Mi danza. Fuel Fandango

Hay una grieta en todo. Así es como entra la luz.

No, no es mía la cita. Es de Leonard Cohen. Ojalá tuviera yo su talento.

Lo que sí comparto con él y con todos los seres humanos son las grietas. Todos las tenemos, aunque hagamos lo posible para que no se vean, aunque las enfosquemos para que todo parezca perfecto, limpio y cuidado a los ojos de los demás, las grietas siguen ahí.

Por la grieta de mi inseguridad viene hoy una gran luz. Blanca luz.

Una luz que tardó en llegar pero que cuando lo hizo iluminó nuestras vidas para siempre.

Blanca luz, luz blanca, intensa, eterna, brillante.

Un gran círculo de Blanca luz empezó la semana pasada con mi madre, Blanca, y esta semana ese mismo círculo lo cierra la luz blanca de mi hermana pequeña, Blanca.

Una sujeta con fuerza la luz que siempre nos ha guiado por delante y la otra, por detrás, alumbra nuestros caminos en sus momentos más oscuros y no deja que ninguno nos perdamos o nos quedemos atrás danzando siempre alrededor con pasos llenos de alegría.

Así que Blanca, yo quiero verte danzar, siempre.

Mi danza

Mi conciencia repetía, aun a sabiendas de que en algún momento iba a suceder, que me mantuviese en esa cueva refugiada, fuera de las sombras de los lobos que esperan acechando que surja una oportunidad para darte una dentellada, casi gratuita.

Bip, bip

“¿Quieres escribir para el fifty este miércoles?” y el destino eligió por mí.

¡No, no, no! Saltaban mis voces estridentes rebotando de un hemisferio a otro. De pronto, golpea en mi mente un pensamiento

¿Qué hace en mi cabeza Buzz Light Year y esos marcianitos tan monos agolpándose en un estrecho habitáculo?

Y lo veo venir…el amo, el gancho…se acerca, te miras, le miras, te cagas encima, se dirige a ti, intentas disimular, pero el destino caprichoso ya eligió por ti.

Simplemente Blanca, ¿por qué no dejas volar tus palabras? Volando, volando aquí estoy.

“Deja que te lleve el aire, hacia un futuro nuevo, deja que vuelva al origen, y que desaparezca el miedo” ¡Zasca, zasca y zasca!

Volver al origen…(casi podréis oler la gotita de sudor que resbala sobre mi frente).

Mi origen comenzó con una pequeña arruga en la piel. Llegué después de cinco churumbeles, cinco años después, ella a sus treinta y cinco (mmm…mis neuronas hippies me hacen establecer relaciones entre todos esos cincos…serán cosa de tdah que tenemos los Richi, y dejad de pensar ¡en la frase que le sigue al cinco!).

Bueno, esto era un inciso. En resumidas cuentas siempre me ponen en el pódium de las sorpresas inesperadas, pero las causalidades, el destino, el Universo…me plantaron en esta increíble familia (y nooooooo!!!!!! No me recogieron del puente de las cacas).

Este parvo hecho ha sido una constante en mi vida, ¿fuiste un error? Me han llegado a decir y duele hasta escribirlo. Búsqueda de aprobación, complacer a los de alrededor, lanzar al vacío mis límites…En mis palabras, ahí va..

Aferrándose al dolor

Incumpliendo un mandamiento

Borbotones de lamento

Saltan muros de rencor

Un grito con poca voz

Un lo siento sin amor

Pinchos en el camino

Libre interrogación

Cuerpo gélido,

Mar de tormenta

Anhelando encontrar

Una isla desierta

Acallar el ruido

Pendular el ritmo

Que atropellado corre

Que el tiempo barre

Si en un segundo

Se abriese el cofre del alma

Escaparía huyendo

Furia descontrolada.

Unos años atrás, el Reiki puso un poco de orden, como cuando te compras una zapatero y lo dejas todo colocadito (aunque no sabes lo que va a durar).

Madre y yo estábamos solas (no recuerdo donde estaban Julián y los niños…).

El caso es que había tranquilidad, ambiente de paz y yo comencé cual curandera a pasar mis manos sobre su cuerpo. Era como si se hubiesen cambiado los papeles y esta vez me tocaba mecerla a ella. Los dedos se adormecían y medraba la sensación de equilibrio entre las dos energías. Las manos ardían, la garganta enmudecía, los ojos se humedecían a la par que aparecían sonrisas.

La respiración se acompasaba.

Volvíamos al origen, ¿mi origen? Como dos líneas paralelas. Algo se había transformado y lo sabía incluso antes de que mi madre me dijese: “Cuando pasaste las manos por el vientre me salía decirte perdón”. Y lloré, lloré…no se si durante o después, pero lloré.


Esto me situó en mi sitio pero hoy sé que ese perdón no era necesario. Ya hacía tiempo que ella reparó. Si no, de dónde venía la frase de: “hasta los cuatro años tenías mucha mamitis” “llorabas con todos”.

A veces me visualizo con esos dos-tres años con un cartel que dice: “En obras”, “en proceso de restauración”. Estaba alisando esa fina arruga y cuidando cada detalle, como cuando hacía esas pequeñas florecillas con miga de pan. Ahí estaba sosteniendo mi tallo.

Otro pequeño kit kat… Traslado a mi vida ahora, con mis hijos, todas estas vivencias con este pequeño poema…

Tiembla el alma

Sosteniendo las palabras

Palabras como las nubes

Que al entrar refrescan

En un mar de flores

Pensando en tirar semillas

Después de crecidas

A veces marchitas

Reparo, daño, reparo

¿dará luz su tallo erguido?

Si, si, si

Es la vida, el camino.

Bueno, pues con mi tallo firme y esa con esa vetusta reparación, no hace falta ser muy listo para darse cuenta, de que, entonces el resto del trabajo estaba, y aún está, en mí. Me toca pintar mi cuadro, aceptar los tonos grises, salpicar colores cálidos y restaurar cuando sea necesario.

Así que…”que empiece la parranda”.

Y para terminar, he de confesar que la intención primera de este escrito era dejar unas letras sobre el destino de cada uno y de cómo estamos en el lugar y en el momento que tenemos que estar siempre. Pero…así es el destino, se puso a jugar conmigo y acepté.

Deja que la vida brote
Donde menos te lo esperas
Deja que se abra camino
Y trepe como enredadera

Deja que me lleve el aire
Hacia un futuro nuevo
Deja que vuelva al origen
Y que desaparezca el miedo

Que empiece la parranda
El jaleo que me abraza (Olé, chiquilla)
Este compás que arrasa
Mi danza, mi danza, mi danza
El jaleo que me abraza
Mi danza, mi danza
Mi danza, mi danza

Deja mis semillas brotar, brillar
Ya no soy como era
Abro la puerta de par en par
Cantaré hasta el día que me muera

Deja que me salgan alas
Déjame volar del nido
Deja que vuelva al origen
Y que desaparezca el miedo

Que empiece la parranda
El jaleo que me abraza (Olé, chiquilla)
Este compás que arrasa
Mi danza, mi danza, mi danza
El jaleo que me abraza
Mi danza, mi danza
Mi danza

Quiero volver a ver
Mi piel bailando en el río
Déjame vivir sencilla
O vete por donde has venido

Que empiece la parranda
El jaleo que me abraza (Olé, chiqui’)
Este compás que arrasa
Mi danza, mi danza, mi danza
El jaleo que me abraza
Mi danza, mi danza
Mi danza

7 comentarios en «Mi danza. Fuel Fandango»

  1. Vaya familia de escritores estoy descubriendo! Quien va a ser el próximo en animarse?
    Me encanta

  2. Conmovedor.
    Qué bonito Blanca… tan tú… cuánto dices en tan pocas palabras! Gracias por mostrar algunos de tus colores más sinceros. Puro amor

  3. Yo también llegué después de cinco churumbeles, cuando la más pequeña estaba casi criada y los años… más de treinta y cinco y sesenta dos!!!! En fin, una hija-nieta. Hubo que esmerarse en planchar arrugas, (y entonces no conocía el Reiki) pero el amor es como un chorro de vapor que todo lo limpia y regenera. Luego dicen que somos las mimadas de la casa. Merecido lo tenemos.
    Gracias Blanquita por ser tan especial. Sigue pintando el cuadro, está quedando espectacular.

  4. Pero q bonica eres… no creo q haya muchas otras palabras q te puedan definir mejor. 😘

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