17. You Shook me all night long. AC/DC

Mi entrada en la La Leyenda no pudo ser mejor. Como ya he comentado, mi hermano Luis me abrió el camino y el ser el hermano de “Pichi”, apodo con el que todo el mundo le conoce, hizo que todos los compañeros me cuidaran desde el primer momento y, ante tal recibimiento yo me sentí como en casa y ya sabéis qué significaba eso, mi confianza subió muchos enteros y conseguí mostrarme tal y como era. El contrato que firmé era para trabajar de julio a mediados de septiembre, seis días a la semana, en el turno de noche. Los primeros días siempre estábamos acompañados de un “profesor” que nos iba enseñando todo, los platos, la mecánica, dónde estaba cada cosa, dónde dejar las comandas, cómo pedir en la cocina y todos los pequeños trucos que te podían hacer la vida mucho más fácil allí dentro. Enseguida comprendí que el único secreto era saber organizarse y tratar de no hacer viajes de vacío…”a la que coja esa comanda, me llevo los platos de esa otra mesa y a la vuelta cojo la cuenta que he pedido previamente, termino la mesa cual, cojo los postres de la mesa tal y, además, traigo unas barcas para echar los platos sucios para mí y para mis compañeros de rango”, así durante las cinco horas que duraba el turno. Para mí lo más importante y lo que más me gustaba era echar una mano a quien estuviera cerca porque sabía que en momentos de apuro esos mismos compañeros me echarían una mano a mi. Enseguida cogí el funcionamiento interno y a la primera semana ya volaba solo. Aquello era una auténtica locura de mesas, camareros, carreras y clientes esperando mesas, lo normal en una noche de verano era tener seis mesas y doblar cada una de ellas, un no parar absoluto que te llevaba al límite física y mentalmente, pero que yo disfrutaba cada minuto, cargando, corriendo, bromeando, ayudando y aprendiendo a buscarme la vida en momentos de estrés.

Además de aprender rápidamente el funcionamiento del restaurante, tuve la suerte de caer en gracia a la responsable de eventos y empecé a hacer bodas. Aquello significaba vivir más tranquilo porque en las bodas estaba todo mucho más controlado y el servicio era mucho más lento. Además, si había boda, normalmente tenías que ir horas antes para montar todo y eso significaba tener horas extras lo que suponía un buen dinero a final de mes. En la época de más trabajo recuerdo tener boda por la mañana y boda por la noche y por tanto el horario podía ser de 11:00 de la mañana a 02:00 de la madrugada, auténticas palizas físicas que yo, llamadme loco, disfrutaba enormemente. No solo ganaba dinero, sino que disfrutaba cada hora, me lo pasaba de maravilla, siempre tenía a alguien con quien bromear y notaba un cariño por parte de todo el mundo que me llenaba de felicidad, reafirmaba mi autoestima y hacía que me olvidara de la cantidad de horas que me tiraba allí dentro.

Unos meses antes de empezar a trabajar allí, yo había comprado la entrada para ir a ver a AC/DC junto a mis hermanos, sin saber que en verano estaría trabajando como camarero por las noches. Una semana antes del concierto, al mirar el cuadrante de turnos observé con gran desilusión que el día del concierto estaba en el equipo de bodas. No quería decepcionar a la encargada, pero tampoco quería perderme el primer concierto en años del grupo que marcó el inicio de mi camino musical, así que no sabía muy bien qué hacer. Finalmente, bien aconsejado por alguno de los veteranos del lugar, decidí hablar con ella, poner mi cara de bueno que tantas veces había practicado en el colegio y que tan buenos resultados me había dado siempre y pedir que me dieran el día libre para poder ir al concierto. Menos mal que lo conseguí.

AC/DC Las Ventas. Si pincháis en la entrada podréis comprobar de qué os hablo.

Al concierto fui con mis dos hermanos mayores, otra vez en Las Ventas. Era la primera vez que íbamos a ver a la banda australiana y los nervios estaban a flor de piel. Sabíamos que el concierto nos iba a encantar, pero no teníamos ni idea de lo que se nos venía encima. Nos metimos los tres en mitad de la arena y, como siempre, con algún empujón y algún culazo, nos hicimos con un sitio más o menos cercano al escenario. De pronto se apagaron las luces y tras breves momentos en lo que los gritos y los silbidos se hicieron protagonistas, vimos una gran bola de demolición que tiraba un muro del escenario del que salió Angus tocando los primeros acordes de Back in black. En esos mismos momentos nos dejamos arrastrar por una marea humana que nos levantó los pies del suelo para no posarlos más durante todo el concierto. Mi hermano mayor fue arrastrado por una ola de fanáticos entregados al sonido que emanaba de la Gibson SG que lo devoró y despareció delante de nuestros propios ojos. No volvimos a verle hasta el final del concierto cuando el coso ya se había vaciado un poco, con una cara de satisfacción que nunca he vuelto a verle. “He perdido la cartera y las llaves” nos dijo con una sonrisa infinita en la cara. Nunca he vuelto a vivir un concierto como aquel, esa energía, esa conexión con el público, cómo nos manejaron y nos zarandearon de un lado a otro, cada canción era una explosión de puro rock and roll. Para mí el éxtasis llegó con la canción que hoy os presento, You shook me all night long, que era precisamente lo que estaba pasando en esos momentos. Esa canción siempre ha tenido algo especial para mí, y mira que tienen canciones cañeras, enérgicas, de esas que te suben el ánimo y te hacen perder la cabeza, pero esta es mi favorita desde aquel año que mi hermano Manuel trajo el Back in black de su intercambio en Francia allá por 1981. Por momentos deseábamos que aquello no acabara nunca y en otros momentos rogábamos que acabara todo de una vez porque no nos quedaba ni gota de energía. Inmediatamente sonaban los acordes de Highway to hell y todo volvía a empezar. Los cañonazos de For those about to rock, pusieron el cierre a uno de los mejores conciertos de mi vida con el cuerpo destrozado, la garganta en carne viva y con la felicidad y el gozo a niveles nunca experimentados ni con ayuda externa.

De vuelta ya a mis obligaciones universitarias afrontaba el año con toda la confianza que había ido acumulando durante los tres meses de trabajo en La Leyenda y con el convencimiento de seguir sacando a curso por año para no estar estudiando más de la cuenta. Los fines de semana seguía trabajando como extra normalmente viernes tarde, sábado entero y domingo por la mañana. Todas esas jornadas había que compatibilizarlas con las obligadas salidas a tomar alguna copita viernes y sábado después de trabajar, así como con mi parte futbolista. En aquellos momentos solía jugar todos los domingos a las 09:00 al futbol 11 en el Sallema, lo que provocó que en más de una ocasión llegara a casa al amanecer con el tiempo justo para coger la bolsa y las botas e irme directamente al campo (menos mal que algunos otros del equipo llegaban en las mismas condiciones o peores y no quiero dar nombres). Además del fútbol 11, hicimos un equipo de futbol 7 en la liga de Majadahonda, esta vez de forma totalmente legal, que jugábamos los domingos por la tarde, así que el ritmo de los fines de semana era totalmente de locos, pero como dice el refrán, sarna con gusto no pica. Me encantaba trabajar, y lo necesitaba para pagarme la Uni, me encantaba salir por las noches con mis compañeros y me encantaba jugar mis partidos de futbol. Además, sabía que los domingos por la noche tenía mi recompensa ya que después de la ducha tras el último partido, me iba a casa de Quique a pasar la tarde-noche y relajarme como solo podía hacer en su casa.

Los lunes por la mañana, era un cúmulo de dolores, cojeras varias, heridas y raspones así que aprovechaba para descansar y a media mañana acercarme al banco a ingresar las ganancias del fin de semana. Los lunes por la tarde sabía que tenía que salir siempre un poco antes para llegar a tiempo a las clases porque el trayecto de Moncloa a Princesa me llevaba siempre un poco más de tiempo del normal.

Uno de esos días que estaba sentado tranquilamente en mi sitio entre clase y clase, el que por entonces era el delegado de la clase, se me acercó para preguntarme algo, no recuerdo qué, pero intuyo que sería algo relacionado con la música. Aquel bigardo de 190 cm me imponía bastante pero después de un rato de charla los dos supimos que ahí había algo más de una simple conversación y ninguno de los dos nos equivocamos. En aquellos momentos comenzaba una amistad para toda la vida, arada con esfuerzo, dificultades y madrugones, regada de confesiones de corazones rotos, abonada con gustos musicales comunes y aliñada con hierbas aromáticas y demás especies, que después de muchos años sigue dando frutos.

Gracias a esa conversación empezaron, poco a poco, a caer las barreras que había levantado el primer año y gracias a esa charla empecé a integrarme, también poco a poco, en la vida diaria de la clase. Un día, hablando sobre la vida eterna de Keith Richards, pude ver, por el poco hueco que había entre su enorme cuerpo y la pared, unos ojos verdes que se clavaron en los míos y que ya no me dejaron dormir con tranquilidad los siguientes tres años.

She was a fast machine, she kept her motor clean
She was the best damn woman that I ever seen
She had the sightless eyes, telling me no lies
Knocking me out with those American thighs

Taking more than her share, had me fighting for air
She told me to come, but I was already there
‘Cause the walls start shaking, the Earth was quaking
My mind was aching and we were making it

And you shook me all night long
Yeah, you shook me all night long

Working double time on the seduction line
She’s one of a kind, she’s just mine, all mine
Wanted no applause, it’s just another course
Made a meal outta me, and come back for more

Had to cool me down to take another round
Now I’m back in the ring to take another swing
That the walls were shaking, the Earth was quaking
My mind was aching and we were making it

And you shook me all night long
Yeah, you shook me all night long
And knocked me out, I said
You shook me all night long
You had me shaking and you shook me all night long
Yeah, you shook me
Well, you took me

You really took me and you shook me all night long
Ooh, you shook me all night long
Yeah, yeah, you shook me all night long
You really got me and you shook me all night long

Yeah, you shook me
Yeah, you shook me all night long

Era una máquina rápida, mantenía su motor limpio

Era la mejor mujer que jamás he visto

Tenía los ojos sin vista, no me decía mentiras

Me golpeó con esos muslos americanos

Tomando más de su parte, me hizo luchar por el aire

Ella me dijo que viniera, pero yo ya estaba allí

Porque las paredes empezaron a temblar, la tierra temblaba

Me dolía la mente y lo estábamos haciendo

Y me sacudiste toda la noche

Sí, me sacudiste toda la noche

Trabajando doblemente en la línea de seducción

Ella es única, es sólo mía, toda mía

No quería aplausos, es sólo un plato más

Me hizo una comida, y volvió por más

Tuvo que enfriarme para tomar otra ronda

Ahora estoy de vuelta en el ring para dar otro golpe

Que las paredes temblaban, la tierra temblaba

Mi mente estaba doliendo y lo estábamos haciendo

Y me sacudiste toda la noche

Sí, me sacudiste toda la noche

Y me noqueaste, dije

Me sacudiste toda la noche

Me hiciste temblar y me sacudiste toda la noche

Sí, me sacudiste

Bueno, me tomaste

Realmente me tomaste y me sacudiste toda la noche

Ooh, me sacudiste toda la noche

Sí, sí, me sacudiste toda la noche

Realmente me tomaste y me sacudiste toda la noche

Sí, me sacudiste

Sí, me sacudiste toda la noche

17 comentarios en «17. You Shook me all night long. AC/DC»

  1. ¡Tocado y hundido! Si tuviera que contar un solo concierto apoteósico de los que he vivido, y no creo que ya nunca lo supere (ojalá me equivoque), sería el de la gira Ballbreaker de AC/DC en el Palau Sant Jordi. Para no enrollarme, basta con decir que la experiencia fue tal como tú la describes. Y puedo decir además que fue otro buen ejemplo de influencia musical por amistad, porque aunque por supuesto yo ya conocía varias de las canciones de estos malditos-benditos aussies, no podía decirse que fuera un fan de la banda, y fue un colega (casi hermano) de Castelldefels, excompañero del instituto, quien me convenció de que le acompañara, y nunca le estaré suficientemente agradecido por ello, y a mí mismo por mi sabia decisión. 😁 Así que, for those about to rock… we salute you!
    Gracias, Marx, por otro episodio memorable. ¡Seguimos, besos y abrazos!

  2. Ufff, que recuerdos…. La leyenda, el conciertazo en las ventas… Creo que es el top 1 sin duda, en fin, el recuerdo de la cara de Manuel… Menudo escalofrío me ha recorrido el cuerpo viendo el inicio del concierto.

  3. Ahí es cuando os conocí, a los hermanos Richi, en el Plantío después de trabajar en la Leyenda con Afo, todo un descubrimiento, con mucha afinidad musical y deportiva. Qué bien lo pasemos, y qué bien lo pasamos…yo me quedé con Pichi y es él quien me mantiene al tanto sobre Blanca y sobre ti. Un gusto poder seguirte de primera mano de nuevo.

    • En realidad sería al año siguiente porque yo entré en La Leyenda un año antes que Afo, pero vamos…año arriba año abajo…

  4. Lo que me he reído, no se puede contar mejor…nunca he tenido un subidón de energía como el de ese día

  5. Ac/DC es mucho jeje. Yo fui a un concierto suyo en el Vicente Calderón, embarazada de Adri😅, en la grada….no es lo mismo. Pero de los mejores conciertos que he ido.

  6. Maravilloso bro!! Definitivamente hay que darle forma a un libro!! Y la cosa es que seguimos hablando de Keith y su inmortalidad a menudo … jajaja

  7. ¡Dejando huella por todos lados!
    Yo no trabaje en La leyenda pero como si lo hubiese hecho…jajajaj me unía al post trabajo!

  8. Hola Marcos: Me he imaginado el concierto, el apagón el susto, a Manuel arrastrado y levantado por la masa. Bueno descripción total. Muchas gracias por estos recuerdos tan estupendos. Un abrazo, Palomac

  9. AC/DC en Las Ventas!! Tb estuve allí, pero era imposible encontrar a nadie… que locura tan divertida. Tengo el DVD y es flipante vernos saltar SIN PARAR durante 2 horas

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