Desde la nevada Sierra de la Demanda, a camino entre Burgos y La Rioja, descendía un frío que se metía en los huesos y paralizaba nuestras ganas.
Trabajar en invierno en una nave industrial en Burgos sin calefacción y con dos puertas enfrentadas que permiten al frío deambular por todo el espacio a sus anchas, no es fácil.
Las manos se entumecen y pelar un cable o colocar una clema, acciones cotidianas, se convierten en procesos fatigosos. El frio te ralentiza y consume tus energías a un mayor ritmo del habitual convirtiendo cada acción en un penoso proceso que hace que el avance se quede casi congelado.
Llegar al apartamento aliviaba nuestros entumecidos huesos y después de muchas horas trabajando y combatiendo el frío, no me quedaban ya fuerzas, ni ideas que plasmar, ni canciones para calentar el espíritu. Las musas descansaban en un rincón cubiertas que unas buenas mantas zamoranas con una taza de té calentando sus manos, sin ninguna intención de aparecer.
Y no lo hicieron. Se habían comido mis ganas.
Así que, sintiéndolo mucho, la semana pasada no fui capaz de regalarte la canción de la semana.
Pensándolo bien, podría haber cantado eso de:
Let it go, let it go
Can’t hold it back anymore
No lo voy a negar, no sería la primera vez que la canto con mis niñas.
No me importa lo que vayan a decir
De todos modos, el frio nunca me molestó.
De hecho, me encantan los días fríos con el sol de invierno brillando en el cielo azul.
Me encanta el olor del frio en diciembre.
Me encanta el vaho saliendo de mis pulmones mientras el sol calienta mi rostro. Me encanta salir a correr y sentir como el cuerpo va poco a poco calentándose, cómo los músculos van derritiendo la fina capa de frio que al principio no les deja ser libres y que, cuando el corazón empieza a bombear la sangre caliente y a repartirla por todo el cuerpo, todo empieza a fluir. Las zancadas se alargan al igual que la sonrisa, y de ella empieza a surgir una nube de felicidad.
Esas sensaciones se repiten desde que era un niño y salía a jugar al baloncesto o había quedado con mis amigos a jugar al fútbol.
Wish that you were here.
Esos días de vacaciones navideñas en los que las luces, los villancicos y el frío inundaban toda mi existencia, todavía están bien guardados dentro de mí, bien tapados también con una buena manta zamorana para que nunca desaparezcan.
Salgo, respiro profundo y dejo que el sol ciegue mis ojos claros hasta tener que cerrarlos. Vuelvo a inhalar todo el aire que me permiten mis pulmones y entonces sé que estoy vivo y que un nuevo año ha pasado.
Ese mismo aire helado viaja desde mis pulmones hasta mis recuerdos y, con los ojos cerrados aún, conecto con el niño que fui y que aún vive dentro.
Y deseo que estuvieras aquí.
Me encanta el olor del frio en diciembre.
Me encanta porque huele a infancia, a libertad, a juegos, a falta de responsabilidades y a pura alegría.
Y a cumpleaños.
Y eso que nunca celebré mi cumpleaños de la forma habitual. Yo, al tenerlo en medio de las vacaciones, nunca tuve ganchitos, sándwiches de nocilla, Mirinda y tarta con regalos. Mis amigos no vinieron nunca a casa en manada para devorar todos esos deliciosos manjares y mezclar la Coca-cola con la Fanta de Naranja y mojar las patatas fritas en ese líquido. Tampoco lo pedí, o al menos yo no recuerdo haberlo pedido.
Tuve que esperar unos años para empezar a organizarme yo mis propias fiestas de cumpleaños. Las primeras todavía al calor del hogar cuando invitaba a mis amigos a cenar algo especial que me gustaba preparar a mi mismo.
No te vayas a pensar que era un gran chef. Unos solomillos que sacaba de la sartén sin ningún rigor científico ni culinario, una buena fuente de patatas fritas, de las de verdad, no de bolsa y unas setas al ajillo y ya teníamos el menú de la cena.
A medida que pasaban los años e íbamos mejorando el menú, empezó a incorporarse también el vino en el mismo, momento que aprovechamos para pasar del salón de casa al garaje para tener un poco más de privacidad (y de frío).
Hasta que llegó el momento en que dejamos las cenas y pasamos directamente a las copas, cuanto más alejados de casa mejor, más que nada para evitar a mis padres un espectáculo innecesario.
Pero no es de las fiestas de cumpleaños de lo que he venido a hablar hoy. Aunque estoy seguro de que si tiráramos de ese hilo podrían salir historias bien graciosas y noches dificultosas, lo malo es que no recuerdo con claridad ninguna.
Lo curioso es que varios de los que leéis esto podrías perfectamente recordar alguna, pero a ver qué es lo que contáis, que todos tenemos un pasado.
Y, a la vez que curioso, es algo que me gusta tanto como el olor a frío en diciembre; esa gente que me acompañaba en mis primeros cumpleaños celebrados, todavía están cerca de mi.
No son recuerdos olvidados en un rincón, son personas a las que sigo conectado y que sé que cada miércoles, cuando reciben la notificación con mi canción, sienten un ligero calor en la zona del pecho.
Quizás sea una mezcla de vergüenza y miedo ante lo que pueda desvelar de cada uno de ellos, de vosotros, de ti.
Quizás sea un reflujo nostálgico sabiendo que es muy posible que pueda recordarles algo que ellos habían olvidado, que vosotros habíais olvidado, que tú habías olvidado, y ese mismo reflujo los lleve por recovecos de su memoria, de vuestra memoria, de tu memoria, por los que no pensabas que fueras a deambular nunca más.
Igual que el olor del frio en diciembre, me encanta pensar que cada miércoles consigo ese pequeño milagro porque sé que no estoy viajando solo en el tiempo o que no estoy solo viajando en el tiempo sino que también estoy viajando por sus almas, por vuestras almas, por tu alma.
Desnudando la mía.
Un ejército de miedos, inseguridades, impostores, bandidos, estafadores y engreídos han estado sitiando mi fortaleza durante los últimos meses con la única intención de hacerme claudicar. Han cortado todos los suministros, han lanzado todo lo que encontraban contra los muros (Fetchez la vache), han intentado incursiones a todas horas tratando de colocar sus destartaladas escalas en lo más recóndito de las murallas donde menos protección tenían, han colocado hogueras de vanidad a las puertas del castillo llenando todo de un olor repugnante y me han hecho flaquear.
Los negros humos del fracaso han teñido durante semanas el cielo en el que antes divisaba las montañas que siempre me han dado la vida mientras algunos de esos ladrones de energía y secuestradores de sonrisas han conseguido saltar al otro lado de los muros y no he tenido más remedio que apostarme en lo más profundo y esperar que la tormenta pasara o que me llevara con ella.
En esos momentos de desesperanza, de asedio, un grito que surgió de mis tripas y que mi corazón se encargó de amplificar, fue lanzado por encima de los muros. Un grito que paralizó a los asaltantes, que heló sus almas en hibernación e hizo huir despavoridos a muchos de ellos. Un grito que se elevó con el humo de las hogueras de guerra y que explotó en el cielo:
Wish that you were here
En el tercer día cuando todo parecía perdido, he mirado hacia el este donde el sol que me ha calentado en los últimos años se ha colado entre las oscuras nubes y ha vuelto a iluminar y a calentar mi rostro para devolverme el olor del frio en diciembre.
Un olor que me ha recordado que estoy vivo, que siempre lo he estado y que lo único que tengo que hacer es seguir enseñando, a todo el que quiera, a qué huele la vida.
Y eso voy a seguir haciendo, aunque el frío entumezca mis dedos y mis emociones, aunque nuevos ejércitos quieran pisotear mi bandera de las cuatro estrellas o aunque algo me rompa y solo quiera regresar a casa…contar a qué huele la vida.
Y la mía huele a ese sol que me calienta en la noche fría bajo las sábanas y que por muy larga que sea esa noche, sé que siempre estará para llevarme hasta un mañana brillante.
He tratado de dejarlo todo atrás
Pero me desperté y ahí estaban a mi lado
Y no lo creo, pero supongo que es verdad
Algunos sentimientos también pueden viajar
Ahí está otra vez, sentado sobre mi pecho
Hace que sea difícil recuperar el aliento
Lucho porque la luz cambie
Y siempre estás es mi mente
Siempre estás en mi mente
I’ve tried to leave it all behind me
But I woke up and there they were beside me
And I don’t believe it but I guess it’s true
Some feelings, they can travel too
Oh there it is again, sitting on my chest
Makes it hard to catch my breath
I scramble for the light to change
You’re always on my mind
You’re always on my mind
And I never minded being on my own
Then something broke in me and I wanted to go home
To be where you are
But even closer to you, you seem so very far
And now I’m reaching out with every note I sing
And I hope it gets to you on some pacific wind
Wraps itself around you and whispers in your ear
Tells you that I miss you and I wish that you were here
And if I stay home, I don’t know
There’ll be so much that I’ll have to let go
You’re disappearing all the time
But I still see you in the light
For you, the shadows fight
And it’s beautiful but there’s that tug in the sight
I must stop time traveling, you’re always on my mind
You’re always on my mind
You’re always on my mind
And I never minded being on my own
Then something broke in me and I wanted to go home
To be where you are
But even closer to you, you seem so very far
And now I’m reaching out with every note I sing
And I hope it gets to you on some pacific wind
Wraps itself around you and whispers in your ear
Tells you that I miss you and I wish that you were here
We all need something watching over us
Be it the falcons, the clouds or the crows
And then the sea swept in and left us all speechless
Speechless
And I never minded being on my own
Then something broke in me and I wanted to go home
To be where you are
But even closer to you, you seem so very far
And now I’m reaching out with every note I sing
And I hope it gets to you on some pacific wind
Wraps itself around you and whispers in your ear
Tells you that I miss you and I wish that you were here
Wish that you were here
Wish that you were here
Wish that you were here
I wish that you
He intentado dejarlo todo atrás
Pero me desperté y allí estaban a mi lado
Y no lo creo pero supongo que es verdad
Algunos sentimientos, también pueden viajar
Oh ahí está de nuevo, sentado en mi pecho
Me cuesta recuperar el aliento
Me apuro para que cambie la luz
Siempre estas en mi mente
Siempre estás en mi mente
Y nunca me importó estar solo
Entonces algo se rompió en mí y yo quería volver a casa
Para estar donde tú estás
Pero incluso cerca de ti, pareces tan lejos
Y ahora estoy llegando con cada nota que canto
Y espero que te llegue en algún viento pacífico
Te envuelve y te susurra al oído
Te dice que te extraño y que desearía que estuvieras aquí
Y si me quedo en casa, no sé
Habrá tanto que tendré que dejar ir
Desapareces todo el tiempo
Pero aún te veo en la luz
Por ti, las sombras luchan
Y es hermoso pero hay ese tirón en la vista
Debo dejar de viajar en el tiempo, siempre estás en mi mente
Siempre estas en mi mente
Siempre estas en mi mente
Y nunca me importó estar solo
Entonces algo se rompio en mi y quise volver a casa
Para estar donde tu estas
Pero incluso cerca de ti, pareces tan lejos
Y ahora estoy llegando con cada nota que canto
Y espero que te llegue en algún viento pacífico
Te envuelve y te susurra al oído
Te dice que te extraño y que desearía que estuvieras aquí.
Todos necesitamos algo que nos cuide
Ya sean los halcones, las nubes o los cuervos
Y entonces el mar barrió y nos dejó a todos sin palabras.
Sin palabras
Y nunca me importó estar sola
Entonces algo se rompió en mí y quería volver a casa
Para estar donde tú estás
Pero incluso cerca de ti, pareces tan lejos
Y ahora estoy llegando con cada nota que canto
Y espero que te llegue en algún viento pacífico
Te envuelve y te susurra al oído
Te dice que te extraño y que desearía que estuvieras aquí
Desearía que estuvieras aquí
Desearía que estuvieras aquí
Desearía que estuvieras aquí
Deseo que tú
A mí tb me encanta el olor del frío de invierno. Me ha encantado Marcos.❤️ Esa batalla y las estrellas que te guían y no te sueltan.
Dos camisetas, tres jerseys, dos pares de calcetines, bufanda, abrigo, guantes y tus palabras calentando el corazón.
Gracias por hacernos poner el foco en las cosas simples y bellas de la vida que, a veces, con las carreras nos olvidamos de observar.
Olor del frío…mmmmm