9. Cum on feel the noize. Quiet Riot

El segundo curso de BUP transcurrió de manera muy similar al primero. Yo empezaba todos los años con unos propósitos muy claros: este año me voy a aplicar, voy a estudiar todas las tardes un poquito y llevar las cosas al día, que nos conocemos. Los primeros días, ordenaba mi habitación y hacía todo lo que tenía que hacer para comenzar con buen pie el curso. Forrar la carpeta era la primera de las actividades, ordenar la mesa y materiales, bolígrafos, lápices, reglas, folios… Todo lo colocaba perfectamente alineado y organizado y al terminar me quedaba siempre un buen rato disfrutando de mi trabajo y pensando en mantener ese orden lo máximo posible. En la primera semana de curso nunca había mucho que hacer, así que me dedicaba a mis dos aficiones favoritas, jugar al baloncesto y escuchar música. Poco a poco iban pasando los días y yo seguía con mis aficiones hasta que, de repente, nos plantábamos en diciembre y tenía de nuevo la habitación hecha un desastre total y cuatro o cinco suspensos… Otra vez, ¿cómo había podido suceder?

 Seguía en el club de montaña, pero la paciencia de mis padres iba disminuyendo y cada vez podía ir a menos salidas. A pesar de todo, me volvieron a hacer la misma promesa, “si apruebas todas en junio podrás ir a Pirineos”. Tocaba aplicarse a fondo y empecé a utilizar todos los medios posibles a mi alcance para conseguir mis objetivos. Recuerdo los exámenes de ciencias con un profesor al que llamábamos “el Pirita” o “el Piri” para abreviar. En aquellos exámenes “el Piri” ponía en la última mesa, separados por cajas para que no se vieran, diez elementos distintos, rocas, animales o lo que tocara en ese momento. Cada uno, por orden de lista, tenía que ir pasando con su hoja de examen y apuntar qué había en cada caja, familia, composición, características, etc. Yo había establecido un sistema de espionaje, gracias al cual, antes de empezar mi examen ya sabía las respuestas de lo que había en cada una. Si quería que el sistema me durara todo el año procuraba fallar una o dos, incluso tres, para no levantar sospechas innecesarias. Así iba aprobando todo lo que podía. Llegó la evaluación final y más o menos había ido recuperando todo menos Matemáticas y Física y Química. El examen final de Matemáticas lo saqué bastante bien, por bastante bien entiendo sacar un cinco pelado. Solo me quedaba un último escollo que superar. Recuerdo perfectamente mi desesperación en el último examen de Física y Química en el que me jugaba conseguir mi objetivo de volver a los Pirineos. Según lo leía me daba cuenta que no tenía ni pajolera idea de qué me estaban hablando, los nervios empezaron a atenazarme… Algo había que hacer. Comencé a mirar a izquierda y derecha, adelante y atrás, “psssttt, ¿ehhh? el 1, ¿Qué hay que hacer?… ¡Silencio por allí!”, decía el profesor de forma amenazadora. Creo que puse un montón de números y letras sin sentido por rellenar algo. Óxido ferroso, FE3 O2, eso mismo, ¡¡¡yo sí que tenía FE!!! Salí completamente convencido de que mi premio se había esfumado, por muy optimista que fuera no llegaba ni a un dos.

Cuál fue mi sorpresa cuando al ir a recoger las notas había conseguido, de nuevo contra todo pronóstico, aprobar todo, evidentemente ayudado por el profesor que sabía que mi elección había sido decantarme por hacer letras para el siguiente año y que, por tanto, no iba a necesitar esos conocimientos nunca más.

No recuerdo con exactitud si fue ese mismo día o unos días después. Había una reunión del grupo de montaña para concretar los detalles del viaje, quién iba en qué tiendas, materiales, fechas, etc… Y allí me fui. Cuando entré en el lugar de la reunión, uno de los profesores que nos solían acompañar me llevo aparte y me dijo, con muy buenas palabras, que no podía ir a Pirineos porque no había ido a todas las excursiones del año. Me quedé totalmente sin palabras y pasé por todos los estados, enfado, frustración, decepción, rabia y todo desembocó en un llanto amargo ya de vuelta a casa.

Para aliviar esas sensaciones solo necesitaba una cosa, un buen trallazo de rock que me levantara el ánimo y me hiciera pensar en otras cosas. Llegué a mi habitación, saqué el Metal Health de Quiet Riot, subí el volumen al máximo y puse la canción. “Cum on feel the noize”. Con esta canción nunca hay fallo, si no consigue animarte es porque no tienes sangre en las venas o que directamente estás muerto. El tema originalmente era de Slade, un grupo de Glamrock inglés de los 70, que incluía errores de ortografía, a propósito, en los títulos de sus canciones con la única intención de fastidiar a los padres más conservadores. En 1983 el grupo americano Quiet Riot hizo una versión que se convirtió en todo un éxito, su mayor éxito de hecho. Esa versión es la que conocimos nosotros. Tardé años en averiguar que la canción era una versión y durante todos esos años, no hubo cinta de varios, fiesta, reunión, barbacoa o lo que fuera en la que no sonara. La batería del comienzo nos ponía a todos alerta para empezar a cantarla a pleno pulmón, mientras practicábamos el air guitar (quien no lo haya hecho nunca que tire la primera piedra) y dábamos botes y empujones a diestro y siniestro. La energía de la canción es brutal y a día de hoy sigue igual, pero ahora me trae cierto aire de nostalgia de aquellos años. En realidad, esa es la razón de que todas estas canciones estén en la lista. No es solo por la calidad que tengan, su energía, sus letras o sus solos de guitarra, es más por el recuerdo que me traen y los que tengo con esta de hoy son todos de una alegría desbordante.

En el verano siguiente, el de 3º de BUP, tuve mi primer acercamiento al sexo opuesto. En el número 3 de mi calle, donde antes vivía mi amigo Darío, vino una familia con dos adolescentes, un chico y una chica de nuestra edad y dos niños más pequeños, chico y chica también, de la edad de mi hermana pequeña. Al principio no les acepté demasiado bien porque eran los “culpables” de que mi amigo Darío no estuviera con nosotros en verano y nos dejaba impares para los partidos de basket. Poco a poco fui aceptándolos y entraron de lleno en la pandilla, demasiado de lleno para mí.

Por alguna extraña razón que nunca alcancé a entender, ella se “enamoró” de mí. Si jugábamos al rescate siempre me elegía a mí, si íbamos a su casa quería sentarse al lado mío, me ponía sus canciones y me pedía que le enseñara las mías… Algo que escapaba a mi comprensión estaba sucediendo. Recordaros un dato importante: yo estaba en mi territorio de confianza así que no tenía ningún problema en estar todo el día haciendo chistes, bromas, hablando, organizando y promoviendo actividades varias. Imagino que eso fue lo que le gustó y un día sin comerlo ni beberlo, me pidió salir. A mí me sorprendió mucho y a pesar de no estar muy seguro de ello, más que nada porque no tenía ni idea de qué significaba o qué había que hacer, acepté. Me gustaba la sensación. Tenía novia, guapísima y con unos ojos azules preciosos, pero a mí lo que realmente me gustaba era ir a la piscina de mis amigos a jugar al piscivolley, montar en bici y tirarnos por los terraplenes más peligrosos de la zona o bien, jugar el partido nocturno de basket o la partida de polis y cacos con los que estuviéramos por allí.

Esas partidas siempre serán recordadas en El Plantío. Al final entre los Richi que éramos seis, mis primos que eran cinco, aunque acabaron siendo siete, y vecinos varios que se iban dejando caer por allí, nos juntábamos más de veinte chavales dispuestos a jugar durante más de dos horas y media. Todos sabíamos que a las 21:30, que era cuando el sol empezaba a dar un respiro, había que estar cenado y en la esquina de mi casa para hacer los equipos y empezar a jugar hasta las 00:00 que tocaba retirada y cada mochuelo se iba a su olivo. Si ella quería acompañarme en todas estas andanzas, me parecía perfecto y si no, pues también. No me malinterpretéis, no era chulería, ni machismo ni nada por el estilo, simplemente todavía no estaba realmente preparado o interesado en las chicas y había otras cosas que eran más importantes para mí. Además, mi amor era solo y exclusivamente para mi adorada Dulcinea de Castelló. Vaya, ¡que era un pringado con todas las letras! Creo recordar que duramos un mes y una semana. De todo ese tiempo ella estuvo de vacaciones un mes con su familia así que os podéis hacer una idea de la intensidad de la relación. Un par de veces nos cogimos de la mano y ese fue todo el acercamiento carnal que tuvimos, ni un mísero beso, pero a pesar de todo, la recuerdo con mucho cariño. Poco tiempo después de cortar me enteré que el primo Miguel, que andaba locamente enamorado de ella, le había estado presionando para que me dejara… ¡Que tío más perro!, nunca se lo tuve en cuenta. Allí se terminó mi primer noviazgo y tuve que esperar muchos, pero muchos, muchos años en volver a tener novia. Calculo a ojo de buen Cubero 😉 que para el mes de Agosto, cuando estéis leyendo mis aventuras y desventuras desde la playita, llegaremos a ese momento, para que os hagáis una idea.

Ahora, subid bien el volumen, cerrad los ojos, tensionad bien todos vuestros músculos y pensad que, por un momento, volvéis a tener 15 años porque os voy a hacer botar como si no hubiera un mañana y si estáis en la oficina os recomiendo que esperéis a llegar a casa para hacerlo.

Come on, feel the noise
Girls, rock your boys
We’ll get wild, wild, wild
Wild, wild, wild

So you think I got an evil mind?
I tell you, honey
That I don’t know why
I don’t know why
So you think my singing’s out of time?
It makes me money
And I don’t know why
I don’t know why anymore, oh no

Come on, feel the noise
Girls, rock your boys
We’ll get wild, wild, wild
Wild, wild, wild

Come on, feel the noise
Girls, rock your boys
We’ll get wild, wild, wild
Let it rock

So you think I got a funny face?
I got no worries
And I don’t know why
I don’t know why
Oh, I’ve gotta sing with some disgrace
I’m in no hurry
And I don’t know why
I don’t know why anymore, no, no, no

Come on, feel the noise
Girls, rock your boys
We’ll get wild, wild, wild
Wild, wild, wild

Come on, feel the noise
Girls, rock your boys
We’ll get wild, wild, wild
Let it rock

Come on!

Come on, feel the noise
Girls, rock your boys
Let’s get wild, wild, wild
Wild, wild, wild

Come on, feel the noise
Girls, rock your boys
We’ll get wild, wild, wild
Let it rock (Come on) Yeah! (Feel it)
(Come on, rock it)
(We’ll get wild, wild, wild)
We’re gonna get wild (Wild, wild, wild)
We’re gonna get rocked tonight (Come on, feel the noise)
Rock it tonight (Girls, rock your boys)
(We’ll get wild, wild, wild)

19 comentarios en «9. Cum on feel the noize. Quiet Riot»

  1. Qué cacho perros que no te dejaron ir a los piris, yo que tú les mandaba este relato para que se sientan igual de mal.
    Menos mal que luego llegó la vecinita para subirte los ánimos. Tú con ella y yo con el hermano…

    • Madre mía qué veranos! Al parecer ese año tuvieron un tiempo malísimo en los Piris y tuvieron que parar el viaje y pasar unos días en un pabellón de no sé qué pueblo, así que mira…ya tuvieron su castigo!!, jejejeje

  2. Pedazo de canción!! Y eso de dejarte sin ir a Pirineos fatal! Jajajaja. Me encantan tus aventuras con hermanos y primos, es imposible aburrirse con tanta gente alrededor. Por cierto, a mí tb me aprobaron las mates en 2°bup pq elegí letras puras jeje, te entiendo. Y física y química pues seguro que tb🤣

    • Efectivamente era imposible aburrirse!!! Éramos un mogollón de gente!!! En cuanto a lo de aprobar, creo que muchos pasamos por esas, era como una leyenda urbana que te contaban que si elegías letras te aprobaban las de ciencias, pero hasta que no lo ví no me lo creí!!!

  3. Está Canción hace que se pase cualquier pena!! Guapísima!
    Ya entiendo porque siempre tiras al norte!!

  4. Una vez repuesto del susto provocado por el flashback del Piri y los minerales que había en esas tétricas vitrinas, aprovecho para aportar un par de datos de la canción:
    * El grupo odiaba la canción, no querían meter una versión en el disco, pero su productor insistía que era buena idea grabarla. Lo que hicieron fue no ensayarla ni una sola vez, y a la hora de la grabación lo hicieron totalmente despreocupados para que no sonase del todo bien y la tuvieran que desechar.

    * Metal Health fue el primer album catalogado como «heavy metal» en llegar al #1 en Billboard, en 1983. Abriendo un camino del que se aprovecharían decenas de grupos durante los siguientes 6-7 años.

  5. Yo oigo esta canción y me recuerda a cuando hacía body combat y me ponía daba subidón!! Ya entiendo el porqué. También veo a Afri cantando como loca!

    Me encanta el dato de cuenta Borja! Triunfa cuando te despreocupas y dejas fluir!!!!!
    I’ve got no worries !

  6. ¡Gran elección! ¡No hay discusión posible, esta canción es un chute de energía y buen rollo!
    A mí me recuerda a mis noches vallekanas (unas cuantas de ellas también «toledanas») de principios de siglo, especialmente el habitual colofón (¿o era colocón…?) en el mítico Excalibur, que como buen heavy, tienes que conocer, seguro…
    Por hacer una aportación a la lista de anécdotas de la culturilla rockera, hace poco escuché (no sé si es así) que la expresión «heavy metal» para referirse al género musical se tomó de otro temazo previo, «Born to be wild», de Steppenwolf: «I like smoke and lightnin’/
    heavy metal thunder…»
    Ah, y volviendo a la obra maestra, por lo visto involuntaria, que nos ocupa, no sabía que el título se escribiera así; no me extraña que los padres de la época se escandalizaran con ese «cum on» (si no sabéis a qué me refiero, ponedlo en el traductor de Google)… Oh, my Goodness!!
    Thank you again, Mark! Read you next week!

  7. Se me ha roto el corazón con lo de que no te dejaran ir a los Pirineos por una regla que seguro que se sacaron de la manga. Esas justicias injustas duelen mucho. Pero es que el destino tenía otros planes como el de conocer a tu primer amor.
    La canción de esta semana, estupenda.

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