Starman. David Bowie

— Parece que estamos llegando, al final no ha sido tan largo como nos habían dicho, —exclamó dADH-24

— Reduce los flujos de barión, si no queremos dejar ese planeta como un queso gruyere.

— No consigo procesar esa información, contestó airadamente Na-V.

— Eso es porque no te has estudiado, ¡qué digo estudiado!, ni siquiera has ojeado los manuales interplanetarios, — respondió airadamente dADH-24 mirando con los tres ojos fijamente a su compañero y bloqueando su segundo cerebro, el de las emociones, para que su compañero no leyera su mente, mientras pensaba amargamente que esta misión se le iba a hacer especialmente dura.

Llevaba ya más de 750 mil años luz explorando la galaxia en busca de nuevas formas de vida y empezaba a sentirse cansado de tanto viaje interestelar.

Sabía que, independientemente de si tenían éxito o no, probablemente esta sería su última misión y solamente pensaba, otra vez con el cerebro de las emociones, en regresar junto a su familia y en sentarse con sus hijos para jugar todos juntos con su Bosones de Gauge que tanto le gustaban mientras se sometía a su tratamiento diario de desintegración beta.

“No creo que encontréis nada allí” —le había avisado ya el megacapitán PpNo3. “Hemos pasado por allí muchas veces y no parece haber vida inteligente. Sin embargo, ya sabes que es una orden de los tres oráculos que todavía no pierden la fe”.

dADH-24 no era capaz de comprender eso de la fe por mucho que se lo recordaran los tres oráculos cada vez que le visitaban en su cerebro, el científico, no el de las emociones.

Él lo sabía todo de agujeros negros, diagramas, dimensiones, positrones y transmutaciones, pero de la fe de la que le hablaban, no conseguía entender nada.

— Sigue reduciendo los flujos que a esta velocidad vamos a quebrar el tejido espaciotemporal y entonces vamos a tener un problema de verdad, — ordenó con voz firme dADH-24.

— ¡AHORAAAAAAA!

Al mirar hacia donde debería estar su compañero sus dos corazones dieron sendos vuelcos. Había vuelto a desintegrarse sin decir nada y había dejado el control de la nave en manos de Quark, un ser proveniente de una extinta estrella Wolf-Rayet.

Y todos sabemos cómo son estos seres, los Rayetianos…unos completos inconscientes, pero también los mejores pilotos de la galaxia.

— Nos hemos excedido en la velocidad de entrada, ¡NO VAMOS A PODER CONTROLAR LAS TURBULENCIAS GIROSCÓPICAS!

— ¡SI ENTRAMOS A ESTA VELOCIDAD EN LA MESOSFERA NO LO CONTAMOS!, — gritó con el temor reflejado en su voz.

En ese mismo momento, Quark, que no daba ninguna muestra de temor, agarró fuertemente con sus cuatro brazos los mandos de la nave y con una precisión milimétrica enderezó el vuelo de la misma justo a tiempo para posarla, no sin cierto estrépito, sobre una superficie blanca y fría, aunque eso lo descubrirían un poco más tarde.

Starman

Al descender de la nave para verificar los desperfectos fue cuando percibieron por primera vez el frio. En su planeta no existía el frío y al sentirlo en sus propios pies, los tres tripulantes dieron un pequeño respingo.

Starman. David Bowie

— Pero, ¿Qué es esto?, — se quejó con cierta sorpresa Na-V, que había vuelto de su desintegración de forma inesperada cuando habían empezado las turbulencias.

— Esto debe de ser eso que llaman nieve. Es solamente agua helada que se desprende de las nubes en cristales sumamente pequeños, los cuales, agrupándose al caer, llegan al suelo en copos blancos, — afirmó con autoridad de nuevo dADH-24.

— Recojamos unas muestras para analizar para ver si nos da algún dato interesante más tarde. Ahora hay que hacer una rápida revisión de la nave porque con el aterrizaje de este salvaje prefiero asegurarme que todo funciona, —comentó mientras echaba una furiosa mirada con su tercer ojo al Rayetiano.

Todos sabemos que estos seres perdieron la capacidad el habla hace trillones de años cuando vieron explotar su estrella desde el crucero interestelar que sacó a los últimos supervivientes a la velocidad de tres luces para evitar ser engullidos en un agujero de gusano que hubiera significado la desaparición de su especie.

Quark miró de reojo con cierta indiferencia a su interlocutor y meneando su larga cola, comenzó a dar grandes saltos sobre la nieve recién caída.

— Que planeta más extraño, desde la nave se veía azul y sin embargo al mirarlo de cerca, resulta que es blanco.

Esos eran los extraños pensamientos de Na-V y de su cerebro emocional. En muy pocas ocasiones usaba su cerebro científico y eso importunaba tremendamente a dADH-24. Lo que él no sabía es que su compañero había sido elegido precisamente por ese motivo.

— Afortunadamente, desde el espacio el planeta parecía más bien pequeño, así que en vista de que la nave está en perfecto estado (cosa que no lograba comprender después de las maniobras y el aterrizaje de Quark), vamos a proceder a hacer la exploración rutinaria a ver si acabamos pronto, rellenamos el informe y nos volvemos para casa.

Nadie le estaba escuchando ya. Na-V se había unido a su gran amigo Quark en una especie de baile loco encima de eso que estaba tan frío y que se denominaba nieve.

— Vamonoooooooooooooooooooosssssss, por favor, —ordenó con cierta impaciencia.

Ya instalados cada uno en su puesto dentro de la nave, fueron recorriendo aquel extraño planeta. El color blanco dejó paso de manera paulatina a un gran número de colores, marrones en todas sus tonalidades, algunas nunca vistas antes por los tres miembros de la tripulación, verdes que podían confundirse con amarillos en ocasiones y con azules en otras y un sinfín de extraños colores que llamaron la atención de todos.

El azul era, sin duda, el color predominante del planeta seguido muy de cerca por un extraño gris y por colores metálicos. En algunos cuadrantes del radar podían observar grandes brillos sobre grises apagados y tristes.

En otros cuadrantes, el gris volvía a ser el color protagonista, pero era un gris roto, lo cual sorprendió mucho a los exploradores. En estos cuadrantes, sucedía algo extraño. Un gran número de luces brillantes, casi cegadoras, atravesaban el cielo desde un punto hasta otro, donde parecían explotar y esparcirse en montones de lucecitas.

Al ampliar la potencia de alcance del radar pudieron ver que el color gris roto provenía de edificios enteros devastados por las luces que se rompían en mil pedazos, luces y edificios.

Los tres compañeros no salían de su asombro, sobre todo al comprobar que eso mismo sucedía en muchos de los cuadrantes que poco a poco iban revisando. En todos esos cuadrantes, tanto dADH-24 como Na-V asistían inquietos al espectáculo de luces. Quark hacía tiempo que se había escondido, quizás reviviendo los últimos instantes de su propio planeta.

Lo que en un principio les habían parecido luces de una belleza extraordinaria, ahora producía en ellos una profunda tristeza que rozaba el dolor, principalmente en su corazón emocional. El otro corazón trataba de encontrar una explicación a eso que les apretaba el alma hasta las lágrimas.

— Por mucho que quiera creer a los oráculos, es imposible que encontremos en este mundo algo parecido a la fe esa que están buscando, — pensó con desesperación dADH-24.

—  Seguiremos escaneando los cuadrantes que nos faltan, pero mucho me temo que aquí no vamos a encontrar nada, —decidió el responsable de la misión.

Antes de que pudieran proseguir con su análisis planetario tal y como había ordenado el capitán, Na-V sintió algo que le llamó poderosamente la atención y que le sobresaltó en su puesto.

En uno de los cuadrantes situados entre un gran mar azul y otro mucho más pequeño y que parecía muerto, Na-V, que siempre usaba el corazón de sentir, percibió algo que nunca había experimentado.

No supo que era, pero su intensidad le hizo cerrar sus tres ojos y bloquear del todo su corazón científico con el objetivo de darle el control de todo lo que percibía a su corazón que sentía.

El instante fue tan fugaz que al abrir los ojos no supo identificar lo que había sentido. No lo tenía procesado con ninguno de sus dos corazones y tampoco con ninguno de sus dos cerebros y esa sensación le dejó inquieto mientras el capitán ponía rumbo a otros cuadrantes.

En esos momentos sobrevolaban un cuadrante muy diferente. Las luces eran igual de brillantes, pero no iban de un lugar a otro, como mucho simplemente parpadeaban. Los edificios eran de diferentes colores y estaban en mejores condiciones que los de los otros cuadrantes que habían escaneado previamente.

El caos y el desorden que reinaban en los otros cuadrantes no existían en estos nuevos y aunque el aspecto era mucho mejor, Na-V no consiguió sentir nada tan intenso como esa sacudida que le había levantado de su asiento.

Quizás era la distancia y el sistema de camuflaje que actuaban como protectores, pero esos mismos sistemas estaban activados previamente y Na-V estaba completamente seguro de lo que había sentido.

No quedaba más remedio que acercarse más para buscar lo que había provocado esa sensación en Na-V.

daDh-24 no solía estar de acuerdo nunca con Na-V, pero en esta ocasión su instinto le decía que había que seguir las indicaciones de su compañero.

Como no querían correr ningún riesgo se ajustaron sus trajes de invisibilidad y descendieron hasta un lugar seguro donde comenzar su exploración terrestre.

Al cabo de un rato de tratar de evitar empujones, colas, idas y venidas, gritos, carreras y todo tipo de aglomeraciones, los dos compañeros decidieron echarse a un lado y refugiarse bajo un lugar guarecido por encima del cual se agolpaban los seres del planeta en sus pequeñas naves ruidosas que les transportaban de un sitio a otro.

—Está claro que estos seres todavía desconocen la teletransportación, están más atrasados de lo que pensábamos. Es imposible que aquí encontremos nada. Ya me dijo el megacapitán que en este planeta no había vida inteligente, —suspiró dAdH-24. Todo esto es una pérdida de tiempo.

Na-V hacía un rato que ya no escuchaba a su jefe y se teletransportaba de un lugar a otro a tal velocidad que el indicador de posición empezaba a aportar datos inconexos.

— Este giliplutoniano probóscide de compañero que me han asignado me tiene harto, ¿Dónde se habrá metido ahora?

La respuesta le llegó casi inmediatamente desde una de esas ruidosas naves pegadas al suelo de la que salió despedido Na-V.

Casi no podía hablar del estado de excitación en el que estaba. Las palabras y las ideas se le entrecortaban y el capitán era incapaz de sacar nada en claro de aquel torrente de presuntas absurdeces.

— Cálmate o me veré obligado a realizarte una desconexión intertemporal.

Esa amenaza siempre funcionaba con Na-V que después de una de esas desconexiones podía pasarse días tratando de retomar el control del corazón que sentía.

— Están aplastados, capitán, están aplastados. Parece que no tienen ni una pizca de inteligencia porque llevan siglos sin usar su corazón de sentir. No se dan cuenta, no se dan cuenta.

— ¿De qué?, pregunto intrigado el capitán.

— Te lo explicaré: ellos tienen un solo corazón y al igual que su poco desarrollado cerebro, lo tienen divido en dos. La mayoría son incapaces de usarlos al unísono y poco a poco uno va aplastando al otro.

— Hablan del futuro, de las responsabilidades, de las apariencias, y sobre todo de algo que llaman “obligaciones”. Deben de tener también trajes de invisibilidad porque no he conseguido ver ninguna, pero todos las temen y a la vez las buscan. Se pasan el día alimentando a esas obligaciones con su propio tiempo y éstas cada vez se hacen más grandes para ellos, aunque yo no haya sido capaz de encontrarlas.

— No les entiendo, de verdad que no. Incluso sus crías, desde bien pequeñitas, ya van asimilándolas sin dejarles el tiempo ni el espacio para el desarrollo correcto del corazón de sentir. Es como si no les interesara. Debe de ser porque solo tienen uno. Lo raro es que tiene muchísimo espacio, pero se empeñan en llenarlo con esas obligaciones.

— Muy pocos son capaces de abrir el espacio que necesita el corazón de sentir para hacerse verdaderamente fuerte y cuando alguno lo hace y empieza a sentir de forma diferente, les recetan más obligaciones de esas hasta que vuelven a ser como el resto.

— Pero no todo son malas noticias, jefe. Al parecer hemos llegado en un momento bueno al menos para algunos. Muchos se reúnen, se alimentan juntos e incluso se dan ofrendas unos a otros. Parece ser que antes era incluso más intenso, pero ahora de nuevo esas malditas obligaciones están aplastando sus corazones de sentir.

— ¿Te acuerdas de todos esos seres que entraban y salían con caras crispadas de los edificios con millones de pequeñas luces que dibujaban formas?

— ¡¡Estaban adquiriendo las ofrendas!! ¡COMPRANDO OFRENDAS! Es lo más raro que he visto nunca. Al parecer las obligaciones esas que les quitan el tiempo, les bloquea el corazón de sentir y les crispa el rostro cada día que pasa, a cambio les da unos papeles y unos metales de diferentes formas y tamaños. Esos papelitos les hacen inmensamente felices, tanto que algunos acaban con la vida de otros solo por conseguir más papelitos.

— ¿Recuerdas los cuadrantes de los edificios rotos y grises?

El capitán dADh-24 asintió con la cabeza. Incluso él que siempre había sido de utilizar más su corazón científico, había sentido la congoja en su cerebro de sentir al analizar esos sectores y no daba crédito a lo que le estaban contando. Podía encontrar un punto práctico a eso de los papelitos, pero acabar con la vida de otros y malgastar la suya propia por tener más papelitos era algo que escapaba de su comprensión.

Na-V, prosiguió con su relato.

— Hay algunos de estos seres que han llegado a amar tanto a los papelitos y lo que representan que han ido cerrando su único corazón a todo lo que les hacía como el resto de seres y lo han convertido en piedras duras, tan duras que parece que detestan todo lo que no sea así. Donde hace tiempo tenían sentimientos ahora solo queda roca y lo peor de todo es que ni siquiera el cerebro científico se ha salvado. No les importa el futuro, ni siquiera les importa el presente, solo llenar sus edificios de papelitos y los edificios que no son suyos de agujeros.

— Esos no tienen cura, no se puede hacer nada por ellos, —comentó apenado Na-V. Pero para muchos otros hemos llegado a tiempo. Debemos movernos rápido.

— ¿Qué planeas?, preguntó dADH-24 plenamente convencido de la importancia de la misión olvidando por completo a sus Bosones de Gauge que descansaban tranquilamente a varios reb-años luz de distancia.

— En algunos de estos seres, he encontrado verdadera fortaleza para combatir esas obligaciones y el poder que ejercen sobre el resto los papelitos de colores, principalmente cuando están en las primeras etapas de desarrollo de su único corazón y de su cerebro. Solamente ellos nos escucharán y si lo hacemos bien conseguiremos que lo que ellos llaman amor sea tan grande en sus corazones y tenga tanto poder en su cerebro dividido en dos que, aunque sean pocos al principio, conseguirán convencer a los demás de la importancia del corazón de sentir y verán claro el camino del, hasta ahora mal entendido, progreso.

— El plan es sencillo, si les enseñamos desde que son crías que lo importante de una ofrenda  no son los papelitos que hayas tenido que entregar, sino los pensamientos que hayas dedicado a pensarlo y hacerlo, y que tan importante es la sonrisa y el espacio generado en el corazón de sentir del que hace la ofrenda y del que la recibe, nacerá en ellos de nuevo la fe.

— ¡¡¡ LA FE!!!, exclamó incontroladamente Dadh-24, mientras recibía la visita de los tres oráculos en su cerebro científico que le saludaban con un gesto de feliz aprobación y le decían que era hora de volver a casa.

— Nosotros nos encargaremos de lanzar la señal,— dijeron los oráculos

— Su nombre llevará el vuestro propio y será una señal feliz. A esa señal se la conocerá como:

Feliz Na-V y dADH-24

Hay un hombre de las estrellas esperando en el cielo,
a él le gustaría venir a visitarnos,
pero cree que nos va a impresionar.
Hay un hombre de las estrellas esperando en el cielo,
él nos ha dicho que no se lo digamos a nadie,
porque él sabe que todo merece la pena.
Me dijo
Dejad que los niños pierdan la cabeza,
dejad que los niños la usen,
dejad que todos los niños bailen

Hey, now, now
Goodbye, love

Didn’t know what time it was, the lights were low
I leaned back on my radio
Some cat was layin’ down some rock ‘n’ roll
Lotta soul, he said

Then the loud sound did seem to fade
Came back like a slow voice on a wave of phase
That weren’t no DJ, that was hazy cosmic jive

There’s a Starman waiting in the sky
He’d like to come and meet us
But he thinks he’d blow our minds

There’s a Starman waiting in the sky
He’s told us not to blow it
‘Cause he knows it’s all worthwhile, he told me
Let the children lose it
Let the children use it
Let all the children boogie

I had to phone someone, so I picked on you
Hey, that’s far out, so you heard him too?
Switch on the TV, we may pick him up on channel two

Look out your window, I can see his light
If we can sparkle, he may land tonight
Don’t tell your poppa or he’ll get us locked up in fright

There’s a Starman waiting in the sky
He’d like to come and meet us
But he thinks he’d blow our minds

There’s a Starman waiting in the sky
He’s told us not to blow it
‘Cause he knows it’s all worthwhile, he told me
Let the children lose it
Let the children use it
Let all the children boogie

Starman waiting in the sky
He’d like to come and meet us
But he thinks he’d blow our minds

There’s a Starman waiting in the sky
He’s told us not to blow it
‘Cause he knows it’s all worthwhile, he told me
Let the children lose it
Let the children use it
Let all the children boogie

No sabía qué hora era, y las luces estaban tenues,
me recosté en mi radio.
Algún gato estaba poniendo algo de rock’n’roll
y mucho soul, él dijo
Entonces, el fuerte sonido pareció desvanecerse,
y regresó con una lenta voz sobre una onda de fase.
Eso no fue ningún DJ, fue una jerga cósmica confusa.

Hay un hombre de las estrellas esperando en el cielo,
a él le gustaría venir a visitarnos,
pero cree que nos va a impresionar.
Hay un hombre de las estrellas esperando en el cielo,
él nos ha dicho que no se lo digamos a nadie,
porque él sabe que todo merece la pena.
Me dijo
Dejad que los niños pierdan la cabeza,
dejad que los niños la usen,
dejad que todos los niños bailen

Tenía que telefonear a alguien, así que te escogí a ti
Hey, eso ha sonado lejos, así que tú también le has oído
Enciende la televisión, igual lo pillamos en el canal dos
Mira por tu ventana, puedo ver su luz
Si logramos hacer un destello, puede que aterrice esta noche
No se lo digas a tu papá, o nos encerrará asustado

Hay un hombre de las estrellas esperando en el cielo,
a él le gustaría venir a visitarnos,
pero cree que nos va a impresionar.
Hay un hombre de las estrellas esperando en el cielo,
él nos ha dicho que no se lo digamos a nadie,
porque él sabe que todo merece la pena.
Me dijo
Dejad que los niños pierdan la cabeza,
dejad que los niños la usen,
dejad que todos los niños bailen

10 comentarios en «Starman. David Bowie»

  1. Cósmico! Brutal! Que bueno Marcos! A ver si recuperamos el corazón de sentir❤️😘😘

  2. Otro hermoso, transportador y revelador relato, esta vez dejando a un lado la autobiografía explícita, pero muy impregnado de tu filosofía de vida. Cuánto mejor nos iría a todos/as si fuera también la de la mayoría de la humanidad…
    No cabe ninguna duda de que si alguna forma de vida inteligente tuviera ocasión de explorar este mundo, siquiera en una rápida aproximación, alucinaría al ver el daño que causamos a nuestro planeta y que nos autoinfligimos como especie con nuestras insensateces. Poor misguided fools…! 🥺
    Felices Fiestas, amigos/as, y ojalá que todas nuestras mitades, las de pensar y las de sentir, se alineen por el bien común y por el de cada uno/a, que en última instancia son el mismo, aunque a veces no lo sepamos ver. En este loco mundo hay mucha gente maravillosa que sólo tiene que hacerse oír y valer, así que hay esperanza. 😊❤️🖖
    ¡Abrazos para todos!

  3. Qué relato tan bonito, Marcos!! Me ha encantado. Ojalá usáramos todos más el corazón de sentir

  4. Nunca es tarde si la dicha es buena. Yo voy a empezar a utilizarlo ya mismo. Feliz Navidad sin olvidar por quién la celebramos

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