil de ver, pero cada comentario me daba un destello que nublaba mi vista y a medida que mis pupilas iban adaptándose a la luz, vislumbraban un sendero que se perdía en un inmenso cielo blanco. A medida que pasaban los meses y los fogonazos se hacían más habituales, mi mente iba formando una imagen aproximada. No sé dónde llevará ese camino, no sé si lo cogeré y con la primera piedra que pise me torceré el tobillo y me daré media vuelta, no sé si avanzaré más y el camino empezará a ganar altitud. Solo sé que lo puedo ver.
La canción de hoy llegó en mis últimos años de Universidad. “No me faltes nunca”, decía la letra de la canción. “Yo tengo derecho a ser feliz”. “¿Dónde vas? ¿Volverás? Dime que me llevarás”. Esa canción ha marcado mi vida y esas frases las he cantado, berreado y compartido cinco millones de veces, una con cada hermano. Hay varios himnos en casa de mis padres, Obladi-Oblada, Pata Pata de Miriam Bakeba y esta, que quizás solo sea para mí, pero en cuanto escucho la primera nota de la canción (soy bueno reconociendo canciones con solo el principio), mi mente, mi alma, mi espíritu, mi esencia, mis chacras, mi ello, mi superyo y toda la peña que pasea por mi cabeza, experimentamos un calorcito interno que solo se consigue con muchos años de abrazos de hermanos. El mensaje optimista, la alegría de sus melodías, los coros, todo nos lleva, y muchos se lo tomaran a guasa, pero es felizmente cierto, a mis hermanos y a mí, a unas ganas imparables de abrazarnos y cantar juntos esta canción.
¡Es que no hay manera! Es el título de un disco para mí, y a riesgo de perder varios millones de seguidores, absolutamente increíble. Sí, es un pop tontorrón, simple, pegadizo, pero tiene algo especial, quizás el momento en el que llegó o quizás simplemente es que es brillante. Me encanta ese disco, todas y cada una de las canciones y ya puede cantar el gallo que yo siempre afirmaré que es especial.
Se han quedado fuera canciones maravillosas, himnos, historia de la música, pero el caso es que yo vine a hablar de mi libro y he elegido las que mejor se acoplaban a los diferentes personajes de la obra. Probablemente tampoco son las mejores de cada grupo, ni las más geniales, ni las que estarían en las primeras posiciones de cualquier lista, pero sí eran las que mejor contaban mi historia. Las letras expresaban algo o la música sugería sensaciones que yo había querido plasmar en cada capítulo. Por eso están ahí y por eso forman parte de mí.
He pensado en millones de finales, algunos eran brillantísimos la primera vez que llegaban, pero después de varias vueltas perdían la gracia, otros eran perfectos hasta que una roca me hacía resbalar y me tenía que agarrar al primer arbusto que pillara para no irme de bruces contra el pino. Tras recuperar la verticalidad y el aliento, el final se había quedado atrapado debajo de la roca y no pensaba subir a por él.
Para terminar, aún a riesgo de estar cometiendo un acto ilegal, cegado por la admiración y deslumbrado por la precisión de sus palabras al tomarlas para describir lo que siento, me veo en la necesidad de robarle unos versos a Robe (otra vez) de su último disco “Mayéutica”. Podría pasarme toda la vida intentándolo y no conseguiría reflejar mejor lo que ahora mismo siento mientras lees mis últimas anotaciones de la primera parte de este viaje. Gracias por acompañarme.
Y me pasé las noches sin dormir
Como lobo aullándole a la Luna llena
Todo lo que te hace sonreír
Me vale la pena
Quise hacer el mundo más feliz
Y quise volar y hacer un mundo nuevo
Y, aunque todo esté por conseguir
No me desespero
Hoy tal vez el viento sople a mi favor
Y me empuje, me eleve y me lleve y me lleve
Voy caminando, y de cuando en cuando, encuentro una canción
Que me empuja, me eleva y me lleva y me lleva
Hoy tal vez el viento sople a mi favor
Y me empuje, me eleve y me lleve y me lleve
Voy caminando, y de cuando en cuando, encuentro una canción
Que me empuja, me eleva y me lleva y me lleva
Por cierto, pásame la ensalada….
No es que me emocione otro amanecer
Es que es el primero en que me vienes a ver
Es que yo ya no quiero verlo sola otra vez
Es que sola no tiene gracia ni placer
Un, dos, tres y
Cuando tus ojos se fijan en mí
Vivo mil aventuras sin salir de aquí
Y te miro y no puedo parar de reír
Porque sé que tú ves lo mismo que yo vi
Pídeme lo q quieras y dire que sí
Pide una tontería pero nunca
No me faltes nunca
Yo tengo derecho a ser feliz
No te vayas lejos
Lejos es muy lejos para mí
¿Dónde vas?, ¿volverás?
Dime que me llevarás
Quiéreme, bésame
Déjame tu huella al amanecer
Y es que si estas cerca me siento mejor
Desde que te conozco soy mucho mejor
Sé que puedo amarte todavía aun mejor
Y quiero que me ayudes en la investigación
Si me caigo al suelo ya no siento el dolor
Si te beso y bebo no distingo el sabor
No me faltes nunca
Yo tengo derecho a ser feliz
No te vayas lejos
Lejos es muy lejos para mí
¿Dónde vas?, ¿volverás?
Dime que me llevarás
Quiéreme, bésame
Déjame tu huella al amanecer
Cuando tus ojos se fijan en mí
Vivo mil aventuras sin salir de aquí
Es que yo ya no puedo parar de reír
Porque sé que tú ves lo mismo que yo vi
Pídeme lo que quieras y diré que sí
Pide una tontería pero nunca
No me faltes nunca
Yo tengo derecho a ser feliz
No te vayas lejos
Lejos es muy lejos para mí
¿Dónde vas?, ¿volverás?
Dime que me llevarás
Quiéreme, bésame
Déjame tu huella al amanecer
Muchas felicidades Marcos!! Gracias x compartir trocitos importantes de tu vida. Sin parecerse pero pareciéndose mucho he recordado muchos pasos de mi vida. Enhorabuena x la familia q tienes eso si q es el mayor lujo. Aquí tbn tenemos parecidos.
Muchas gracias. No sé quién eres lo cual me hace una especial ilusión. Me maravilla que hayas podido recordar tu propia vida gracias a mis historias. Espero que te haya gustado el viaje!!!
Un beso
¡El público en pie se niega a marcharse y pide otra! Esperamos el bis con impaciencia.
Lo de la ensalada significa lo que creo, ¿no?
¡Enhorabuena por todo!
Pues como no os cuente la cena de fin de año no sé qué voy a poder contar!!! Se me han acabado los años!!!, jejejeje. ¿Qué crees que significa?
jajajaja, pues que hay otro en camino… ¿no?
¡¡GRACIAS MARCOS!!
Por este último año maravilloso de relatos, anécdotas y canciones, por todos los momentos compartidos en estos 50 años y por los que están por venir.
Ya solo nos llevamos un año.
¡Feliz Cumpleaños!
Gracias Camino!!! Nos quedan otros 50 por lo menos!!!
FELICIDADES MARCOS. TE MANDO MUCHOS BESOS. LA HISTORIA DE HOY ES UN BONITO CIERRE PARA ESTA PRIMERA PARTE DE LA HISTORIA DE TU VIDA. DESEO QUE SEA MUY LARGA Y QUE ESTÉ LLENA DE MÚSICA Y OTRAS COSAS. UN ABRAZO MUY FUERTE, Palomac
Gracias gracias y gracias….a mi tampóco me conoces,el hilo conductor es tu hermano Pichi….pero yo ya te conozco..me has emocionado, he llorado me he reído y me has movido vivencias que tenia muy olvidadas…
Ejemplo de perseverancia,amor, respeto empatia y me quedo con no olvidarnos de nuestro niño interior que todos llevamos dentro tan necesario!!!!
Feliz cumpleaños y enhorabuena por lo que nos has hecho sentir con tus relatos y la música!!!si algún día me cruzo contigo te pediré un autografo jejeje
FELICES CINCUENTA AHORA A DAR LA VUELTA AL JAMON Y A SEGUIR VIVIENDO COMO TU SABES!!!!!
🎼🎁🎂🎄🎊🎁💜🍀🎼🎂🎁🎊🎄🎂🎼🎁🎊🎄🎂🎼🎁🎊
Gracias Alicia!! Por este y por todos tus comentarios, recibo, como no podía ser de otra manera, mucho más de lo que yo he dado. Sin duda te firmaré ese autógrafo que será especial por ser el primero de mi vida!!! jejeje.
Un beso grande y gracias de nuevo por acompañarme
Escucho la canción emocionada pérdida, pues, a mi parecer no podría ser otra canción que está! Ya sabes que esta canción también me marco de alguna manera, y recuerdo el día que me contaste lo que esta canción te trasmitía, mientras íbamos en el coche con Paula… Pensé, esto no puede ser una coincidencia! Y aquí estamos, yo sentada en mi cama, leyendo estas últimas líneas, quiero seguir leyendo pero por otro lado…no quiero que termineee!
Te quiero mi querido Spach! Gracias por estas 50 semanas en las que todos hemos podido conocerte aún más! Menudo viaje nos hemos pegao todos a tu costa!… Felices 50!!! Que el ritmo no pare nunca!
Anita!!! Ya nos dijimos todo ayer! Nos queda mucho por delante!!!
Un beso grande
En dos palabras, Marx, ¡im-presionante! Muchísimas gracias por regalarnos esta gran obra de tu vida, y además en cómodas entregas, jajajaja… Desde mi humilde papel en tu apasionante tragicomedia particular, creo que hablo por tod@s l@s que te hemos leído semana tras semana si digo que ha sido un increíble viaje hacia dentro, y también hacia fuera. Hacia dentro, porque toda gran historia, y mucho más la de personas que conocemos y queremos y contada con el cariño y el talento con que tú lo has hecho, nos hace vibrar con la alegría y la tristeza, el amor y el desamor de los protagonistas, al reconocer esas experiencias y esos sentimientos en el recuerdo de nuestras propias vivencias (tanto más para quienes fueron parte de esas historias). Y hacia fuera, porque al abrirnos tu mente y tu corazón (y hay que tener mucho valor para hacerlo) nos has invitado generosamente a entrar hasta la cocina en tu «casa interior», y a ponernos tan cómodos como si estuviéramos en la nuestra propia. En mi caso he descubierto, con no poca sorpresa y gran satisfacción, que bajo la piel del amigo «hippie», cachondo, desinhibido, familiar, deportista talentoso y casi siempre sin un duro en el bolsillo ha vivido y vive un espíritu sensible e idealista, a veces atormentado pero siempre optimista, extremadamente perseverante y, ¡sorpresa!, magnífico escritor (y lo digo muy en serio). Nos has hecho descubrir todo un universo musical, nos has hecho reír, nos has hecho emocionarnos hasta las lágrimas, nos has hecho recordar y reconciliarnos un poco con nosotr@s mism@s y con el mundo, así que gracias otra vez por todo. Marquetes, eres grande, you’ll never walk alone.
MUCHAS FELICIDADES POR TUS 50 Y POR CELEBRARLOS DE ESTA MANERA CON NOSOTR@S. ¡¡NOS VEMOS EN LOS BARES!! 🎂 🍻🥳
Alfon!!!! Otro de los grandes comentaristas del año. Muchas gracias por tus palabras, siempre me encantaba leerte después de cada capítulo. A ver si es verdad que nos vemos en los bares!!!
Un abrazo fuerte
Madre mía, qué aluvión de sentimientos al leer el último capítulo. Bueno, en realidad al leer todos y cada uno de los capítulos. Creo que he llorado y reído a partes iguales. Ahora que se acaba, yo ya tengo decidido qué voy a hacer, a partir del próximo miércoles, empiezo con el capítulo 1 de nuevo.
Gracias por este regalo, hermanito, te quiero mucho.
Por cierto, el 28 de Diciembre no se come ensalada
Ostrasssss que si Aranchi coge el relevo….eso significa…uy uy uy seguro????
Marcos, de principio a fin ha sido una viaje súper emocionante. Yo creo que he llorado en todas.
Gracias, gracias y mil gracias.
NO NOS FALTES NUNCA
Que no, Blanki, que empiezo a releer los capítulos de Marcos. No se me ocurriría intentar hacerle sombra…
Enhorabuena Marcus. Seguro que un viaje muy chulo el que has vivido contándolo y muchas gracias por querer compartirlo.
Muchas felicidades!
Gracias Julián, si quieres puedes tomar el relevo que te quedan pocos, me encantaría descubrir tus canciones…
Muchas Felicidades Marcos!! Bienvenido a los 50 y enhorabuena por este fantástico trabajo que nos ha emocionado a todos!!
Esperamos poder leer más, ya sabes: “The Show Must Go On“
Un abrazo, María.
Gracias María!!! Nada me gustaría más que continuar aunque todavía no sé cómo…
Los miércoles ya no serán lo mismo bro!! Qué viaje tan maravilloso!!! Por otras 50 vueltas más al sol!!
Eso me lo dice mucha gente y es lo más especial de todo!!! Los miércoles han dejado de ser ese puto día en medio de la semana para ser el día que muchos esperabais como si fuera un viernes, eso me parece maravilloso. Gracias por llevar mi mochila cuando lo necesité.
Un abrazo infinito
Muchas felicidades Marcos!!! Ha sido un viaje maravilloso el que has compartido con nosotros… He aprendido mucho de ti y de tu familia, muchas cosas que desconocía por completo… Nos vemos este finde!!