Mi mujer me engaña

Es sábado por la mañana. Paula tiene un curso de costura organizado por el ayuntamiento de El Boalo.

Al parecer, hace tiempo que quería hacerlo y me pidió que no trabajara el sábado para poder asistir. Además, lo hace con su inseparable prima Ana y como sé lo feliz que le hacen estas cosas yo me quedo con los niños.

Como el curso es por la mañana, para rematar el día, cuando acabe las recogemos y nos vamos a comer a un asador de pollos que acaban de abrir en Matalpino. Bruno, marido de Ana, ha hecho la reforma y quieren ir a conocerlo.

Un plan perfecto para un sábado.

Paula se va sobre las 10:00 y me quedo en casa con lo niños. Ibón, el mayor, tiene partido a las 13:00 y también se va con el autobús del equipo. Unai, las dos niñas y yo nos acercamos a verle jugar.

Pierden.

Cuando pierden ya sé que Ibón se va a pasar un buen rato enfadado y dándole vueltas al partido. Me armo de paciencia para aguantar sus quejas. Sorprendentemente, no está demasiado disgustado y es el primero que tira de nosotros. “Vamos que tenemos prisa”.

“¿Estará madurando?” Pienso yo. “No se ha enfadado”

Al llegar a El Boalo, veo a Bruno que nos está esperando en la puerta de su casa.

“Me tienes que ayudar a mover la caravana. Tenemos que ir a la Nave Negrita” (una nave donde se hacen eventos y donde les permiten dejar su caravana)

“¿Ahora?”, pregunto yo.

Son las 14:40 y mi estómago empieza a protestar. Lo que es muy raro es que los de los niños no hagan lo mismo. Mi tripa vacía empieza a echar cuentas. Entre que vamos a la nave, hacemos lo que haya que hacer, volvemos, recogemos a Ana y a Paula y vamos al restaurante nos van a dar las 16:00.

Un plan perfecto para un sábado.

No me voy a estresar. Comeremos cuando haya que comer.

Vamos tranquilamente dando un paseo con los niños hasta la nave. He pasado mil veces por delante pero nunca he entrado.

Accedemos primero a una pequeña pradera donde está la caravana. Yo, pensando que había que hacer algo allí, me acerco a ella. Sin embargo, Bruno se dirige hacia la puerta de entrada a la nave.

Voy hacia allá y me dice: “Entra” o, mejor dicho: “Entrá” que es argentino.

Al abrir la puerta, me detengo y miro hacia atrás para decirle a Bruno que hay gente. Mi primera impresión es que debe de haber algún taller o evento. “Entrá Boludo”, me apremia Bruno.

Entro.

Flipo.

Un cumpleaños feliz empieza a tronar dentro de la nave. No entiendo nada.

Veo a mi amigo Chalamon, giro la cabeza y veo a Ibón, no mi hijo, ni mi gran amigo de Bilbao, al que ha hecho la lista en Spotify, amigo del rugby de mi hermano y gran seguidor del blog.

Inciso, si acabas de llegar, no tendrás ni idea de quienes son esos que estoy nombrando. Si te quieres enterar tendrás que leer todo el blog desde el principio.

Pero, ¿esto es para mí?

La cantidad de protagonistas de mi libro con los que cruzo mi mirada no tiene fin. Están casi todos aquí.

Me sale mucho más rentable nombrar a los que no pudieron venir que a los que sí. Víctor y mi primo Ignacio están esquiando (no podría haber una excusa mejor que esa), a Darío y a Mario, les fue imposible ir. El quinto piso del edificio donde mi amigo Ibón, el de Bilbao, tiene su ático, ha salido ardiendo y le ha llenado la casa de humo. Tiene que vaciarla entera para que puedan entrar a pintar y solo tiene este sábado para hacerlo (esta excusa es igual de buena). Algunos amigos del cole lo han intentado, pero no han podido venir. Roberto, trabaja los fines de semana y le ha sido imposible cambiarlo.

Mi hermana Arancha tiene a uno de sus hijos con un brazo partido y tampoco puede venir. ¡Cómo me fastidia! Los seis juntos somos un espectáculo digno de disfrutar.

Mis padres tampoco han venido, les daba un poco de pereza y yo lo entiendo, aunque me hubiera encantado tenerles allí conmigo.

Abrazo a todos de uno en uno. Abrazo. Quiero abrazarlos a todos.

Entre abrazo y abrazo, medio escondido, veo a mi amigo Pablo, el Sevillano. Ha venido. No sabéis la emoción que sentí. Ha aprovechado para conocer a su nuevo sobrino o sobrina (no fui capaz de retener esa información) recién nacido o nacida y aquí está.

Mi hermana Camino también ha venido desde Holanda. Ha nacido para correr y nunca se rinde. El abrazo es más intenso con ella.

Hace rato que mis pies no tocan el suelo, voy flotando de abrazo en abrazo y todavía no consigo entender del todo qué está pasando. La emoción me sobrepasa y solo quiero abrazar a Paula.

De repente, me acuerdo que soy padre de cuatro niños incapaces de guardar un secreto. “¿Los niños lo sabían?” Le pregunto a Paula. “TODO”, me responde ella. Ahora si que flipo. Llevan meses sabiendo lo que iba a pasar y jamás se les escapó nada. Son increíbles.

Mientras intercambio la energía que no puedo retener con toda la gente que ha venido a compartir estos momentos conmigo, veo por el rabillo del ojo que el escenario está montado y preparado para una banda. No pregunto nada, pero repaso mentalmente el Summer of 69, por si hubiera que subir a echar una mano.

Al salir a la parte trasera veo que todo está preparado para un evento tipo coctel, empanadas, tortillas, más empanadas, albóndigas, ensaladas, una gran paella con mi primo Miguel a los mandos, embutidos, patatillas variadas y pulled pork.

La historia del Pulled pork.

El día anterior a la fiesta, es decir, el viernes, Paula puso un pulled pork en la olla lenta. Hacía tiempo que no hacía y me sorprendió. Más me sorprendió que me dijera que no era para nosotros. Su tía Marga, la madre de Ana, tenía una reunión de mujeres y todas tenían que llevar algo de comer, así que Paula le había prometido que le llevaría el Pulled pork.

A mi me sonó todo un poco raro, pero no le di más importancia. Bueno, sí que se la di. Pensé, “Olé mi Paulix que siempre está para quien se lo pide”, y continué doblando la ropa, ya sabéis, ordenada por habitante de la casa. Después de doblarla toda y realizar el milagro de la ropa que llega sola hasta los cajones, el tema del Pulled Pork, había salido disparado de la sección de nebulosas y había desaparecido entre calcetines desparejados.

Al ver el Pulled Pork entre las viandas fue cuando definitivamente asimilé todas las mentiras que me había tragado durante las últimas semanas o incluso meses.

Mi mujer me engaña.

Las emociones tan intensas habían enviado al hambre al rincón de pensar y me tuve que obligar a comer algo, no fuera a ser que el vino cayera en el estómago vacío y tuviera que acabar la fiesta mucho antes que los demás, como aquella vez que, con 20 años, terminé sentado en lo alto de una pila de sillas durmiendo la mona mientras el resto de los invitados hacía la conga y al pasar por mi lado me daban una colleja. Nadie, ni yo mismo, se explica cómo pude subir a lo alto de aquella pila de sillas.

Estaba feliz, en la pila de sillas NO, en la fiesta sorpresa.

Casi todos estaban y algunos fueron llegando, Chuso y su familia, David, amigo desde La Leyenda y el último, pero que me hizo una ilusión especial, mi primo Pablo con su hijo Grego.

A la fiesta no le faltó detalle. La lista sonaba como banda sonora y Paula había contratado un sol radiante durante todo el día que, junto con el decorado de la Sierra de los Porrones a nuestra espalda, hizo las delicias de los asistentes.

Yo iba como una rana feliz, saltando de charca en charca, agradeciendo, riendo, comentando y asegurando a cada uno de los asistentes que no tenía ni la más puta idea de lo que se había estado cociendo y que los niños guardaron el secreto como tumbas.

Unos gritos me sacaron de golpe de una conversación. Me requerían para entrar de nuevo a la nave. En esos momentos ya podemos decir que, en realidad, era una nave espacial que me llevó de aquí para allá por recuerdos a los que abrazaba y podía tocar. Todos mis recuerdos estaban allí y podía tocarlos. Recordé patios de colegio, recordé canastas de baloncesto, reviví historias de La Leyenda, viajé a Leeds de la mano de mis amigos, me sorprendí, una vez más, del arte de Paula para montar caterings, y volví a rememorar mis rutas preferidas.

Juan, Juanillo, tampoco pudo venir. Como me hubiera gustado darte uno de esos abrazos que tanto te gustan. Te lo mando.

A ver, que me disperso…

Al entrar en la nave espacial, vi a la banda preparada para tocar. Todos llevaban una careta con mi careto. Iba a empezar el concierto. Tenía un concierto para mí por mi cumple. ¿Sabéis lo que significa eso? Tenía un concierto para mí por mi cumple.

¡¡JODER QUÉ GUAPO!!

Inciso. Mientras escribo esto, Camarón canta eso de “Entre tomillo y romero, la tarde duerme la siesta… sentao en el valle debajo de un limonero…”

Eran las 16:30, hora de la siesta (a veces, ponemos una peli a los niños y conseguimos dormir un poco) que cantaba Camarón y el concierto estaba a punto de empezar.

Era el momento de darlo todo, caretas fuera, este soy yo y esta es mi familia.

Mi fisio, Luis, Anicca Terapias, además de pincharme con agujas, retorcerme y hacerme poner en posturas inverosímiles, toca la batería. Compartimos gustos musicales y nos gusta enseñarnos cosas nuevas. Cada vez que voy a su consulta me tiene preparada una lista de canciones para comentar. ¿A dónde coño voy a ir a que me pinchen, retuerzan y me pongan en posturas inverosímiles mejor que con Luis?

Luis y su banda, Abuela Cheyenne, llevaban todo el año siguiendo el blog para escoger las canciones que más les apetecieran y aprenderlas para tocar en mi fiesta.

Perdón, pero es ACOJONANTE.

El día anterior al sarao, había quedado con Luis. Tenía el hombro fastidiado y no podía dormir bien. Mientras me apretaba unos tornillos aquí y allá, comentábamos alguna canción con total naturalidad. En realidad, Luis estaba en completa tensión midiendo sus palabras para que no se le escapara nada y a la vez pensando en cómo arreglarme el hombro para que al día siguiente yo no tuviera ninguna molestia. Un esfuerzo titánico.

¡¡¡No me extraña que me regalara la sesión, Luis estaba deseando que saliera de allí!!!

En el concierto sonaron canciones “mías” pero también canciones “suyas”. Hubo momentos realmente especiales, pero no solo por las canciones, que fueron acompañadas de un dúo infantil improvisado que se encargó de las coreografías de todos los temas, sino por lo que provocaron.

Momento Unai. Sale al escenario con sus pantalones cortos que dejan ver sus robustas piernas, ¿de dónde las habrá sacado? Camiseta negra de los AD/DC y micro en la mano:

“Papá, gracias por traerme hasta los escenarios”. Me suelta sin misericordia alguna.

“Gracias a ti, estoy aquí”. La madre que lo parió al niño de los cojones. Se me saltan las lágrimas. Voy a abrazarle. Un abrazo largo, fuerte.

Le dejo el escenario para él solo. Es su momento. Lo revienta y la gente se viene arriba.

Después de cada canción, su hermano mayor se acerca a felicitarle. La cara de felicidad de los dos es inolvidable y sus vínculos cada vez más fuertes.

Momento Dreams. Suenan los primeros acordes, el espíritu de Dolores entra en mí, mis hermanos que bailan desperdigados por la nave espacial, reciben una señal invisible y como abejas que acuden a la llamada de su reina, se van acercando a mi y abrazados en corro bailamos, damos vueltas, cantamos y seguimos girando en un momento único y maravilloso.

I know I felt like this before
But now I’m feeling it even more

Because it came from you

Al terminar la canción, el guitarrista del grupo cogió el micro y reflejó el sentimiento que inundaba la nave espacial:

“Me habéis emocionado”

Momento Guasones rebeldes. Era el momento de mis hermanos y un clásico en todas las fiestas. Adaptar la letra de una canción para contar lo que nos dé la gana. Alexis, hijo de unos amigos a la guitarra, Manuel al bajo y, a las voces, Ibón, Unai, África, Jara, Paula, Blanca, Camino y Pichi. Los Rolling Stones no han tenido una energía así encima de un escenario jamás en su carrera.

No podía ser otra canción, Al amanecer, la elegida para mí. Si he de ser sincero, no entendí nada de la letra, pero me daba igual porque sabía lo que estaban diciendo. Me estaban diciendo que me querían. Eso lo entiende cualquiera.

Os dejo la letra. Esto no es obra mía, pero merece estar aquí más que nada, así que ahí va…

No es que me emocione otro amanecer

Es que Marcos no quiere verlo solo otra vez

Tiene a sus hermanos para verlo tal vez

Nos tienes aquí cerca así lo puedes ver. UN, DOS, TRES, Y…

Cuando de pronto empezaste a escribir

Y a contar aventuras que me gustan a mí

Provocar llantos, risas ganas de reír

Porque te has acercado mucho más a mi

Te siento muy cerca, te queremos así

Tienes tus tonterías, pero nunca

No nos faltes nunca

Sabes que con esto eres feliz

No te vayas lejos

Te queremos muy cerca de aquí

¿Dónde vas? Bitter Kas

Dime que redactarás

Quiéreme, escríbeme

Déjame tu historia el miércoles…

Cuando Spachur se fijó en ti

Una buena gallega te tocó al fin

Y hasta el Pirineo te tuviste que ir

Un anillo de hierba y os dejasteis fluir

Objetivo que tienes lo verás cumplir

Tienes tus tonterías, pero nunca…

No me faltes nunca

Sabes que con esto eres feliz

No te vayas lejos

Te queremos muy cerca de aquí

¿Dónde vas? Bitter Kas

Dime que redactarás

Quiéreme, escríbeme

Déjame tu historia el miércoles

Cuando tus ojos se fijan en ti

Pon una lavadora quiero salir de aquí

Y te piras corriendo por montañas de allí

Cientos de carreras están ya por venir.

Con esto y un bizcocho nos vamos a dormir

Tienes tus tonterías, pero nunca

No nos faltes nunca

Sabes que con esto eres feliz

No te vayas lejos

Te queremos muy cerca de aquí

¿Dónde vas? Bitter Kas

Dime que redactarás

Quiéreme, escríbeme

Déjame tu historia el miércoles….

Y por fin, el momento más esperado, el que llevaba años esperando, buscando y deseando. He de anunciar que lo hemos conseguido, por fin tengo en mi poder un video mío cantando (si a eso que hago se le puede llamar cantar) Summer of 69.

Hoy la música la pongo yo. Estáis autorizados a reíros todo lo que queráis porque ya sabéis que eso me encanta.

Al final el Universo, de una manera u otra, te va dando lo que pides y yo esto lo he pedido mucho. Verme a mis 50 rodeado de mi gente, cantando y bailando a los pies de la montaña era, sin haberlo pensado nunca mucho, lo que más he deseado durante toda mi vida. Y mira tú por donde, gracias a que mi mujer me engaña, lo he conseguido.

Si es que no puedo ser más inocente…

841 comentarios en «Mi mujer me engaña»

  1. No pude estar ahí físicamente, pero te aseguro que mi mente estuvo todo el día allí contigo. Hay que repetir, que no me mola a mí nada perderme éstas cosas

  2. Paula te engañó de maravilla jajjaja. Acabo de leer tus líneas con una sonrisa de oreja a oreja, me encantó tu fiesta y el momento hermanos con la canción de Dreams fue súper emocionante, se me saltan las lágrimas de recordarlo. Te queremos Marcos❤️

  3. Lo que hace de nuestra existencia algo maravilloso son las EMOCIONES. Y ese día va a quedar grabado en la memoria de todos los que tuvimos la suerte de poder asistir como un festival de emociones, una ceremonia de invocación de todo lo mejor de este mundo: amor, humor, amistad y diversión, con el cóctel de música, viandas y brebajes como pócima catalizadora del encantamiento colectivo. Si los parapsicólogos tienen razón y los sucesos acontecidos en un lugar pueden quedar impregnados en los suelos, paredes, techos y hasta en el mismo espacio por éstos delimitado, no me cabe ninguna duda de que algún día en un futuro más o menos lejano, el Iker Jiménez de turno grabará un reportaje en la Nave Negrita sobre extraños y singulares fenómenos de psicofonías de divertidas voces de un buen puñado de espíritus embriagados de felicidad.
    ¡Sois tod@s la bomba! Gracias mil por haber perpetrado el mejor cumple al que hemos sido invitados en nuestras vidas.
    ¡TE QUEREMOS, OS QUEREMOS!

  4. Un día impecable. Sol, comida, bebida, música, buena energía… que más se puede pedir al llegar a medio siglo. Te queremos un montón.

  5. Vuelvo a leerlo y me emociono, otra vez…
    Creo que me pasé gran parte de la fiesta emocionada pérdida…
    La emoción comenzó a primeras horas de la mañana, cuando Paula y Pichi llegaron a casa. Intentos de organizacion grupal, ya que los nervios hacían que en nuestras conversaciones nos dispersaramos, y entonces ahí, Paula, nuestra comandante, decía, vengaaaa vaaa! Volvamos al lío, repasemos los pasos!. Así estábamos, con los nervios típicos de punta, memorizando una y otra vez los pasos de ese plan perfecto para no meter la pata ni una vez, nada podía fallar…
    Una vez allí, el tiempo voló organizando todo, la gente iba llegando, la hora se acercaba.
    Entonces entraste, solo verte nos emociona a todos …
    Te veo bailando, con tus hermanos, celebrando la vida, por algún motivo que se me escapa soy incapaz de dejar de llorar, emocion pura, pero no soy la única.
    Sigo emocionada, pues mi sobrino está cantando dándolo todo, y siento y siente que es su gran momento. Mi ahijado lo abraza, vuelvo a emocionarme…
    Las niñas bailan con la banda, volvemos a empezar, de nuevo nudo en la garganta… Tendré que seguir hidratandome con más vino? O debería pasar al agua?
    Así fueron pasando las horas. Muchas caras conocidas, muchos nombres ahora con caras!
    La banda sigue tocando …

    QUE PEDAZO DE DÍA

  6. La gente grande, merece las cosas a lo grande. De alguna manera … el universo, el karma o lo que sea hace que eso sea así. Y tu no mereces menos. Gracias a ti, por abrirnos tu corazón, por ser un tío humilde, sincero, cercano y con un enorme sentido del humor. Me lo he pasado genial preparando tu gran día. Inolvidable querido!!

  7. Marcos, cómo escribir lo que sentí el día de la fiesta de tu cumpleaños. Creo que es muy fácil, sentí lo mismo que vosotros pero en otra escala. Felicidad completa. Te quiero. Os quiero a todos.

Los comentarios están cerrados.