Hasta ahora siempre he seguido una misma estructura en mis relatos, os cuento mis recuerdos de la época en cuestión y al final os enseño la canción y el porqué de la misma. Debido a la especial trascendencia de los acontecimientos de la época que estoy contando, en esta ocasión, voy a hacerlo de manera diferente.
Antes de seguir con la historia donde la dejamos la semana pasada, quiero que confiéis en mí, cojáis mi mano, cerréis los ojos, demos todos un suspiro acompasado y hagamos otro de mis viajes músico-espaciales.
En esta ocasión vamos a dar un salto de 10 años hacia delante.
Desde la misma introducción he dejado patente que uno de mis grandes ídolos ha sido y es Robe Iniesta. En el año 2015 lanzó su primer disco en solitario, “Lo que aletea sobre nuestras cabezas”, que tardé un tiempo en escuchar, pero desde que lo hice no he podido sacármelo de la cabeza. La primera canción de esa obra de arte, “Un suspiro acompasado”, refleja a la perfección todos los sentimientos por los que tuve que transitar durante aquella época. Seguí esperando al amor de mi vida y el viento y las flores me traían noticias sobre ella y eso, además de hacerme daño, hacía que fuera incapaz de olvidarla y de perder la esperanza a pesar de todo. Aquella experiencia me sirvió para valorar más las pequeñas cosas de la vida, pero sobre todo me sirvió para darme cuenta de lo que realmente Paula significaba para mí: TODO.
Os dejo la letra para que la disfrutéis como canción y como poema y comprendáis bien la importancia de ese tema, que vino del futuro para dar una explicación a mi pasado:
Un suspiro acompasado. Robe
He notado una brisa pasajera
Que me ha dicho que, tal vez si quisiera
Respira y noto su respiración;
Habla, y sueño con su voz y con ella
Aunque ya no esté, tengo mis razones
Para ver que hay ocultas conexiones
Si ella baila, yo encuentro una canción
Que habla de nosotros dos.
Quédate en silencio y oye
El ruido de mis tripas soñadoras,
Que sueñan con comerte a todas horas.
Ruge el deseo contenido
Gira, y yo la espero
Se va y a la vida le pierdo el apego
Y el juicio recupero
Si encuentro un indicio de su paradero
Llega el viento mecido
Porque acaba de estar contigo
Noto en el aire un suspiro,
Y todo cambia de sentido
Comencé por dejar la puerta abierta siempre
Para ver si llega hasta aquí tu aire caliente.
Respirarlo y que me cuente
Tus noticias más urgentes
Un deseo le he pedido a las flores
Que la busquen, que ellas saben de olores
Que le digan que espero aquí en el sol,
Que da en el último escalón, a que vuelva
Quiero saborear la esencia de las cosas.
Batió las alas una mariposa y sabor de aire recién batido
Gira, y yo la espero.
Se va y a la vida le pierdo el apego.
Y el juicio recupero
Si encuentro un indicio de su paradero
Llega el viento mecido
Porque acaba de estar contigo.
Noto en el aire un suspiro,
Y todo cambia de sentido
Comencé por dejar la puerta abierta siempre
Para ver si llega hasta aquí tu aire caliente.
Respirarlo y que me cuente
Tus noticias más urgentes
Respirarlo y que me cuente
Tus noticias más urgentes
Respirarlo y que me cuente
Tus noticias más urgentes
La canción queda abierta para que cada uno le dé la interpretación o el final que más le convenza. Si queréis conocer mi final, os tengo que sacar del estado hipnótico que producen los versos y la música de Robe, para que recuperéis el sentido después de contemplar y disfrutar de la esencia del arte, para alejarnos de nuevo diez años atrás…
Regresamos al día de la inauguración del Nham. Al final de la fiesta, mientras Paula y yo caminábamos hacia el coche para acercarla a su casa me miró a los ojos y, en ese mismo momento, olvidé todos los consejos que me acababa de dar mi amiga. Nuestras manos volvieron a juntarse y bajo la luz de una farola del madrileño barrio de Chamberí, nos volvimos a besar y nunca más nos volvimos a separar.
Cuatro meses fueron los que duró aquella separación, cuatro meses sentado en una escalera esperando a que el calor de un rayo de sol descongelara mi alma, cuatro meses en los que lo pasé mal y lo hice pasar mal a toda la gente que me quería y que me veía sufrir. El encuentro casual de Paula con mi amigo Víctor en aquella discoteca de Madrid había despejado todas las dudas en su corazón y, sin él sospecharlo ni por un segundo, me había hecho el favor más grande de su vida.
Recuerdo con una claridad pasmosa los días y las noches de batalla furiosa que libraban mis pensamientos entre los partidarios del “mantén la fe, volverá” y los partidarios de “olvídate, la has perdido”.
Al final, como toda mi vida, no sé si gracias a alguien que nos cuida desde arriba, o al destino, o a la suerte que, reconozco, siempre he tenido, volvió, cogió mi mano y comenzamos de nuevo a caminar.
El local estaba abierto y, hay que decir que la afluencia de público era bastante escasa, lo que era un poco desalentador. El único aspecto positivo era que los clientes que entraban y probaban la comida solían quedar encantados y repetían. Eso nos daba esperanzas para continuar porque sabíamos que el producto era bueno y sobre todo algo diferente.
En aquellos momentos los caterings eran lo que mantenían más o menos a flote a la empresa. Cuando nos contrataban para dar algún servicio, el trabajo se doblaba, había que incrementar la producción en la cocina del restaurante, organizar el evento, preparar el material y dejar todo a punto para dar el servicio. Una vez terminado regresaba todo al local, normalmente a altas horas de la noche y, por tanto, si queríamos abrir ese día había que volver pronto, recoger, limpiar y disponer todo para abrir a la 13:00. Las palizas eran tremendas, pero no nos quedaba más remedio que hacerlo para generar ingresos con los que ir pagando el alquiler del local y los sueldos de los trabajadores.
Cuando no había servicios de catering era yo el que me encargaba de ir por la mañana a las 10:00. Tenía que abrir para que la cocinera pudiera ir trabajando, ordenar, recibir los pedidos, y dejar todo listo para que el público empezase a entrar a las 13:00. Hasta las 17:00 dábamos el servicio, bastante triste normalmente, y por la tarde iba a la oficina a hacer el trabajo administrativo, ordenar papeles, meter facturas en el sistema, papeleos varios de los trabajadores, etc., para a las 19:30 volver a abrir el local de 20:00 a 23:30 entre semana y hasta las 00:30 el fin de semana. Ese era mi horario, esa era mi vida.
Los primeros meses transcurrieron así y nos plantamos en el verano, momento en el que ocurrieron dos hechos trascendentales.
Pirineos…otra vez
Paula entró en la empresa como socia y como trabajadora y, al poco tiempo de empezar, decidió que se iba de casa para vivir más cerca del local porque de otra manera era imposible poder atender las obligaciones de la empresa. Una amiga del Rugby alquilaba una habitación por la zona de Princesa y allí se fue.
A las pocas semanas, recogí mis pertenencias de casa de mis padres, y me mudé a compartir habitación con ella en aquella casa que también habitaban un puñado de locos y locas. Lo que no había sido capaz de hacer cuando ganaba bastante en Calle 54, lo hacía en ese momento con un sueldo mucho más bajo y con unas expectativas de futuro, cuanto menos, inciertas. Y es que lo que no consiga el amor no hay fuerza en el mundo que pueda lograrlo, o como diría el refranero castellano, tiran más dos tetas que dos carretas.
Al poco tiempo otra de las habitaciones de la casa se quedó libre y Dani, uno de los mejores amigos de Paula, vino a vivir con nosotros. De las cuatro habitaciones ya teníamos el control de dos y eso, aparentemente, nos daba cierto poder sobre las decisiones de la vivienda, al menos es lo que creíamos nosotros.
Las fiestas, las entradas y salidas de gente extraña, los golpes del cabecero de la cama de la habitación de al lado a modo de pájaro carpintero una noche sí y otra también, el desorden generalizado y las notas de los vecinos para que la dueña del cabecero lo arreglara o pusiera un freno a su pasión, eran parte del día a día. A pesar de todo, y de pasar allí una de las peores noches de mi vida cuando un ataque de gases, que jamás había tenido, acabo conmigo en urgencias pensando que de aquella no salía, recuerdo aquella locura con mucho cariño porque Paula y yo empezábamos de verdad a construir una vida juntos.
El segundo hecho trascendental ocurrió ya entrados en el verano. En los pocos días de vacaciones que pudimos disfrutar fuimos, de nuevo, a Pirineos a casa de Pichi. A pesar de que no habían pasado ni tres meses desde que habíamos retomado nuestra relación, estaba completamente seguro de que Paula era la mujer de mi vida (en realidad lo supe desde el primer día que la vi con su camiseta naranja, sus pantalones verdes y su pelo corto lleno de horquillas).
Una calurosa tarde decidimos ir a Lanuza a darnos un baño y después de refrescarnos en las frías aguas del lago, tumbados en una toalla, comencé a juguetear con una hierba de tallo largo que tenía junto a la mano y arrancándola empecé a manipularla, girándola y entrelazándola hasta que formé algo parecido a un anillo. Tenía que ser fiel a la promesa que un año antes le había hecho sin saber que, entre medias, debería pasar la prueba más difícil a la que me había enfrentado en mi vida. En ese momento me incorporé, me arrodillé frente a ella y mientras intentaba meter aquel anillo de hierbas en su dedo, le pregunté si quería casarse conmigo.
Su primera reacción de sorpresa, como buena gallega, acabó con otra pregunta por su parte, “¿Pero, casarnos, casarnos? ¿Qué significa eso? ¡¡¡Claro que quiero!!!!”

La única persona en el mundo que sabía que iba a hacer la petición era mi hermana Blanca que esperaba ansiosa un mensaje que la informara de lo que había pasado. El mensaje fue claro y conciso: “Ha dicho que sí”. Es muy difícil explicar la conexión que puedes llegar a tener con tus hermanos, pero mientras recibía su mensaje de vuelta, pude perfectamente sentir la alegría y la energía de mi hermana que viajó a la velocidad de la luz 500 kilómetros para hacer aquel momento más feliz para mí, si es que eso era posible. El siguiente en saberlo, evidentemente, fue el Pichi al que se lo comunicamos nada más llegar a casa.
Después de las vacaciones y con el ánimo por las nubes volvimos a nuestra rutina de caterings, local y jornadas interminables de lunes a sábados. Algunos sábados me conseguía escapar unas horas para poder jugar al fútbol con mi equipo en la liga de Las Rozas, los domingos por la mañana seguía en el Sallema y los domingos por la tarde me tocaba con el Ski Europa, ya sabéis, fin de semana completito.
El local no acababa de arrancar y el capital inicial se había esfumado en pagar la obra y la instalación. En aquellos momentos tuvimos una reunión de urgencia para decidir el futuro de la empresa. Ya no contábamos con más fondos y el local se comía todo lo que íbamos generando con los caterings, así que o aportábamos más o cerrábamos.
Después de los meses de lucha y de la cantidad de trabajo, horas y esfuerzo que habíamos puesto en aquel proyecto, ninguno quisimos ver la realidad y decidimos hacer una nueva aportación con la idea de lograr un impulso que consiguiese hacer funcionar el local, al menos hasta que dejara de dar pérdidas. La estimación de facturación diaria que teníamos que alcanzar para cubrir todos los costes era de unos 500 € y los mejores días llegábamos a 150 €, pero había que seguir intentándolo, no nos podíamos rendir en medio del camino.
Aquella inyección financiera nos dio un pequeño margen de unos meses y supuso un pequeño alivio que nos proporcionó algo de tranquilidad, la suficiente como para que Dani, Paula y yo empezáramos a plantearnos la posibilidad de dejar la casa en la que vivíamos.
Una noche de sábado llegamos bastante tarde después de un día agotador de catering. La casa estaba en silencio y después de revisarla en busca de algún signo de vida, comprobamos que no había nadie. La alegría fue incontenible, por fin, íbamos a tener una noche tranquila tras una jornada interminable. Para más regocijo al día siguiente no tenía partido y había Fórmula 1. La mañana se presentaba reposada y apacible, así que nos metimos en la cama con las expectativas de un día de relax.
Al cabo de pocas horas, ya casi amaneciendo, comenzamos a escuchar a un numeroso grupo de personas que llegaban, no precisamente de manera tranquila y sosegada, de fiesta. Una horda de bárbaros había tomado el salón que se convirtió de repente en un tugurio con una mezcla de olores de alcohol, porros, sudor y vómito. En aquel estado, cualquier hueco del sofá o del suelo era válido para tirarse a intentar conciliar un poco el sueño y pasar de la mejor manera posible la resaca de cada uno.
Cuando salí de la habitación y divisé aquel campo de batalla se me cayó el alma al suelo. Como siempre he sido optimista, pensé que poco a poco aquellos guerreros de la noche irían marchándose y con un poco de suerte podría ver la Fórmula 1. ¡Pobre ingenuo! Allí no se movió ni un alma hasta más de la una de la tarde. Aquello fue la gota que colmó el vaso. Al día siguiente, empezamos a buscar otro piso para mudarnos.
Santa Cruz de Marcenado
Tras varias semanas de búsqueda, dimos con una casa que cumplía con todos nuestros requisitos y que entre los tres podíamos afrontar los gastos. Era un quinto piso sin ascensor en un viejo inmueble situado en la calle Santa Cruz de Marcenado, muy cerquita de El Corte Inglés de Princesa. La casa era muy grande y luminosa, con una distribución un poco extraña, pero con espacio más que de sobra para nosotros tres. El único problema es que no tenía ni un solo mueble ni cocina. Como podréis comprobar nuestros requisitos eran bastante mínimos. Cualquier cosa era mejor que pasar una sola noche más en nuestro primer piso de manera que, después de reunir toda la documentación que nos pedían, una tarde de otoño, en el descanso de 17:00 a 20:00 que tenía en el local, firmamos el contrato de alquiler y nos dieron las llaves de la vivienda.

La mudanza fue una auténtica tortura medieval que casi nos hace perder varios amigos y que estuvo a punto también de acabar con la espalda de mi cuñado, Edu, en el rellano del cuarto piso mientras subíamos a mano la lavadora.
Al cabo de unas semanas conseguimos acondicionar aquel piso vacío y convertirlo en algo parecido a un hogar. Nuestro primer hogar.

1. Jealous Guy. John Lennon.

2. Moonlight Shadow. Mike Oldfield

3. Siempre estás ahí. Barón Rojo

4. Cantante urbano. Topo

5. Here I go again. Whitesnake

6. Blood on blood. Bon Jovi

7. We´ll burn the Sky. Scorpions

8. Kayleigh. Marillion

9. Cum on feel the noize. Quiet Riot

10. Can´t Stop this feeling. REO Speedwagon

11. Luanne. Foreigner

12. Hysteria. Def Leppard

13. Heaven Tonight. Waysted

14. Dreams. The Cranberries

15. Summer of ´69. Bryan Adams

16. Making Believe. Social Distorsion

17. You Shook me all night long. AC/DC

18. Kiss me deadly. Lita Ford

19. Descending. The Black Crowes

20. Special. Garbage

21. Salir. Extremoduro

22. Unfinished Sympathy. Massive Attack

23. Romeo and Juliet. Dire Straits

24. Sometimes. James

25. La leyenda del tiempo. Camarón

26. Pure. Lighting Seeds

27. Malandragem. Cassia Eller

28. Black. Pearl Jam

29. Un suspiro acompasado. Robe

30. Disarm. Smashing Pumpkins

31. Voglio vederti danzare. Franco Battiato

32. Shame on you. Gun

33. One Headlight. The Wallflowers

34. Missing you. John Waite

35. Bat Out of Hell. Meat Loaf

36. By your side. Sade

37. King George. Dover

38. Bobby Jean. Bruce Springsteen

39. Échale, échale. Mártires del Compás

40. So in love with you. Texas

41. Us against the world. Coldplay

42. Sandstorm. Darude

43. Sweet Child O´Mine. Guns and Roses

44. Don´t Stop believing. Journey

45. What you give. Tesla

46. Times like these

47. So Long Marianne. Leonard Cohen

48. Next to me. Imagine Dragons

49. Lo bueno y lo malo. Duquende

Sisisisi!!! Cómo recuerdo ese momento! Esa llamada de Paula con la gran noticiaaaaaaaa! ❤️
Fuiste la segunda en enterarte!!!
No podía ser de otra manera mis queridos!
¡Me he emociono hoy de nuevo! Gracias por concederme el privilegio de ser la primera en recibir esa vibrante y luminosa noticia.
I love u
Me too!!! Después de aguantarme todos esos meses oscuros tenías que ser la primer. Gracias a ti por estar siempre ahí!
Ufff es que no puede ser más bonito una pedida con la Foratata de testigo🥰🥰🥰
Lo tenía todo bien pensado!!!, jejejejeje