Cuando estaba en el cole siempre recibía el mes de mayo con alegría. Ya podía ponerme mis pantalones cortos y jugar al baloncesto todo el día sin tener que sufrir la incomodidad de unos vaqueros.
Además, al empezar el mes de mayo ya se veía la línea de meta más cerca y sabías que habías pasado la peor parte. Un último esfuerzo y estaríamos montados en la bici con la toalla al cuello yendo a la piscina del club con los libros y cuadernos guardados en algún cajón.
Esa era la mejor parte. Saber que habías acabado y que durante unos meses podrías olvidarte de todo y pensar solo en disfrutar.
Cada año era igual y la sensación era la misma cuando ibas pasando de curso y te acercabas a la temida selectividad. Un examen más y habré acabado el colegio para siempre. El objetivo estaba claro: acabar.
De repente de dabas cuenta que tenías que volver a empezar, otros tres años de universidad en los que solo pensabas: quiero acabar ya y no volver a coger un libro en mi vida.
Alguno más cogí.
Con la segunda carrera pasó lo mismo, otros tantos años deseando acabar para no volver a tener que estudiar nunca más. Conseguir un trabajo era lo más importante, no por el dinero que te fueran a pagar, eso era secundario, lo realmente importante era que podías dejar de estudiar para siempre.
Algunos profesores entonces nos advertían que debíamos seguir formándonos durante toda la vida y que a pesar de haber terminado la carrera realmente no sabíamos nada. Recuerdo pensar entonces, en una clara muestra de soberbia, que eso de seguir formándome no era para mí. Yo ya había estudiado dos carreras, tenía experiencia profesional, sabía ganar mi dinero y no pensaba volver a coger un libro en mi vida.
Alguno más cogí de nuevo.
Un master y multitud de cursos de todo tipo después, pensaba que ya lo tenía claro. Mi formación era más que suficiente.
Eso sucedió hace ya unos años y durante un determinado periodo de tiempo me dediqué a una tarea que sé positivamente que no tiene fin. No va a llegar un momento en el que diga: mañana acabo por fin y nunca más.
Ser padre de cuatro me focalizó en formarme en otros aspectos muy diferentes y mi formación académica fue arrinconada entre pañales, toallitas húmedas, rabietas, berrinches y muchos abrazos.
Como todos sabéis el año pasado, comencé a escribir. Me lo tomaba más como un experimento social que como otra cosa, pero lo que nunca llegué a plantearme es que eso se convirtiera en el centro de mi universo, al menos el poco que dejan sin desordenar, okupar, llenar, apoderarse, invadir o adueñarse mis hijos.
Últimamente llegan a mis manos libros de gramática española y de escritura que no habría abierto en la vida y que, sin embargo, ahora los tengo pendientes de encontrar un momento en el que pueda ponerme con ellos. Cursos, webinars, blogs, estoy todo el día mirando en un lado y en otro a ver si consigo centrarme un poco y encontrar mi propio estilo y para encontrarle una aplicación práctica a todo esto.
Ahora miro la vida de otra manera, busco historias, me fijo en las reacciones de la gente, en sus emociones, en sus quejas o en sus historias porque cualquier cosa la transformo en mi cabeza en una posible historia, en una idea que combino con otra o en un argumento de venta que me imaginación convierte rápidamente en un éxito seguro que me va a cambiar la vida hasta que me doy cuenta que se me han vuelto a colar en la cola para pagar en el super y además, no he cogido nada vegetariano para el mayor.
El cerebro no para y todo lo que voy aprendiendo intento ponerlo en práctica, aunque desgraciadamente vosotros no lo veis.
Para que os quitéis un poco el mono, podéis seguir los pequeños post que voy creando para las redes sociales de vueltasalacabeza, uno de esos proyectos que también comenzó el año pasado. Igual no son muy originales pero al menos intento hacer cosas diferentes al resto de carreras…poco a poco, lo importante es hacer muchas vueltas. Y por supuesto, si alguien se quiere apuntar a la siguiente llega perfectamente a tiempo o como diría Robe: Ahora es el momento.
Ya comenté que estoy con varios proyectos a la vez y creo que dentro de poco os podré contar algo más. Mientras, voy a hacer el firme propósito de volver a convertir los miércoles en un día un poco diferente.
El propósito es firme, habrá que ver cuanto de firmes son las ganas y los tiempos.
Este próximo fin de semana va a ser importante para la familia. Llevo ya un tiempo callado esperando el momento adecuado para daros la noticia de una manera más…esponjosa (me ha gustado esa palabra).
Algunos ya lo sabéis, pero para los que todavía no conocen la buena nueva, os la diré: Ampliamos la familia.
El bebé ya ha nacido y está bien, es bastante más peludo que yo y tiene cuatro patas. Ahora mismo se encuentra con su madre de verdad y este fin de semana subimos a los Piris a por él. Os podéis hacer una idea del nivel de excitación y nervios que vamos a tener toda esta semana. Los niños se han comprometido a sacarle todos los días y a cuidarle como si fuera propio de cada uno. Os lo traduzco: Invierno, once de la noche, yo sacando el perro muerto de frío y el cabrón del perro que no planta un tordo ni hace pis durante la media hora que le paseo con los dedos de las manos ya medio congeladas con unas bolsitas de recoger las cacas de los perros como guante improvisado.
El perro es una cría de perro pastor, así que realmente espero que cuando salgamos todos por ahí sea el perro el que se dedique a pastorear a los niños y que no se pierda ninguno. Lo importante es ir delegando porque si no lo hago así, no llego a todo.
La otra cosa que me hace especial ilusión es poder contar con un compañero de correr. No me entendáis mal, ya tengo varios compañeros con los que de vez en cuando quedo para correr, pero, como es normal, todos dependemos de horarios, hijos, obligaciones, y a veces es difícil coincidir.
Además, lo reconozco, soy de esos corredores a los que les gusta correr solo. Yo me marco el ritmo, yo me pongo la música que me gusta en cada momento, yo me pongo la ruta que quiero hacer y yo salgo cuando me apetece o más bien cuando veo que tengo un hueco. Sin embargo, lo primero que visualicé cuando decidimos que íbamos a quedarnos con el cachorro, era a mi mismo corriendo por mis caminos acompañado de un perro feliz. Esa fue la imagen que me convenció. Realmente no pensé en la felicidad de los niños ni en lo bueno que puede ser para ellos responsabilizarse del cuidado de un animal, ni en echarme mis veinte minutos de rigor después de comer y antes de ir a por los niños con el perro entre mis piernas dándome calorcito como hacía la Truja. Solo me veía subiendo a la Maliciosa por la fuente de la Campanilla con mi perro siguiéndome a pocos metros.
Y en esa visión me veía feliz, así que la decisión fue fácil de tomar.
La canción de hoy no puede ser otra que You Learn de Alanis Morrissette que nos viene a decir que la vida es un continuo aprendizaje y que cada experiencia, cada momento, cada dolor, cada alegría nos enseña algo nuevo. Otra cosa será qué queramos hacer con eso que hemos aprendido.
He de reconocer que tengo especial debilidad por este disco Jagged Little Pill de mediados de los 90. Como todas las canciones que os voy poniendo, me recuerda sobre todo a mi hermana pequeña con la que compartía la afición por ese disco.
La pobre igual no tiene tan buen recuerdo de esos días o más bien de esas noches en las que, inspirado por las argucias del malvado Pochóngolas del que aprendí todos sus trucos, la interrumpía constantemente en sus ratos de estudio, la encendía la luz de la habitación cuando ya estaba durmiendo o me pasaba quince minutos para darle las buenas noches. Ella no lo sabía en esos momentos, pero allí aprendió a cultivar su paciencia y ese aprendizaje le vino especialmente bien con sus dos hijos. En el fondo, yo lo hacía por ella.
En fin…cosas que habremos hecho todos los hermanos del mundo y que, si no las habéis hecho, no sabéis lo que os habéis perdido porque son cosas que unen, aunque pueda parecer lo contrario, y permanecen en la memoria como momentos especiales.
I recommend getting your heart trampled on to anyone
I recommend walking around naked in your living room
Swallow it down (what a jagged little pill)
It feels so good (swimming in your stomach)
Wait until the dust settles
You live, you learn
You love, you learn
You cry, you learn
You lose, you learn
You bleed, you learn
You scream, you learn
I recommend biting off more then you can chew to anyone
I certainly do
I recommend sticking your foot in your mouth at any time
Feel free
Throw it down (the caution blocks you from the wind)
Hold it up (to the rays)
You wait and see when the smoke clears
You live, you learn
You love, you learn
You cry, you learn
You lose, you learn
You bleed, you learn
You scream, you learn
Wear it out (the way a three-year-old would do)
Melt it down (you’re gonna have to eventually anyway)
The fire trucks are coming up around the bend
You live, you learn
You love, you learn
You cry, you learn
You lose, you learn
You bleed, you learn
You scream, you learn
You grieve, you learn
You choke, you learn
You laugh, you learn
You choose, you learn
You pray, you learn
You ask, you learn
You live, you learn
Recomiendo que le pisoteen el corazón a cualquiera
Recomiendo pasear desnudo por el salón de tu casa
Trágatelo (qué pastillita más irregular)
Se siente tan bien (nadando en tu estómago)
Espera hasta que el polvo se asiente
Vives, aprendes
Amas, aprendes
Se llora, se aprende
Pierdes, aprendes
Se sangra, se aprende
Gritas, aprendes
Recomiendo a cualquiera morder más de lo que puede masticar.
Ciertamente lo hago
Recomiendo meter el pie en la boca en cualquier momento
Siéntete libre
Tíralo hacia abajo (la cautela te bloquea del viento)
Levántalo (a los rayos)
Espera y verás cuando el humo se disipe
Se vive, se aprende
Se ama, se aprende
Se llora, se aprende
Se pierde, se aprende
Se sangra, se aprende
Gritas, aprendes
Desgástalo (como lo haría un niño de tres años)
Derrítelo (al final tendrás que hacerlo)
Los camiones de bomberos se acercan por la curva
Vives, aprendes
Se ama, se aprende
Se llora, se aprende
Se pierde, se aprende
Se sangra, se aprende
Gritas, aprendes
A llorar, se aprende
Te ahogas, aprendes
Ríes, aprendes
A elegir, se aprende
A rezar, se aprende
A pedir, se aprende
Si vives, aprendes
Pues a compartirlo…..
Me gusta mucho la manera que tienes de narrar los acontecimientos que te van sucediendo.
Enhorabuena por ello.
No dejes de escribir.
Un saludo
Soy una amiga de pichi
Gracias!!!
Qué ganas de conocer al nuevo miembro de la family!! Y además es paisano mío, me encanta.
Ya echaba de menos tus textos, los miércoles de «Marcos» y sus aventuras y canciones, alegran el día. Y esta canción de Alanís nos enseña a sacar lo bueno de lo malo, que aunque no lo parezca, siempre hay algo allí detrás.
Que huevos tienes, Marcos, 4 hijos, miles de proyectos y ahora un perro!!!
A por ello campeon
Y…sigue escribiendo porfa
Bueno, en realidad es mas inconsciencia que otra cosa…
Cuando Paula me dijo que ibais a tener un perro llamado Gato, Juan me dijo que quería un gato para llamarlo «Perro, el primo de Gato»
Qué guay volver a leerte y qué guay que sigas escribiendo. Si se me ocurre una idea buena, te la cuento, escribes un libro y nos forramos.
Cómo mola Juan! Me parece buena idea (lo del libro, digo)
¡Qué pesadito eras! Pero cuánto nos cuidamos ahora…
Me requetencanta Alanis…
¡Qué alegría volver a leerte! Ya nos contarás historias del quinto cachorrito de la familia. Un abrazo, Palomac
Bufff…quiero creer que se viene otra historia nueva a continuación… Este miércoles hay historia, dará tiempo?
Uno de mis discos favoritos, marcó una etapada sin duda.