Puff, the magic dragon. Peter, Paul and Mary

Puff, (the magic dragon), no sé por dónde empezar hoy. Tampoco sé hacia dónde quiero ir y mucho menos ni cómo ni dónde voy a acabar.

Solo sé con quién quiero ir, y es contigo, amor.

Desde que empecé esta aventura de lanzarme a este océano de teclas, me imagino a mi mismo, flotando en un pequeño bote en un rio mirando hacia un campo de mandarinos y observando un cielo de mermelada.

Desde el bote he podido acercarme y alejarme a mis momentos felices, a los tristes, a algunos que no quería recordar y a otros que pensaba que estarían olvidados.

El aire asciende frio hoy y es imposible divisar el horizonte. Unos vientos que no esperábamos hacen zozobrar el bote que lucha contra las corrientes y encima de él, procuramos agarrar bien fuerte las velas porque el rumbo que la vida nos ha puesto hace que la aguja de nuestra brújula baile frenéticamente y sin control.

Puff, the magic dragon

Me temo que no nos queda otra que cerrar los ojos, agarrar fuerte nuestras manos y dejarnos guiar por una melodía que suena lejana, pero que no hace tanto era reconfortante como los brazos de un padre que abraza a su niña con mocos bajo la nariz y ojos llorosos para que pueda recuperar sus alas de polilla.

El rugido del monstruo retumba en el aire, rebotando entre las montañas y amplificando el sonido como si fuera una caja de guitarra.

Solo quiere asustarnos, solo quiere que perdamos el norte, que nos asomemos al vacío y perdamos el equilibrio.

Ahí viene de nuevo, por partida doble, un rugido aupado por timbales, platillos y campanas que resuena muy dentro, que sacude los cimientos y descoloca nuestras creencias.

Ese maldito monstruo que ha estado escondido, ahora nos grita a la cara enseñándonos sus afilados dientes y colmillos como un lobo que cree que tiene acorralada a su presa.

Solo quiere asustarnos, solo quiere hacernos perder las fuerzas gritando que se vaya, solo quiere forzarnos a saltar al vacío.

No vamos a saltar, no vamos a gritar.

De sus ojos salen llamaradas de hielo y sus pupilas nos preguntan que dónde se han ido todas las flores.

No te vamos a escuchar y tu mirada no nos va a paralizar.

¡Ruge más alto, más alto! ¡Estúpido monstruo sin corazón!

No nos importa lo alto que lo hagas. No nos importa el miedo que hayas infundido a otros, no nos importan las vidas que te hayas llevado, no nos importa que tus ejércitos avancen sin piedad y que arrasen los campos donde antes lucían esas mismas flores.

Aquí nos plantamos, delante de ti, no vamos a tener miedo, no vamos a gritar y no vamos a salir huyendo.

Y aunque no lo veamos ahora mismo, sabemos cuál es el norte porque hace muchos años un marinero de tierra firme fijó en el corazón de sus dos hijos una aguja magnética uniéndolos para siempre, aunque cada uno apunte para un destino diferente.

Lo sabemos y hacia allá vamos con los ojos cerrados, con el corazón encogido, con nuestras manos agarradas entre sí como una cadena invisible que nos ancla a la vida.

Si se vienen olas gigantes, vientos huracanados, ejércitos de monstruos con rugidos indescifrables y noches sin un candil que nos ilumine, estaremos juntos, amor, porque ya sabes que, cuando más duela, más puedes agarrarte a mi, más puedes descansar tu peso sobre mi y más puedes morderme si necesitas compartir el dolor.

Y aunque tengamos los ojos cerrados, los huevos de corbata y el aspecto de un chino chupando un limón, ¡sonriamos, enseñemos nuestros dientes al monstruo! es el único arma que tenemos para combatirlo, una amplia, generosa y justa sonrisa, la misma que habéis aprendido del dragón mágico que vivía junto al mar y retozaba en la niebla otoñal.

Y hagamos que reyes y príncipes se inclinen ante esa sonrisa cada vez que lleguen y que los barcos piratas arríen su bandera cuando el dragón grite su nombre.

Porque esos monstruos que nos acechan no saben que están luchando contra un dragón, un dragón mágico que vivía junto al mar y retozaba en la niebla otoñal.

Y esos monstruos que se creen tan fuertes y tan terribles, no saben algo.

No saben que un dragón vive para siempre y que esos dos niños a los que les cosió su brújula no van a dejar que su cabeza se incline de pena, ni que sus escamas verdes caigan como la lluvia ni que deje de jugar por el camino de las cerezas.

Esos monstruos no saben que un dragón mágico nunca dejará de ser valiente.

Porque un dragón vive para siempre.

Puff, the magic dragon lived by the sea
And frolicked in the autumn mist in a land called Honah Lee
Little Jackie Paper loved that rascal Puff
And brought him strings, and sealing wax, and other fancy stuff
Oh, Puff, the magic dragon lived by the sea
And frolicked in the autumn mist, in a land called Honah Lee
Puff, the magic dragon, lived by the sea
And frolicked in the autumn mist, in a land called Honah Lee
Together they would travel on a boat with billowed sail
Jackie kept a lookout perched on Puff’s gigantic tail
Noble kings and princes would bow whenever they came
Pirate ships would lower their flags when Puff roared out his name
Oh, Puff, the magic dragon lived by the sea
And frolicked in the autumn mist, in a land called Honah Lee
Puff, the magic dragon, lived by the sea
And frolicked in the autumn mist, in a land called Honah Lee
A dragon lives forever, but not so little boys
Painted wings and giant’s rings make way for other toys
One gray night it happened, Jackie Paper came no more
And Puff, that mighty dragon, he ceased his fearless roar
His head was bent in sorrow, green scales fell like rain
Puff no longer went to play along the cherry lane
Without his lifelong friend, Puff could not be brave
So Puff, that mighty dragon, sadly slipped into his cave
Oh, Puff, the magic dragon lived by the sea
And frolicked in the autumn mist, in a land called Honah Lee
Puff, the magic dragon, lived by the sea
And frolicked in the autumn mist, in a land called Honah Lee

Puff, el dragón mágico vivía junto al mar
Y retozaba en la niebla otoñal en una tierra llamada Honah Lee
El pequeño Jackie Paper adoraba a Puff
Y le trajo cuerdas, lacre y otras cosas lujosas.
Oh, Puff, el dragón mágico vivía junto al mar
Y retozaba en la niebla otoñal, en una tierra llamada Honah Lee
Puff, el dragón mágico, vivía junto al mar
Y retozaba en la niebla otoñal, en una tierra llamada Honah Lee.
Juntos viajaban en un barco de velas ondeantes.
Jackie vigilaba encaramada a la gigantesca cola de Puff.
Nobles reyes y príncipes se inclinaban cada vez que llegaban.
Los barcos piratas arriaban sus banderas cuando Puff gritaba su nombre.
Oh, Puff, el dragón mágico vivía junto al mar
Y retozaba en la niebla otoñal, en una tierra llamada Honah Lee
Puff, el dragón mágico, vivía junto al mar
Y retozaba en la niebla otoñal, en una tierra llamada Honah Lee.
Un dragón vive para siempre, pero no así los niños pequeños
Las alas pintadas y los anillos de gigante dejan paso a otros juguetes
Una noche gris, Jackie Paper dejó de existir.
Y Puff, el poderoso dragón, dejó de rugir.
Su cabeza se inclinó de pena, escamas verdes cayeron como lluvia
Puff ya no iba a jugar por el camino de las cerezas.
Sin su amigo de toda la vida, Puff no podía ser valiente.
Así que Puff, el poderoso dragón, se metió tristemente en su cueva.
Oh, Puff, el dragón mágico vivía junto al mar.
Y retozaba en la niebla otoñal, en una tierra llamada Honah Lee.
Puff, el dragón mágico, vivía junto al mar
Y retozaba en la niebla otoñal, en una tierra llamada Honah Lee

5 comentarios en «Puff, the magic dragon. Peter, Paul and Mary»

  1. Marcos, me has hecho llorar.
    Al leer el título de la canción ya me imaginaba algo, y al seguir leyendo ya me quedó claro quién era el padre de la niña con mocos en la nariz.
    Gracias por tu maravillosa metáfora.

  2. Los padres/madres les decimos siempre a nuestros hijos: «tómate la leche si quieres hacerte grande». Tendríamos que añadir: «ama y ámate si quieres crecer».
    Un relato con mayúsculas. 😊 Thanks again!

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