Una de las mejores sensaciones del día es conseguir tener un rato de tranquilidad y soledad para uno mismo.
Los niños en el fútbol y las niñas con sus amigas de la urbanización, dejan la casa libre y abren un gran paréntesis en las obligaciones diarias que suelo aprovechar para sentarme y no hacer nada.
Ese no hacer nada, como os pasará también a vosotros, irremediablemente acaba con el móvil en las manos haciendo el gesto de bajar con el dedo, mirando las más grandes gilipolleces de las que es capaz el ser humano.
En una de esas revisiones de la estupidez humana me detuve en un video que me impresionó.
Se trataba de un escalador en hielo.
El algoritmo me conoce y me presenta las cosas que me gustan para que me quede más tiempo junto a él. En el fondo, lo único que necesita es un poco de atención, pobre.
Sí, puedes llegar a preguntarte quién en su sano juicio ve videos de este tipo. ¡Habría que ver tu feed, majete!
A mi me salen videos de esquí, de fútbol, de música, de carreras y ahora se me llena de copywriters con la solución para todos mis problemas en cuatro sencillos pasos que puedes hacer mientras te tomas un mojito en una paradisiaca playa de Las Bahamas o mientras tomas un chocolate calentito en la ultra lujosa estación de esquí de Zermatt.
Hace unos meses os contaba que había encontrado un camino, más bien un sendero, que iba a seguir sin tener ni idea de a dónde me llevaba. Ese camino ya no tiene marcha atrás.
Cada paso que he ido dando me ha traído hasta la situación en la que estoy hoy.
La ascensión se ha puesto cada vez más técnica y sé que si continuo solo, tengo muchas posibilidades, o de dar un mal paso y caer al vacío del olvido, o de perder el camino y vagar por estas montañas sin rumbo.
Lo más sensato es contratar un guía que me ayude a continuar mi camino. Y eso es precisamente lo que he hecho.
He entrado en una mentoría de copywriting (escritura persuasiva) para tratar de aprovechar la capacidad de emocionar que vosotros me habéis ido descubriendo durante estos casi dos años ya, intentando cambiar la triste imagen de los miércoles que, como yo, se han encontrado en mitad de otros (en mi caso hermanos) haciendo lo posible por pasar desapercibidos ante el mundo.
Y, aunque solo sea para unas pocas personas que leéis esto cada semana, algo hemos cambiado a los insulsos miércoles. Lo sé, me lo habéis dicho en muchas ocasiones.
Volvamos al video que me voy por las ramas.
Como os decía, era un video de un escalador en hielo. La cosa parece que va bien hasta que al clavar el piolet (seguro que tiene un nombre técnico que desconozco) en la pared para continuar con la ascensión, provoca un desprendimiento de hielo que va creciendo en intensidad hasta que el escalador prácticamente desaparece bajo esa corriente de nieve y hielo.
Él sigue con los crampones de sus pies bien anclados al hielo y con las dos manos asiendo fuertemente las empuñaduras de sus piolets mientras aguanta ese chaparrón que dura unos pocos y angustiosos segundos desde la comodidad de mi sofá y una eternidad para el pobre colgado, nunca mejor dicho.
Ahora mismo me siento como ese pobre colgado. Se me ha venido una avalancha de clases, tutorías, conocimientos, aplicaciones, tecnologías, deberes, visualizaciones y lecturas que me han hecho desaparecer de la vista. Me temo que esta vez vosotros vais a ser los que veáis mi video tranquilamente en el sofá y se os pase rápido y yo voy a ser el que tenga que aguantar las toneladas de cosas que me quedan por aprender y me parezca que no tiene fin.
Sé que estoy desaparecido para muchos, pero tranquilos, estoy bien, aunque no me veáis.
No me queda más remedio que quitarme un poco de peso si quiero seguir ascendiendo. La mochila principal se la he pasado a Paula que, como siempre, sabe lo que necesito en cada momento. Ella sabe lo que deseo conseguir escalar ese muro que he encontrado y es el verdadero arnés que me protege y me da seguridad.
Sin ella, sería imposible escalarlo. Sin ella, ¿para qué iba a escalarlo?
Podría contaros (con alguna técnica de persuasión que tengo que empezar a poner en práctica) una historia con bonitas palabras y locuaces metáforas explicando que este es un espacio para compartir y que quiero que sea un lugar vivo en el que cada uno pueda expresar sus sentimientos, sus recuerdos, sus anhelos y su música favorita.
Podría hacerlo, pero paso, porque no sería del todo verdad.
La avalancha me tiene absorbido y me deja muy poco tiempo para poder pararme a escribiros.
La semana pasada lancé un pequeño grito de auxilio. Lancé solamente uno. Sabía que me iba a escuchar y que iba a venir en mi ayuda y así ha sido.
Alfonso, al que conoceréis sin duda por sus extensos comentarios, era compañero de la Universidad de Víctor (ya no hace falta que diga quién es) y una de esas personas que la vida va colocando en tu camino y que, de una manera u otra, siempre están ahí.
Además, Alfonso posee también una mente privilegiada a la hora de generar chascarrillos y juegos de palabras que pocos poseen, así que juntarme con él y con Víctor es garantía total de una buena sesión de chorradas y sinsentidos hasta tal punto, que, si no eres muy fan de este tipo de humor, es bastante probable que acabes odiándonos (cariñosamente).
Así, mientras soporto los kilos de nieve golpeando mi cara, probablemente te pida ayuda para intentar que los miércoles de unos pocos sigan siendo un día especial y no vuelvan a su insípido lugar en mitad de la semana. Si tienes un recuerdo ligado a una canción y te apetece contarlo y compartirlo, dímelo.
Así que, sin más preámbulos os dejo con Alfonso y su canción.
Girl…you´ll be a woman soon
Enero de 1995. El siempre inestable equilibrio de la humanidad se va restableciendo (más o menos) pocos años después de caer el muro que durante tres largas décadas había dividido, física, ideológica y emocionalmente, a las que habían sido las dos grandes potencias mundiales durante buena parte del siglo XX.
O, como diría un publicista de Ikea, echa abajo un tabique y redecora tu vida.
Pero no es más que un espejismo: en el patio trasero de la gran casa global, las diferencias se siguen resolviendo a mamporros.
En los Balcanes, pueblos vecinos se matan entre ellos porque sí, simplemente porque son diferentes: la misma mierda de siempre (sin perdón, porque no lo tiene).
Como decía entonces Ismael Serrano: «ahora –en el ’95– mueren en Bosnia / los que morían en Vietnam». Y en el ahora de 2023, donde mueren es en Ucrania y en Gaza, suma y sigue…
En España, atrás quedaba la catarsis de liberación colectiva de la Movida de los ’80, con kilos de tinte y gomina sobre los restos de la caspa de la difunta dictadura, cuyo final dio paso a la resaca yonqui del cambio de década.
A mediados de los ’90, nuestro país venía de exhibirse en el escenario planetario de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla, y, tras el breve bache inmediatamente posterior (porque así pasa nuestra historia entera, de borrachera en resaca), asomaba un incipiente despegue económico que nos prometía un esperanzador futuro de despilfarro de dinero público, burbujas inmobiliarias y pufos piramidales dignos de un país avanzado.
A todo esto y en otro orden de cosas, el Real Madrid, que a la sazón esa temporada sería campeón de Liga cinco años después, le devolvía al Barcelona en el Bernabéu la manita que éste le había endosado el año anterior en el Camp Nou.
Por aquellas mismas fechas, en la primera fila de una de las salas de cine de la Gran Vía de la capital, de cuyo nombre no puedo acordarme, ni falta que hace, pero que seguramente hoy acogerá las representaciones de un musical (con suerte) o, en el peor de los casos, un Bershka, un H&M o sencillamente nada, sentado en el suelo y con la cabeza apoyada sobre el asiento en un ángulo nucal inverosímil, un chaval de dieciséis años para diecisiete, de rostro marcado por el acné, nacido en “el Foro”, donde está de vuelta por navidades llegado desde su población barcelonesa de adopción, asiste embelesado durante más de dos horas y media, en compañía de sus primos mayores, a un acontecimiento cinematográfico de los que marcan a toda una generación.
Es ésta una generación sin nombre, encajada entre la comúnmente denominada como “X” (a la que pertenece por pleno derecho cronológico nuestro querido amigo Marcos) y la llamada “Y” o “millennial”, bauticémosla con un cromosómico “XY”, aún educada como aquélla en la austeridad y en el esfuerzo, para la que los escasos caprichos que se nos concedían sabían a gloria.
Una generación a caballo entre la peonza y la vídeoconsola, probablemente la última para la que completar unos estudios universitarios suponía (casi) una garantía de empleo y perspectivas de emancipación. Una generación que, en aquellos ’90, aún saboreaba el talento de los clásicos contemporáneos (Springsteen, U2, AC/DC, Queen, Genesis, Pink Floyd, Michael Jackson…), a la vez que forjaba su propia identidad musical subiéndose a la ola de los R.E.M., Red Hot Chili Peppers, Pearl Jam, Guns ‘n’ Roses, Nirvana, Oasis, Blur, Green Day…
En aquel memorable día invernal de 1995 el cine obró su magia, y los primeros compases (visuales, del guion y musicales) de la obra del inclasificable Tarantino borraron de un plumazo nuestras inseguridades e incertidumbres vitales, comunes a todos los adolescentes que en la historia han sido, y nos metieron en la piel de un matón encantador, un Travolta suburbial llamado Vincent Vega, que entraba colocado y más cachondo que Chiquito con tres vinos en casa de su jefe mafioso, tras pasar una loquísima y divertidísima velada con la mujer de él, la seductora Mia Wallace (Uma Thurman).
Con esos prolegómenos, el tema de hoy, que arranca con un profundo y sugerente “Giiiirlll…” cuando Mia “se pone cómoda” en la mansión del capo Wallace, penetró por nuestros jóvenes nervios auditivos como habría bajado un whiskey por nuestra garganta, acariciándola y quemándola a la vez, calmando la mente, pero excitando la imaginación, aturdiendo los sentidos tanto como despertando la sensibilidad: un anticipo concentrado y glorioso de todos los sabores y sinsabores de la vida aún por vivir.
El resto es historia. A partir de ahí, el “larguísimometraje” fue una montaña rusa de emociones: amor, violencia, locura, belleza.
Fuimos el mejor Bruce Willis, el boxeador que se rebela contra su destino de Don Nadie apostando por sí mismo y que casi acaba sodomizado junto a la víctima de su estafa.
Fuimos el mercenario negro con síndrome del impostor y alma de predicador, compañero de Vincent.
Aprendimos que en la vida hay “señores Lobo” que solucionan problemas, o quizá que para navegar por la vida adulta todos íbamos a tener que ser nuestro propio Señor Lobo en más de una ocasión.
Sólo los bipolares noventa, con esa especie de nostalgia decimonónica, en los que el más auténtico amor por la vida y un desencanto existencial con cierta tendencia autodestructiva eran compañeros de piso, podían dejarnos semejante joya, de película y de banda sonora.
Creo recordar que leí una vez, aunque me encantaría habérmelo inventado, que, en ciertos momentos de la vida, al mirar a los ojos a alguien, o a nosotros mismos en el espejo, no vemos lo que somos, sino lo que podríamos llegar a ser.
Y la verdad es que, después de todo, no nos ha ido tan mal.
Alfonso
Girl, you’ll be a woman soon
I love you so much, can’t count all the ways
I’ve died for you girl and all they can say is
«He’s not your kind»
They never get tired of putting me down
And I’ll never know when I come around
What I’m gonna find
Don’t let them make up your mind
Don’t you know
Girl, you’ll be a woman soon
Please, come take my hand
Girl, you’ll be a woman soon
Soon, you’ll need a man
I’ve been misunderstood for all of my life
But what they’re saying girl it cuts like a knife
«The boy’s no good»
Well I’ve finally found what I’m a looking for
But if they get their chance they’ll end it for sure
Surely would
Baby have done all I could
Now it’s up to you
Girl, you’ll be a woman soon
Please, come take my hand
Girl, you’ll be a woman soon
Soon, you’ll need a man
Girl, you’ll be a woman soon
Please, come take my hand
Girl, you’ll be a woman soon
Soon but soon, you’ll need a man
Girl, you’ll be a woman soon
Please, come take my hand
Chica, pronto serás una mujer
Te amo tanto, no puedo contar todas las maneras
He muerto por ti chica y todo lo que pueden decir es
«Él no es tu tipo»
Nunca se cansan de menospreciarme
Y nunca sabré cuando regrese
Lo que voy a encontrar
No dejes que te decidan
No lo sabes
Chica, pronto serás una mujer
Por favor, ven y toma mi mano
Chica, pronto serás una mujer
Pronto necesitarás un hombre
He sido incomprendida toda mi vida
Pero lo que dicen, chica, corta como un cuchillo.
«El chico no es bueno»
Bueno, finalmente he encontrado lo que estoy buscando
Pero si ellos tienen su oportunidad seguro que lo terminan
Seguramente
Nena he hecho todo lo que he podido
Ahora depende de ti
Chica, pronto serás una mujer
Por favor, ven y toma mi mano
Chica, pronto serás una mujer
Pronto, necesitarás un hombre
Chica, pronto serás una mujer
Por favor, ven a tomar mi mano
Chica, pronto serás una mujer
Pronto pero pronto, necesitarás un hombre
Chica, pronto serás una mujer
Por favor, ven a tomar mi mano
Pues qué decir, Marquetes, muchas gracias por tus palabras y por darme la alternativa.
Me siento como supongo que se sentiría La Oreja de Van Gogh saliendo al escenario de Las Ventas tras haber actuado los Rolling Stones de teloneros…
A los/las demás, espero que os gusten las líneas que he perpetrado con no tanto talento como cariño.
¡Besos y abrazos!
No tengo palabras. Madre del amor hermoso vaya combinación explosiva de escritores.
Ya verás cuando te toque a ti!!!!
¡Y tan explosiva, vaya par de petardos, jajajaja!
Muchas gracias, amiga, eres un amor. 😊
Estáis que os salís. Por lo que se ve ya sois dos los ESCRITORES, si con mayúsculas porque esto que hacéis tiene un mérito increíble, imposible que yo escriba algo así. Enhorabuena.
¡Gracias, Nachete! (uno de los sufridores de nuestro peculiar sentido del humor)
¡Un abrazo!
Wow!!! ¡Pero qué memoria tiene aquí todo el mundo, además del don de escribir! ¡Qué vergüenza me da asomarme a vuestras vidas y sentir que paso por la vida sin sentir tanto como los demás! Os animo sin duda a seguir removiéndonos….
Esa es la idea Dani, seguir removiendo. Además estoy seguro que si te sientas y lo intentas, también te saldría, porque normalmente te sale de dentro sin tu controlarlo (demasiado)
Que trazo y analogía vital sres.!
No esperaba menos de Alfonsus…
Que gran año cinematográfico fué el 95. Heat, Cadena perpétua, Seven….pero si, la cumbre fué Pulp Fiction y su katana olvidada en LA por Hattori Hanzo.
Los 90 fueron inigualables, y mejorando.
«Así les vencerás Butch, siempre te están subestimando»
Mira! El primer seguidor que me llega de Alfonso!!! Sabía yo que me iba a funcionar bien!!!
¡Gracias, crack! ¡Compañero de aventuras y fatigas (no tantas) y fiel estandarte del madridismo en Cataluña, ahí es na’…!
¡Un abrazo fuerte!
Con esos colaboradores cualquiera sube el alcance 😂😂😂
Gran estreno Alfonso!!!!!
Seguro!!! Tendré que seguir buscando quien me sustituya, aunque Alfonso ha puesto el listón muy alto!!!
¡Gracias, amigo! Un abrazo fuerte.
Madre mía, cuánto talento junto veo por aquí….
Alfonso, qué decirte…. que nunca dejarás de sorprenderme amigo. Eres la leche en todo lo que te propones.