42. Sandstorm. Darude

Durante estos casi once meses que llevamos conociéndonos, una de las cosas que más me han o habéis, para hacerlo más cercano al lector, comentado, es vuestra sorpresa por mi gran memoria.

Nunca he pensado que poseyera ese don, sí recuerdo tener una gran facilidad para memorizar rostros y recordar también en qué lugar los vi, aunque he de decir que esa capacidad se vio realmente mermada cuando empecé a salir por las noches. En lo relativo a la memoria… ¿de qué estábamos hablando?… Pues eso, que nunca he pensado que la tuviera. Creo que todo el mundo puede echar la vista atrás como yo lo he hecho y que se sorprendería de lo mucho que es capaz de recordar. Toda una terapia, os lo aseguro.

Para probar que la teoría de la buena memoria está completamente alejada de la realidad, esta semana os voy a empezar a contar un par de cosas que me han tenido que recordar y que fueron momentos especiales en mi vida.

La primera de ellas ocurrió en 2013 antes, incluso, de que la pequeña África llegara. Desde muy jovencitos, mi grupo de amigos y yo, tuvimos algún equipo de fútbol. En los últimos años nos desfogábamos y nos poníamos al día en esos partidos. Era el único momento de la semana que nos volvíamos a reunir. Poco a poco salieron unos y entraron otros, pero el núcleo duro permaneció durante mucho tiempo unido. Ese equipo fue donde más disfruté, donde más feliz fui y eso se notaba en mi manera de jugar.

Todos nuestros equipos

Darío, nuestro portero, empezó a priorizar sus carreras y al final de la temporada nos dijo que el año siguiente no se apuntaría. Cada vez costaba más conseguir gente suficiente para los partidos y el hecho de quedarnos sin portero fue la puntilla que terminó por apagar las pocas esperanzas que teníamos de continuar. Allí comenzaría mi lenta retirada de los terrenos de juego.

Algunos de nuestros trofeos

Por mi cabeza pasan anécdotas, risas, algunos enfados, regates, jugadas, goles, faltas, lluvia, nieve, viento, calor, patadas, muchas patadas, controles imposibles, rozaduras, agujetas, lesiones, y mil cosas más. Recuerdos imborrables de fútbol y amistad que me llenan de felicidad cada vez que acuden a mi mente.

Cena de equipo

La desaparición de ese equipo fue como pasar una pantalla en un videojuego. Había que avanzar al siguiente nivel y para ello, empezar a desprenderse de las cosas que me habían hecho tan feliz y estar abierto a nuevos retos.

Todavía tardé en dejar del todo el fútbol. Creo recordar que seguí un año más en el equipo de Las Rozas hasta que desapareció y en mis dos últimos años en este deporte, 2016 y 2017, terminé de arrastrarme por los campos en una Liga en Alcobendas con el Sallema. Un día me llevé a los niños a un partido porque querían verme jugar. Era el comienzo de la temporada, había entrenado algo durante el verano así que llegaba no demasiado mal al inicio. No habrían transcurrido ni quince minutos de partido cuando un compañero me echa un balón en largo y yo, rompiendo en velocidad, entro desde atrás evitando el fuera de juego. El pase va un poco largo, pero creo que llego así que intento aumentar al máximo la velocidad. En décimas de segundo me doy cuenta de que estoy seguro de que llego yo antes que el portero, que ha emprendido la carrera en el sentido contrario al mío. Justo en ese instante toco el balón, al tiempo que sorteo al portero y pienso: lo tengo. Cuando voy a posar el pie en el suelo para impulsarme hacia adelante, siento algo que me arrolla, resolviéndose la situación en una violenta caída de morros y un gran golpe en la cabeza. Después de un par de vueltas en el suelo, que consiguen frenarme del todo, me quedo allí tirado y mi mente hace un rápido escáner de todo mi cuerpo. La uña del dedo gordo del pie me duele mucho, voy a tener uña negra para el próximo año. Tobillo derecho, me duele, pero puedo moverlo. Caderas bien. Mano izquierda, me duele, he caído encima de mi muñeca y la tengo medio entumecida. Cabeza, me duele, sé quién soy, donde estoy y cómo se llaman mis hijos, pero no tengo ni idea de qué ha pasado. Después del escáner, consigo levantarme para ver la tarjeta roja al portero y comprobar que estaba de una pieza. A pesar de todo, perdimos el partido 5 ó 6 a cero.

Ese incidente me metió el miedo en el cuerpo. Llegando ya al final de temporada, empecé a sentir un dolor en la planta del pie que me impedía apoyar correctamente y, por tanto, correr. Esa lesión era la primera vez que la tenía y desgraciadamente no sería la última. Terminé la temporada como pude y decidí que aquella sería la última, mis días de fútbol habían acabado. Era mucho el esfuerzo que requería en tiempo, gasolina, euros, y por supuesto, físico y pocas las ilusiones, las ganas y la diversión que me proporcionaban. Dejé el fútbol cuando dejó de divertirme. En cierta manera me iba un poco desencantado, medio lesionado, desilusionado. Ahí me quedó una espinita que tardaría en sacarme.

El otro episodio que permanece en mi cabeza y que no había comentado, tuvo que ver con Unai. Una tarde de otoño recibimos la visita de unos amigos. No recuerdo si las trajeron ellos o andaban por casa, el caso es que una bolsa de chuches había caído en posesión del mayor que repartía a su antojo el tesoro entre su hermano y él. Unai se metió una demasiado grande en la boca y se le atascó impidiéndole respirar. Enseguida nos dimos cuenta de que algo iba mal, cogimos al niño y empezamos a practicar toda clase de maniobras poco efectivas con el pobre que, por segundos, cambiaba de color. Viendo que no había forma de sacársela, cogí al niño y salí a la calle. El centro de salud está cerca de casa e iba a llegar antes corriendo que en coche. Raúl, mi amigo, me acompañaba. La primera cuesta con el niño en brazos y el miedo instalado en cada célula de mi cuerpo hacen que me quede rápidamente sin aire. Tengo que tranquilizarme, respirar hondo y seguir corriendo. Mando a Raúl que se adelante y avise en el centro de salud que vamos para allá. En cada parada, le tapo la nariz y le insuflo aire en la boca con la esperanza que algo llegue a sus pulmones. Tiene los labios morados. Sigo corriendo con el niño en brazos. De nuevo me quedo sin aire y los músculos de las piernas sin energía. Tengo que parar. En el mismo instante en el que me detengo, escucho una tos y miro a Unai, que vomita la chuche que le robaba su aire. Enseguida recobra el color, a mí me cuesta un poco más.

Los últimos metros los recorro andando, sin dejar de observar al niño que parece que respira normalmente. Al llegar, el médico está esperándonos. Le hace un examen para verificar que está todo bien. Mientras, Raúl se encarga de llamar a Paula para confirmarle que todo ha pasado. Al volver a casa con el niño en brazos, la adrenalina desaparece y un temblor generalizado sacude mi cuerpo. Me tengo que sentar. ¡Su puta madre, qué susto tengo en el cuerpo! ¡Qué fragilidad! Un segundo estás riéndote con unos amigos y al siguiente te ves corriendo con tu hijo en brazos pensando que se te va…

Durante aquellos años seguía pluriempleado y viajando por toda España. Nos íbamos organizando y aunque pasaba muchos días fuera, cuando estaba en casa procuraba pasar el mayor tiempo posible con los niños. Las cuentas no mejoraban excesivamente pero tampoco empeoraban y si no había ningún imprevisto nos íbamos apañando.

Cuando dejé el fútbol tuve cierta sensación de vacío, ¿y ahora qué hago? Tenía claro que quería seguir haciendo deporte. Mientras lo pensaba, de vez en cuando salía a correr. En mi infancia, con mis hermanos, solíamos hacerlo bastante a menudo. Iba por rachas, había temporadas que corríamos todos los días y otras que nos dedicábamos a otros deportes, pero salir a correr, tener unos circuitos o cronometrarnos a ver cuánto tardábamos, eran cosas que hacíamos desde pequeños. Poco a poco empecé a hacerlo más en serio y un buen día me vi en una conocida tienda de deportes comprándome unas zapatillas para hacerlo más en serio.

En un principio empecé a hacerlo por mi cuenta. Iba conociendo caminos, sufriendo las subidas y aumentando muy poco a poco las distancias y los tiempos. Fue un comienzo muy tranquilo, no quería saber nada de carreras, geles, zapatillas de Trail o de asfalto, simplemente disfrutaba cada vez que salía y descubría un nuevo camino. Lo primero que hacía al llegar a casa era mirar en Google por donde había pasado para ver nuevos trayectos. De esa manera comencé a correr asiduamente, dos o tres veces por semana.

Uno de los elementos imprescindibles cuando salgo a correr solo es mi música. Para mí, la música y correr van profundamente unidos. Durante los ratos que estoy corriendo puedo disfrutar de mis dos pasiones, la música y el deporte. Escuchar música que me hace vibrar mientras subo al Cerro del telégrafo, dejarme llevar en la bajada con una canción que hace que mi corazón se acelere o recordar a un amigo mientras escucho una de las cincuenta canciones a través de las que me estoy mostrando al mundo, son sensaciones únicas de libertad.

Un día, tras correr 8 kilómetros y medio, decidí que ya había encontrado el deporte que quería hacer. Llamé a mi amigo Darío, el portero del equipo de fútbol, y le pedí que me ayudara a prepararme. Quería hacer una carrera de 10 kilómetros y quería aprender a entrenar. Él mismo diseñó mi primer plan de entrenamiento que durante doce semanas cumplí a rajatabla. Aquella disciplina, aquellas ganas de ir cumpliendo los retos y ver poco a poco las mejoras, me engancharon. Como ya sabéis, una de las cosas que me hubiera encantado hacer es dedicarme profesionalmente a algún deporte y el hecho de empezar a programar entrenamientos, carreras de la temporada y establecer objetivos, era lo más cercano que me podía permitir estar de ese profesionalismo. Vaya por delante que soy el primero en reconocer que soy uno más de los millones de aficionados de este mundillo, jamás he subido a un podio ni se me pasa por la cabeza conseguirlo y soy consciente de mis limitaciones. También poco a poco voy conociendo mis fortalezas y nunca he abandonado una carrera. Ya os iré contando, pero correr ha pasado a ser uno de los motores de mi vida.

La canción de esta semana está completamente enraizada en mi mente con la sensación de correr. Sé que va a sorprender a muchos y probablemente, que esté en esta lista, tiene más que ver con los recuerdos que me provoca que con la calidad musical de la misma, pero a mí me apasiona. Para contaros la historia de esta canción tenemos que retroceder de nuevo unos años.

El verano del 2000 vivía en Londres junto a mi amigo Javier “El Chalamon”. Todas las mañanas nos levantábamos para ir al gimnasio del hotel donde trabajábamos. La rutina diaria era clara: machacarnos, comer, siesta, trabajar, dormir y así cada día. Nunca me han gustado los gimnasios ni levantar pesas, así que lo único que hacía era correr en la cinta. Durante dos meses estuvimos acudiendo allí y cada uno de los días de esos dos meses, mientras corría en la cinta, la pantalla que tenía enfrente proyectaba el video de esta canción. En él interpretan una persecución a la carrera, el ritmo se acelera, los protagonistas siguen corriendo y yo voy subiendo también el ritmo a medida que avanza la canción. Al final acababa siempre esprintando al ritmo de la música, jadeando, pero con una sonrisa en la cara por haber conseguido llegar hasta el final. Eran mis primeros farlek.

“Sandstorm” me recuerda inevitablemente a una de las épocas más divertidas de mi vida y se ha convertido en una fija en todas mis listas de correr. Cuando suena siempre se produce una inyección de energía que viene directamente del recuerdo de esos días, aumento el ritmo y pienso que estoy todavía en ese gimnasio, acelerando todo lo que puedo la máquina, los desorbitados ojos de mi amigo muestran todo su asombro mientras exclama: “Hammond, ¡¡¡eres una máquina!!!!”. La sesión acaba con una carcajada de ambos, yo tirado por el suelo por el esfuerzo y por la risa y unos cuantos ojos que nos miran y piensan: “Crazy Spaniards”

He pasado un poco de largo por estos dos años porque no hubo ningún hito especialmente reseñable. Ya éramos familia numerosa, casi todos los meses llegábamos a fin de mes, los niños crecían y empezaban a ser un poco menos dependientes. Todos los días los llevaba al cole, les recogía, pasaba las tardes con ellos y me los llevaba a sus entrenamientos de rugby, que yo aprovechaba para hacer los míos propios. Fue una época de estabilidad, principalmente emocional, en la que nos íbamos acoplando a la nueva situación de la familia. Afortunadamente, de manera bastante ajustada, las tres sillas del coche entraban y el Corolla que me aconsejó comprar mi amigo Víctor en el año 2002, todavía hacía su función y nos llevaba y nos traía donde hiciera falta. Este año ha cumplido 20 años y ahí sigue sin dar ni un solo problema.

A mediados de marzo volví de un viaje con mi primo a Barcelona. La semana había sido dura desmontando tres tiendas a la vez y montando otras dos. El trabajo no se había acabado, pero todos queríamos volver a casa el fin de semana, así que tocaría volver para terminarlo la siguiente.

Después de tantos días fuera de casa y tras acostar a los tres niños, me metí en la cama donde me esperaba el recibimiento más cariñoso. No entraré en intimidades, pero es necesario que me adentre un poco en esa habitación para contaros una de las cosas más increíbles que me han pasado en la vida y que recuerdo con una claridad pasmosa. El caso es que, coincidiendo exactamente con el clímax del momento, aparecieron en mi mente dos imágenes clarísimas. Cuando digo “aparecieron” quiero decir que las vi nítidamente, sin ningún género de dudas, no fue un fogonazo o una imagen borrosa que me pareció intuir en el calor del momento. No. Fueron dos imágenes cristalinas que duraron una décima de segundo pero que no podré olvidar. La primera imagen era la típica del National Geografhic cuando Neo, el espermatozoide elegido, mete su cabeza en el útero y consigue llegar victorioso a la meta. La segunda imagen, que vi inmediatamente después en mi cabeza, era la de una niña pequeña de ojos azules sonriendo.

Cuando me recosté en mi lado de la cama, tratando de recuperar la respiración por el ejercicio y por la revelación, le dije a Paula: “Te acabas de quedar embarazada, es una niña”.

1. Jealous Guy. John Lennon.

En mi casa siempre hemos escuchado música. Mis padres tenían una gran colección de discos de música clásica que estaban ...

2. Moonlight Shadow. Mike Oldfield

Antes de empezar a contaros mis aventuras infantiles me gustaría hacer una pequeña reflexión. La semana pasada murió uno de ...

3. Siempre estás ahí. Barón Rojo

En el verano de 1981 ocurrió un evento que sin duda marcó mi vida y la de mis hermanos. Para ...

4. Cantante urbano. Topo

Primeros años 80, la movida madrileña triunfaba, libertad, transgresión, todo eso me quedaba todavía un poco grande y no sabía ...

5. Here I go again. Whitesnake

Como ya he comentado anteriormente nunca fui muy buen estudiante, me costaba muchísimo poner los codos sobre la mesa y, ...

6. Blood on blood. Bon Jovi

Así, entre canastas y canciones, llegó un momento que, visto desde la perspectiva del tiempo, definiría los siguientes periodos de ...

7. We´ll burn the Sky. Scorpions

A pesar de mis problemas iniciales de adaptación, el año de 1º de BUP estaba decidido a perseguir mis sueños, ...

8. Kayleigh. Marillion

Una de las cosas que mis padres me permitieron a pesar de ir aprobando únicamente educación física e inglés, qué ...

9. Cum on feel the noize. Quiet Riot

El segundo curso de BUP transcurrió de manera muy similar al primero. Yo empezaba todos los años con unos propósitos ...

10. Can´t Stop this feeling. REO Speedwagon

En el post de hoy me voy a tomar una licencia. El mes de marzo es un mes que está ...

11. Luanne. Foreigner

Continuamos donde nos quedamos antes del paréntesis de mis padres, ya en el último año del colegio. Aquel fue un ...

12. Hysteria. Def Leppard

Dibujo realizado por el primo Mike y por mí. Borja y yo fuimos a la actuación que realizaron en el ...

13. Heaven Tonight. Waysted

El segundo año de la Universidad las cosas proseguían casi, casi, en la misma línea. Aprobaba más o menos bien ...

14. Dreams. The Cranberries

En un abrir y cerrar de ojos ya estaba en el último año de la Universidad y me acercaba de ...

15. Summer of ´69. Bryan Adams

Para obtener el título oficial de Técnico de empresas y actividades turísticas no era suficiente con completar los tres años ...

16. Making Believe. Social Distorsion

Después de conseguir aprobar la reválida y de mi instante de fama, me tocó hacer frente a la llamada de ...

17. You Shook me all night long. AC/DC

Mi entrada en la La Leyenda no pudo ser mejor. Como ya he comentado, mi hermano Luis me abrió el ...

18. Kiss me deadly. Lita Ford

En el segundo año de ADE las cosas iban bien. Iba sacando todas las asignaturas, aumentaba mis interacciones sociales con ...

19. Descending. The Black Crowes

Como todos los años, mi amigo Víctor y yo empezamos a preparar nuestro viaje de esquí unos meses antes. El ...

20. Special. Garbage

Afrontaba el cuarto y último curso de la universidad con el expediente totalmente limpio de asignaturas anteriores y dispuesto a ...

21. Salir. Extremoduro

Las discusiones en clase para decidir el destino del viaje de fin de carrera fueron bastante intensas. Al final nos ...
Primeros minutos en Leeds 1999. Unfinished Sympathy

22. Unfinished Sympathy. Massive Attack

Nuestra primera opción, cuando llegamos a Reino Unido, fue la de intentar la aventura en Londres, así que los primeros ...

23. Romeo and Juliet. Dire Straits

Entrábamos en un nuevo siglo y, a pesar de todas las amenazas y profecías, el mundo siguió girando y nada ...

24. Sometimes. James

Cuando llegué a Madrid las puntas de mi pelo seguían blancas por el tratamiento de decoloración al que había sometido ...

25. La leyenda del tiempo. Camarón

De nuevo me encontraba a las puertas del verano, con una titulación más y en búsqueda de un trabajo que ...

26. Pure. Lighting Seeds

Calle 54 era un proyecto de varios socios, todos con experiencia en dos tipos de sectores, el cine y el ...
Malandragem. Cassia Eller

27. Malandragem. Cassia Eller

Cuando te encuentras en un momento tan feliz como en el que yo estaba, los días pasan sin darse cuenta ...

28. Black. Pearl Jam

Metidos ya en pleno mes de agosto, empezamos a dar forma al proyecto que nos iba a convertir en empresarios ...
Un suspiro acompasado

29. Un suspiro acompasado. Robe

Hasta ahora siempre he seguido una misma estructura en mis relatos, os cuento mis recuerdos de la época en cuestión ...

30. Disarm. Smashing Pumpkins

A pesar de las interminables jornadas que hacíamos en el Nham, esa época de mi vida tiene un hueco en ...
Voglio verte danzare. Franco Battiato

31. Voglio vederti danzare. Franco Battiato

La boda, Voglio vederti danzare. Lo primero que tuvimos que hacer fue fijar la fecha de celebración. Queríamos que fuera ...

32. Shame on you. Gun

Como ya sabemos, la dicha dura poco en la casa del pobre y aunque pudimos disfrutar de tres días de ...

33. One Headlight. The Wallflowers

En la familia de mi padre hay dos eventos familiares que consiguen reunirnos a muchos de los tíos, primos, sobrinos, ...
Missing you

34. Missing you. John Waite

Lo primero que Paula me dijo nada más levantarme el día de mi 35 cumpleaños, mientras veía las calles de ...
Bat Out of Hell

35. Bat Out of Hell. Meat Loaf

Una soleada mañana de enero, de esas que abundan en Madrid, en la que el frío se compensa con los ...
By your side

36. By your side. Sade

El sofocante calor seguía golpeando sin piedad el asfalto de Madrid y a pesar de todas nuestras medidas preventivas y ...
King George

37. King George. Dover

King George. No recuerdo bien cuándo nos mudamos al piso de Las Rozas, pero sí sé que fue durante la ...
Bobby Jean. Bruce Springsteen

38. Bobby Jean. Bruce Springsteen

Una vez instalados en la nueva casa, nos pusimos manos a la obra con uno de los proyectos que más ...
Échale, échale

39. Échale, échale. Mártires del Compás

Como todos los meses de octubre comenzábamos de nuevo la temporada de fútbol y yo seguía acumulando partidos y goles, ...
So in love with you

40. So in love with you. Texas

¡Quiero una casa con chimenea! Esa era la última de mis exigencias nunca cumplidas. Por fortuna, la nueva casa contaba ...
Us against the world

41. Us against the world. Coldplay

La obsesión de Unai durante aquellas navidades fueron los villancicos. Campana sobre campana, los peces en el río, pero sobre ...
Sandstorm. Darude

42. Sandstorm. Darude

Durante estos casi once meses que llevamos conociéndonos, una de las cosas que más me han o habéis, para hacerlo ...

43. Sweet Child O´Mine. Guns and Roses

Las Navidades de 2016 empezaron como siempre, rompiendo los boletos de Lotería no premiados y pensando que al menos teníamos ...
Don´t Stop Believing

44. Don´t Stop believing. Journey

El nacimiento de Jara no vino precisamente con un pan debajo del brazo. A principios del 2018 recibimos una carta ...

45. What you give. Tesla

Mi corazón latía con fuerza, los músculos de las piernas empezaban a doler y la cabeza empezaba a mandarme mensajes, ...
Times Like These

46. Times like these

Aunque ya había dejado el fútbol hacía tiempo, seguía manteniendo el contacto con mis compañeros del Sallema que, de vez ...
So Long Marianne

47. So Long Marianne. Leonard Cohen

En la segunda mitad del año 2020 nos taparon a todos la boca. El uso de la mascarilla se hizo ...
Next to me

48. Next to me. Imagine Dragons

¡Beep, beep, beep…! La alarma. Saco un brazo de debajo de la sábana y deslizo la pantalla de mi móvil ...
Lo bueno y lo malo

49. Lo bueno y lo malo. Duquende

¡¡¡¡Puuuuffff!!!! No sé por dónde empezar. Habrá que hacerlo por orden. Disculpad si notáis un estilo un poco atropellado, se ...
Cincuenta sin darme cuenta

50. Cincuenta sin darme cuenta

Hoy me he levantado prontito, quiero encender la chimenea, desayunar tranquilamente y ponerme a escribir la última canción del año ...

7 comentarios en «42. Sandstorm. Darude»

  1. Ayayay el susto de Unai… Puff, como olvidarlo…
    Y tú polvo premonitorio! Recuerdo muchísimo ese tiempo porque empezábamos a planear nuestra llegada a España…
    Otra gran semana Spach!

  2. Cuando madre me contó lo que había pasado con Unai, mis hijos estuvieron sin comer chuches una buena temporada

  3. Ya me suena eso del farlek…
    Lo de UNai también lo recuerdo como algo impactante y eso que no lo viví en primera persona!!!

  4. En ese acto se abrió claramente el tercer ojo!!!!!
    Expectante con ese cuarto parto…estoy enganchada jajjajaja 😘😘😘😘

Los comentarios están cerrados.