No alcanzo a recordar con exactitud el año. Lo que sé con precisión es que todavía no habíamos llegado al temido BUP, así que vivíamos relativamente felices con las pocas obligaciones que nos imponían, y más yo, que olvidaba la mitad de ellas.
Eran tiempos en los que todavía me despertaba sobresaltado en el autobús al entrar en la zona de adoquines de la carretera que me indicaba con cierta antelación mi parada y bajaba corriendo para aprovechar los últimos rayos de sol del día para jugar en la calle mientras apuraba la merienda con las manos manchadas de tierra.
Aunque guardo muchas memorias de aquellos años, la mayoría están difusas por el infinito cielo de mi cabeza en la que los recuerdos son como planetas flotantes, muchos de ellos con formas de notas musicales, sin conexión aparente.
Normalmente cada uno de esos recuerdos orbita alrededor de su propio eje, sin importarle demasiado los de alrededor, pero con cuidado de no ser absorbido por algún agujero negro y, o bien perderse para siempre como otros tantos anteriormente, o bien aparecer en otra dimensión a la que no pertenece.
Eso ha debido de suceder con el recuerdo de hoy, de repente ha aparecido en una dimensión que no era la suya, en un tiempo futuro que no le corresponde y en un plano de consciencia que no esperaba.
El pobre recuerdo miraba hacia todas partes con una expresión a medio camino entre la incredulidad, la timidez que traía de serie desde su anterior existencia y el susto.
El hipotálamo, que ya tiene experiencia recogiendo recuerdos perdidos, le ha acogido, le ha dado un caldito calentito y le ha puesto una mantita sobre los hombros porque sabe que esos desplazamientos le dejan a uno helado.
Con el cuenco entre las manos y la mantita calentándole ambos hemisferios, el sur, el de las risas, y el norte, el de la prudencia, se ha sentado a descansar y a esperar acontecimientos.
No ha tenido que esperar demasiado.
A los pocos minutos, justo cuando daba el último sorbo al reconfortante caldito, un señor con una gran sonrisa, ojos verdes y poco pelo sobre la cabeza, ha entrado en la habitación silbando una melodía que resultaba familiar a nuestro aún asustado recuerdo.
No sé cómo serán los tuyos, pero los míos son muy asustadizos y tienen una gran capacidad para el camuflaje. De repente lo tienes y cuando un niño te despista para decirte que no le toca a él sacar a los perros, te giras y ya no está.
¡Otra vez que se me escapa entre los dedos! Si hubiera conseguido retener la mitad ya tendría varios libros escritos.
En realidad está, pero se ha escondido, tan bien que a veces no se encuentran ni ellos mismos.

A nuestro protagonista de hoy, no le ha dado tiempo ni siquiera a camuflarse.
—Aquí estás, —ha exclamado el hombre que ya había dejado de silbar por un momento esa melodía que ya había escuchado alguna vez.
—¿Dónde te habías metido?, llevaba un tiempo esperándote, — ha sido lo primero que ha dicho.
El pobre recuerdo no ha sabido dónde meterse, hacia donde mirar o cómo girar, si sobre su propio eje o alrededor de la sonrisa de ese hombre con ojos claros.
—Me acuerdo de ti, —ha continuado hablando el hombre con un tono ya más cercano.
—Sabía que estarías aquí para mi.
—Sabía que cuando te necesitará, ibas a llegar.
Sin decir nada más, se ha puesto a silbar de nuevo esa melodía tan familiar.
Al mismo tiempo que el hombre ha continuado silbando, el recuerdo con forma de nota musical ha empezado a girar sobre sí mismo cada vez más rápido, tanto que ha empezado a proyectar sus imágenes, durante largo tiempo guardadas, sobre un gran papel blanco desperdigando momentos, de colores unos y grises otros.
Un montón de chavales subidos a un escenario discuten sobre los papeles de cada uno. De entre esos chavales hay uno con una gran sonrisa y ojos claros que trata de esconderse entre la multitud. Lo tiene fácil, su tamaño le ayuda a pasar desapercibido.
Ese niño, bajo ningún concepto, quiere que le toque ningún papel en la obra de teatro que están preparando todos los compañeros. Tiene que estar, porque es obligatorio, pero no quiere ser protagonista.
¿Protagonista, digo? En realidad, no quiere tener que recitar ni una sola línea, se muere de vergüenza de solo pensarlo, así que se esconde cuando el profesor reparte los papeles.
Es bueno escondiéndose, parece que es una habilidad aprendida desde bien pequeñito.
Finalmente le ha tocado de súbdito. No tiene más que lanzar algunos vítores al paso del emperador con su traje nuevo. Eso es todo.
Es sencillo.
Eso puede hacerlo.
Un wueoooo, wueooo escondido entre el gentío y un par de silbidos con las manos en alto y habrá pasado la agonía.
El recuerdo sigue girando a toda velocidad sobre el papel blanco.
Tan rápido que puede ver el corazón del niño. Está aprisionado por el miedo y la vergüenza, pero en el fondo quiere salir, le encantaría poder liberarse de esas cadenas y ser el protagonista de la obra y de su propia vida.
Oculto entre la multitud que aclama al emperador, sabe que algún día tendrá que desnudarse y mostrarse, no por vanidad sino por pasión, porque necesitará hacerlo para demostrarse a sí mismo que podría haber sido ese otro niño que gritaba que el emperador iba desnudo y que si entonces no se atrevió, ahora es el momento de hacerlo.
Porque necesitará gritar a todos que estamos desnudos, aunque vistamos las mejores marcas, que nuestra alma ha dejado de ser libre y que estamos encadenados con la cabeza mirando hacia abajo a nuestro pozo de última tecnología.
Cuanto más rápido gira el recuerdo, más recuerdos de ese niño atrae. La imagen cambia, su rostro se va llenando de una incipiente barba, sus dientes se van amarilleando poco a poco, y líneas de expresión aparecen en las comisuras de sus ojos, señal de que ha reído mucho, pero el miedo sigue presente en todos esos recuerdos y cada vez oprime más su corazón.
Nadie puede verlo, solo la sucesión interminable de recuerdos proyectados a toda velocidad es capaz de plasmar esa película que nunca nadie ha podido ver. Siempre escondido, detrás de una risa, de un chiste, de una ocurrencia, de una canción o de una imagen de despreocupación real e impostada a la vez. Escondido de sus propios miedos.
Miedo a no ser suficientemente bueno, miedo a defraudar, miedo al fracaso, miedo a la mediocridad, miedo a la confrontación, miedo al error, al desconocimiento, a la incapacidad para aprender, a ver a los demás crecer mientras él no consigue evolucionar.
Miedo. Años repletos de miedos.
Tantos que siempre ha preferido quedarse detrás de la multitud aplaudiendo a quien sabe que no se lo merece.
Las manchas de colores salpicadas en el papel junto con las letras que iban posándose como una lluvia torrencial han terminado por devolverme una imagen. Una imagen que me resultaba familiar, que ya había visto…cada mañana en el espejo.
Una imagen conocida pero diferente, con otro brillo en los ojos. Una imagen liberada, con alas para volar sujetas con veintisiete letras con las que romper cada una de las cadenas que ataban el corazón encarcelado.
Una imagen que recogía cada una de las veces que el niño que quería gritar que el emperador estaba desnudo, no se atrevió a hacerlo.
Una imagen que recogía todas las veces que no se atrevió a levantar la mano para resolver una duda o para denunciar una injusticia. O las veces que se quedó detrás de una conversación porque otros alzaban la voz con más fuerza, o las que perdió la oportunidad de conseguir un cliente por no atreverse a dar un paso adelante, o todas las veces que no supo expresar sus sentimientos por un terror irracional a que le rompieran su corazón encadenado o incluso la cantidad de veces que se había guardado sus ideas por evitar una discusión que sabía con total certeza que no iba a saber defender.
Todos esos momentos, miles de momentos vividos y sufridos durante toda una vida, eran los que daban ese brillo especial a esa nueva imagen porque finalmente habían encontrado una salida, un alivio, un consuelo, un bálsamo que estaba escondido en el papel en blanco.
Ya no hace falta que me disfrace, que me ponga un traje que me haga invisible, o con el que yo me sienta invisible, para pasar desapercibido, porque todos esos momentos me gritan desde el papel en blanco que quieren seguir siendo recuerdos y que no me van a permitir que se vuelvan a repetir, que es hora de mostrarse, de desnudarse, de ofrecerse y de creer en un corazón que ha destrozado las cadenas para desbordarse por todos los lados.
Y ahora, ese mismo corazón desbordado, cada mañana, mientras me miro al espejo para comprobar que el nuevo brillo en los ojos sigue ahí, me recuerda a gritos que,
Hemos tenido nuestra ración de tiempos difíciles
Pero ese es el precio que pagamos
Y a pesar de todo, hemos cumplido la promesa que hicimos
¡Te juro que nunca estarás solo!
Woke up to the sound of pouring rain
The wind would whisper and I’d think of you
And all the tears you cried, they called my name
And when you needed me, I came through
I paint a picture of the days gone by
When love went blind and you would make me see
I’d stare a lifetime into your eyes
So that I knew that you were there for me
Time after time, you were there for me
Remember yesterday, walking hand in hand
Love letters in the sand, I remember you
Through the sleepless nights, through every endless day
I’d wanna hear you say: I remember you
We spend the summer with the top rolled down
Wished ever after would be like this
You said: I love you, babe — without a sound
I said I’d give my life for just one kiss
I’d live for your smile, and die for your kiss
Remember yesterday, walking hand in hand
Love letters in the sand, I remember you
Through the sleepless nights, through every endless day
I’d wanna hear you say: I remember you
We’ve had our share of hard times
But that’s the price we paid
And through it all, we kept the promise that we made
I swear you’ll never be lonely
Woke up to the sound of pouring rain
Washed away a dream of you
But nothing else could ever take you away
‘Cause you’ll always be my dream come true
Oh, my darling, I love you
Remember yesterday, walking hand in hand
Love letters in the sand, I remember you
Through the sleepless nights, through every endless day
I’d wanna hear you say: I remember you
Remember yesterday, walking hand in hand
Love letters in the sand, I remember you
Through the sleepless nights, through every endless day
I’d wanna hear you say: I remember, I remember you
Te recuerdo
Me desperté con el sonido de la lluvia torrencial
El viento susurraría y yo pensaría en ti
Y todas las lágrimas que lloraste, llamaron mi nombre
Y cuando me necesitabas, llegué
Pinto un cuadro de los días pasados
Cuando el amor se volvió ciego y me harías ver
Te miraría toda la vida a los ojos
Para que supiera que estabas ahí para mí
Una y otra vez, estuviste ahí para mí
Recuerda el ayer, caminando de la mano
Cartas de amor en la arena, te recuerdo
A través de las noches de insomnio, a través de cada día sin fin
Me gustaría oírte decir: Te recuerdo
Pasamos el verano con la capota bajada
Deseé que siempre fuera así
Dijiste: Te amo, nena, sin un sonido
Dije que daría mi vida por un solo beso
viviria por tu sonrisa y moriria por tu beso
Recuerda el ayer, caminando de la mano
Cartas de amor en la arena, te recuerdo
A través de las noches de insomnio, a través de cada día sin fin
Me gustaría oírte decir: Te recuerdo
Hemos tenido nuestra parte de tiempos difíciles
Pero ese es el precio que pagamos
Y a pesar de todo, cumplimos la promesa que hicimos
Te juro que nunca estarás solo
Me desperté con el sonido de la lluvia torrencial
Lavó un sueño de ti
Pero nada más podría llevarte lejos
Porque siempre serás mi sueño hecho realidad
Oh, mi amor, te amo
Recuerda el ayer, caminando de la mano
Cartas de amor en la arena, te recuerdo
A través de las noches de insomnio, a través de cada día sin fin
Me gustaría oírte decir: Te recuerdo
Recuerda el ayer, caminando de la mano
Cartas de amor en la arena, te recuerdo
A través de las noches de insomnio, a través de cada día sin fin
Me gustaría oírte decir: Te recuerdo, te recuerdo
Y mientras, muy cerca, una niña rubita de ojos azules le observaba sin que él lo supiera, intentando copiar lo que él hacía y ser como él era, porque ella no veía esa timidez ni esos miedos, ella sólo veía el brillo que siempre ha tenido su hermano mayor.
Te quiero.
Y al final de la fila, otra mas pequeña, admirando a sus cinco guardianes.
Choca esos cinco!!!!!